Esencialismo y democracia
En un Estado de Derecho la democracia es algo m¨¢s que votar. Es tambi¨¦n respetar la ley y los procedimientos constitucionales establecidos para proteger los derechos individuales y las minor¨ªas
Los l¨ªderes independentistas se han pasado tres a?os autoproclam¨¢ndose por doquier paladines de la democracia y tildando de antidemocr¨¢tico a todo aquel que se opusiera al proceso independentista. ¡°Somos dem¨®cratas antes que independentistas¡±, ha repetido Junqueras hasta la saciedad. El eufemismo del derecho a decidir les ha permitido tapar su consustancial esencialismo nacionalista bajo el melifluo manto de la democracia. Artur Mas ha insistido en que el proceso ¡°no tiene nada que ver con el nacionalismo¡±. No hay duda de que esa superposici¨®n terminol¨®gica, esa intenci¨®n disimulada, les ha servido para tensar sobremanera las costuras de nuestro Estado constitucional, condici¨®n sine qua non para alcanzar su verdadero objetivo, que nunca ha sido otro que la ruptura de Catalu?a con el resto de Espa?a.
Los independentistas no han dejado de apelar a la democracia para legitimar su causa. Pero ?qu¨¦ ha sido de esa apelaci¨®n a la democracia tras las elecciones del pasado 27-S? Los partidos independentistas decidieron presentarlas como un plebiscito sobre la secesi¨®n, ¡°el refer¨¦ndum que el Estado no nos deja hacer¡±. Se quedaron en el 47,8% de los sufragios. Gracias a la Ley Electoral ¡ªque prev¨¦ un sistema proporcional corregido que favorece a las provincias menos pobladas y perjudica a Barcelona¡ª ganaron las elecciones, pero perdieron su autoplebiscito al no llegar al 50% de votos.
A pesar de no contar con el apoyo de la mayor¨ªa de los ciudadanos de Catalu?a, Junts pel S¨ª (JxS¨ª) y la CUP han decidido seguir adelante con el proceso y negocian entre ellos la mejor manera de proceder a la desconexi¨®n. ?Acaso se han convertido, por arte de birlibirloque, en enemigos de la democracia en la medida en que defienden con la misma convicci¨®n que antes lo que la mayor¨ªa no desea? He aqu¨ª el riesgo que implica la tentaci¨®n de tildar de antidemocr¨¢tico a todo el que no est¨¦ de acuerdo contigo: conforme a tu propia l¨®gica excluyente puedes pasar cuando menos te lo esperas de palad¨ªn a enemigo de la democracia, y ello sin variar ni un ¨¢pice tu postura.
Los independentistas no son antidemocr¨¢ticos por pretender la secesi¨®n, ni por el hecho de defender que los catalanes deber¨ªamos poder decidir al margen del resto de los espa?oles si queremos que Catalu?a siga formando parte de Espa?a. Todo eso es leg¨ªtimo mientras se persiga dentro de la ley. Del mismo modo, Mas, Junqueras, Ba?os y compa?¨ªa deber¨ªan asumir de una vez que los que nos oponemos a la secesi¨®n, e incluso a lo que ellos llaman el ¡°derecho a decidir¡±, tampoco somos antidemocr¨¢ticos por ello. En un Estado de Derecho, lo que te sit¨²a al margen de la democracia es el desprecio sistem¨¢tico a la Constituci¨®n, las leyes y las resoluciones judiciales.
La determinaci¨®n de JxS¨ª y la CUP de negociar entre ellos la secesi¨®n unilateral ¡ªcontando con el 47,8% de los votos¡ª denota la relaci¨®n de posibilismo que los partidos independentistas han establecido con la democracia y pone al descubierto su consustancial esencialismo nacionalista. As¨ª, no parece que el proceso tenga mucho que ver con la democracia, pero lo que queda claro es que tiene todo que ver con el nacionalismo. En un Estado de Derecho la democracia es algo m¨¢s que votar. Es tambi¨¦n respetar la ley y los procedimientos constitucionales establecidos, precisamente, para proteger los derechos individuales y de las minor¨ªas. Dec¨ªa Hans Kelsen que ¡°el dominio de la mayor¨ªa sobre la minor¨ªa solo es soportable en la medida en que se ejerce jur¨ªdicamente¡±. El dominio de la minor¨ªa sobre la mayor¨ªa no es democracia, sino tiran¨ªa.
En un Estado de Derecho la democracia es algo m¨¢s que votar. Es tambi¨¦n respetar la ley y los procedimientos constitucionales establecidos
El nacionalismo es esencialista por definici¨®n, pues sit¨²a en el centro de su escala de valores un concepto espiritual ¡ªel de naci¨®n¡ª abstracto e intangible, anteponi¨¦ndolo a cualquier otra consideraci¨®n objetivable o racional. En caso de conflicto de intereses, ese ideal debe prevalecer. Los nacionalistas catalanes llevan al extremo la ¡°autonom¨ªa moral de la naci¨®n¡± de la que habla Isaiah Berlin. Se trata de una torticera tergiversaci¨®n que los nacionalistas hacen de la idea kantiana de la autonom¨ªa moral del individuo, para pasar de la autodeterminaci¨®n individual a la autodeterminaci¨®n nacional, de la voluntad individual a la voluntad del pueblo. Para cualquier nacionalista la voluntad individual est¨¢ supeditada a las fuerzas impersonales de la naci¨®n, pero para JxS¨ª y la CUP todav¨ªa hay algo m¨¢s importante que la voluntad del pueblo, que es su propia obcecaci¨®n ¡ªla de los independentistas¡ª de proseguir a toda costa con su hoja de ruta partidista y unilateral.
Ignacio Mart¨ªn Balnco es periodista y polit¨®logo
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