Gana el urbanismo del bien com¨²n
La construcci¨®n de un hotel el paseo de Gr¨¤cia con Diagonal ten¨ªa un objetivo: lograr una alta rentabilidad privada sin vincuci¨®n con el inter¨¦s ciudadano
La operaci¨®n que dise?¨® el anterior Gobierno municipal de CiU, con el apoyo del PP, orientada a permitir la construcci¨®n de un hotel de lujo al edificio que ocupa el Deutsche Bank, implicaba, ante cualquier otra consideraci¨®n, un claro desequilibrio volum¨¦trico, una agresi¨®n urban¨ªstica en un espacio sensible y d¨¦bil, pero a la vez muy relevante, como es el cruce de Diagonal y paseo de Gr¨¤cia. Hace unas semanas recib¨ªamos una buena noticia: el promotor, el grupo de inversi¨®n KKH, renunciaba al proyecto de hacer un hotel de casi 100 metros de altura en aquel delicado cruce.
Hagamos memoria, ese proyecto requer¨ªa de una modificaci¨®n del Plan General Metropolitano (PGM) dado que el actual edificio est¨¢ fuera de ordenaci¨®n, y la propuesta que hab¨ªa sobre la mesa, evidentemente tambi¨¦n. Hace a?os se decidi¨® que en ese entorno urbano fr¨¢gil, los edificios de gran altura ¡ªtan propios del porciolismo y tan adecuados para promover la especulaci¨®n al servicio del inter¨¦s privado¡ª ten¨ªan que quedar excluidos. Y ahora m¨¢s que nunca, cuando hay que proteger de forma activa la trama hist¨®rica de la Vila de Gr¨¤cia, y se est¨¢ impulsando un proceso participativo sobre el futuro Plan de Usos del distrito.
Seg¨²n el PGM, all¨ª tiene cabida una construcci¨®n de planta baja m¨¢s cuatro pisos. El actual edificio tiene una altura de 20 pisos, muy superior, por lo tanto, a la permitida. Si se quer¨ªa derribar aquel edificio hac¨ªa falta que el nuevo se adecuara al que establece el PGM, cosa que no parec¨ªa muy atractiva para el promotor. Por eso, el anterior Gobierno municipal propuso una modificaci¨®n de planeamiento que pact¨® inicialmente con el Partido Popular. La modificaci¨®n permit¨ªa no s¨®lo legalizar la volumetr¨ªa actual, sino tambi¨¦n dar cobertura jur¨ªdica a 9.600 metros cuadrados m¨¢s de techo, los cuales se trasladaban de dos proyectos que quedaban ligados a la operaci¨®n del hotel de lujo para justificarlo. Se trataba de transferir dos sobrantes de edificabilidad: por un lado el de Llu?sos de Gr¨¤cia, entidad social y cultural del distrito, y por otro, el del antiguo Taller Mas Riera del Eixample, el cual pasaba a manos del Ajuntamiento.
Un resumen orientado a legitimar la operaci¨®n podr¨ªa ser: tendremos un nuevo hotel de lujo, donde ya hay unos cuantos, ganaremos un nuevo espacio para hacer alg¨²n equipamiento (Taller Mas Riera) y encima ayudaremos una entidad (Llu?sos de Gr¨¤cia), que atraviesa por dificultades econ¨®micas.
Parece una explicaci¨®n sencilla, pero esconde, cuando menos, dos elementos preocupantes de imposible justificaci¨®n en t¨¦rminos de bien com¨²n. Por un lado, la operaci¨®n comporta una aberraci¨®n urban¨ªstica, una forma de hacer ciudad predemocr¨¢tica y obsoleta, que rompe el consenso pol¨ªtico y profesional forjado en los 80 y 90. Por otro lado, la operaci¨®n tiene un ¨²nico motor real, la obtenci¨®n de una alta rentabilidad privada, un negocio inmobiliario redondo, sin ninguna vinculaci¨®n con el inter¨¦s ciudadano. Ante esa doble l¨®gica porciolista y especulativa, hay que defender el acuerdo democr¨¢tico en el entorno de la preservaci¨®n de los tejidos urbanos del centro de la ciudad, y hay que defender un urbanismo transparente y democr¨¢tico, sin subordinaci¨®n a ning¨²n inter¨¦s privado.
El actual Gobierno no tiene nada contra de los hoteles, ni de las inversiones, bienvenida aquella inversi¨®n que pueda aportar una propuesta arquitect¨®nica de calidad a la ciudad
Estos d¨ªas, estamos debatiendo ampliamente sobre hoteles y pisos tur¨ªsticos. El nuevo Gobierno municipal sac¨® adelante una suspensi¨®n de licencias de todos los alojamientos tur¨ªsticos, tambi¨¦n conocida como moratoria de hoteles (que no s¨®lo), temporal, cautelar y provisional. ?Su objetivo es parar o prohibir hoteles? No, evidentemente no. Su objetivo es permitir un debate real sobre la carga tur¨ªstica de nuestros barrios y decidir entre todos, con un plan de regulaci¨®n, d¨®nde y c¨®mo repartir esta carga tur¨ªstica para preservar la cotidianidad y la vida a las calles. El actual Gobierno no tiene nada contra de los hoteles, ni de las inversiones, bienvenida aquella inversi¨®n que pueda aportar una propuesta arquitect¨®nica de calidad a la ciudad, s¨®lo faltar¨ªa. Ahora bien, hoteles y propuestas arquitect¨®nicas tienen que cumplir unas reglas del juego iguales para todo el mundo, y sin ninguna opacidad. No hay lugar para el trato de favor. Toda decisi¨®n pasa por la defensa del inter¨¦s p¨²blico, el de todas y todos, el com¨²n.
Es evidente que hay zonas de nuestra ciudad saturadas de hoteles y otras tipolog¨ªas de alojamientos tur¨ªsticos, pero este no fue el principal motivo de satisfacci¨®n que expresamos al conocer la noticia del Deutsche Bank. La satisfacci¨®n fue producida, sobre todo, por el hecho de que el promotor privado hab¨ªa entendido de qu¨¦ iba el debate, sab¨ªa que no contaba con la pleites¨ªa anterior y aceptaba las reglas del juego.
Para la ciudad era un mal negocio hacer una torre a la carta, que supon¨ªa una aberraci¨®n urban¨ªstica en el entorno donde se la quer¨ªa ubicar. Pelotazos que recuerdan demasiado a otros tiempos. Que la ciudad de los prodigios haga bandera del prodigio que supone haber recuperado la democracia real.
Janet Sanz es teniente de alcalde de Ecolog¨ªa, Urbanismo y Movilidad.
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