Una presidenta para la ruptura
La entusiasta participaci¨®n de Carme Forcadell en las sucesivas campa?as independentistas desde 2010 la han aupado a la presidencia del Parlament y a nadie debiera sorprender que ayer, tras ser elegida para el cargo, convirtiera su primer discurso ante la C¨¢mara en una continuaci¨®n de la agit-prop a la que lleva a?os dedic¨¢ndose. Su anuncio de que la naciente legislatura es la ¨²ltima auton¨®mica, su pretensi¨®n de soberan¨ªa para un Parlamento que no dispone de este atributo, y su viva a la rep¨²blica catalana indican con claridad que su objetivo es ser una presidenta para la ruptura del modelo pol¨ªtico vigente. El riesgo que corri¨® al atreverse a tanto es el de que, dentro de no mucho tiempo, estas proclamaciones la dejen en rid¨ªculo.
Por lo dem¨¢s, la sesi¨®n constitutiva de la und¨¦cima legislatura del Parlament no ofreci¨® sorpresas pero s¨ª una potente imagen gr¨¢fica. Los diputados de la izquierda se sientan desde ayer en los esca?os situados a la derecha del hemiciclo. De los esca?os situados a la izquierda se ha apoderado la ganadora coalici¨®n independentista formada por los liberales de Converg¨¨ncia, los republicanos de ERC y los independientes que les acompa?an. Una muestra m¨¢s de la confusi¨®n caracter¨ªstica del momento pol¨ªtico catal¨¢n.
No fue la ¨²nica. El v¨¦rtigo del partido que dispone de la llave para formar o no mayor¨ªa de gobierno, la CUP, a asumir responsabilidades de poder qued¨® reflejado en su ausencia de la Mesa del Parlament, de la que sin embargo garantiza la mayor¨ªa de control a la coalici¨®n de Junts pel S¨ª. La CUP prefiere ser oposici¨®n. Que dirijan otros. La implacable aritm¨¦tica parlamentaria que surgi¨® de las urnas del 27-S, sin embargo, les obligar¨¢ a definirse y facilitar, o no, la elecci¨®n de un presidente de la Generalitat. No hay escapatoria, si comulgan con los objetivos que expuso Forcadell.
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