La burgues¨ªa espa?ola est¨¢ hu¨¦rfana
El tono jerem¨ªaco en asuntos fiscales contrasta con la evidencia de que los resultados empresariales est¨¢n en nivel r¨¦cord

La burgues¨ªa espa?ola est¨¢ hu¨¦rfana. Sobre todo por lo que se refiere a su sector m¨¢s relevante, el empresariado activo en la econom¨ªa m¨¢s directamente productiva: excluyendo al segmento de las grandes fortunas; las finanzas de ¨¦lite; los altos cuerpos del Estado y las capas superiores de la intelectualidad, dotados cada uno de ellos de din¨¢micas espec¨ªficas y variadas.
Esta orfandad tiene un origen: la escasa eficiencia de su representaci¨®n corporativa. La gran patronal, a diferencia del conservadurismo pol¨ªtico, s¨ª ha sabido intervenir ¡ªbajo el llamado sanchismo¡ª para incorporar la perspectiva empresarial a algunas reformas globales clave, como las laborales o las de pensiones.
Pero se ha retranqueado a posiciones numantinas ¡ªinv¨¢lidas para modular resultados finales¡ª en la negociaci¨®n de asuntos que afectaban muy directamente al bolsillo empresarial, especialmente del universo pyme: salario m¨ªnimo, reducci¨®n de jornada. Y habr¨ªa que verificar la hip¨®tesis de que la gesti¨®n de los acuerdos de rentas haya sido menos intensa que en la ¨¦poca inaugural dorada de los pactos sociales (Carles Ferrer Salat/Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas) e incluso de los acuerdos de negociaci¨®n colectiva (Joan Rosell).
Otro gran inter¨¦s que suele cohesionar a la burgues¨ªa, el fiscal, se ha subcontratado a la pol¨ªtica negacionista de la derecha extrema, de la extrema derecha, o de su machihembrado. Cualquier aumento impositivo ser¨ªa as¨ª malo: estamos en el ¡°infierno fiscal¡± (Alberto N¨²?ez Feij¨®o). Una vacuidad te¨®rica alimentada por medios de orientaci¨®n reaccionaria especializados en adjetivaci¨®n reiterativa: ¡°hachazo fiscal¡±, ¡°impuestazo¡±.
Ese tono jerem¨ªaco contrasta con la evidencia de que los resultados empresariales est¨¢n en nivel r¨¦cord (2024) desde que existen registros suficientes (2009), o sea, tras tres dram¨¢ticas crisis econ¨®micas (Gran Recesi¨®n, pandemia, Ucrania), seg¨²n el Observatorio de M¨¢rgenes Empresariales. E ignora que la presi¨®n fiscal espa?ola, la recaudaci¨®n sobre el PIB (36,8%), est¨¢ a¨²n a cinco puntos de distancia de la de la eurozona (41,7%, datos de Eurostat para 2023).
El fracaso argumental de la movida patronal antifiscal (casi un¨¢nime, de Antonio Garamendi al otrora democristiano conciliador Josep S¨¢nchez Llibre), y sobre todo de su base, seg¨²n la cual el actual lento proceso de rellenado de la brecha impositiva con Europa yugula al PIB, resulta estent¨®reo. La historia ajusta las cuentas en todos los niveles: las ¡°reformas estructurales¡± conservadoras no fueron tales, ni efectivas ni duraderas, pues a la laboral de Mariano Rajoy/F¨¢tima B¨¢?ez la mellaron los juzgados de lo social; la de las pensiones fue desahuciada por el PNV; y el alza fiscal ?en Sociedades! de Crist¨®bal Montoro, la est¨¢ desmochando el Tribunal Supremo.
Lo corroboran los datos comparativos de la econom¨ªa espa?ola con las del resto de la UE y de la OCDE, sin olvidar sus puntos d¨¦biles. Y si se aplica una perspectiva distante y no provinciana, como la que acaba de emplear The Economist, y esta misma semana, The Guardian.
Es probable que la discordancia entre la realidad y su conceptualizaci¨®n corporativa se nutra de la debilidad de tama?o de la empresa espa?ola (en muchas pymes hay poco tiempo para leer).
Tambi¨¦n de un cierto secuestro de las burgues¨ªas industrial-comerciales propiamente dichas (catalana, vasca, valenciana y con emergentes focos andaluces y gallegos, pero no s¨®lo) por el complejo negociante-financiero-administrativo, en buena medida extractivo, dominante en la capital. Personajes como Antoni Brufau o Josu Jon Imaz han acabado confundi¨¦ndose con ese paisaje gris. Mientras financieros de cualidad contable (Carlos Torres) o actitud seguidista del trumpismo desregulador que pavimenta una nueva gran crisis bancaria (Ana Bot¨ªn en Davos) suscitan nostalgia de gigantes como Rafael Termes, Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez-Asia¨ªn o Josep Vilarasau.
A ello coadyuva el desplome, por suicidio, del movimiento que durante a?os galvaniz¨® a este sector en Catalu?a (el pujolismo) y el exitoso asedio al poder financiero vasco a cargo de distintos n¨²cleos del centralismo central.
La orfandad trae cuenta asimismo de un olvido, la necesidad de activar otra gran palanca para el crecimiento: la eficacia de la dirigencia pol¨ªtica. La devastaci¨®n moral en Castila y Le¨®n o la ruina valenciana allegadas desde el pacto de la derecha con el mundillo ultra (que constituye la aportaci¨®n espec¨ªfica del actual l¨ªder del PP); y la inanidad propositiva del que parece que fue partido de Estado, incluido el monocultivo de la motosierra madrile?a, concuerdan bien con el retroceso del ¡ªya superado¡ª ¡°proc¨¦s¡± disolvente de Catalu?a. ?Queda alguien ah¨ª?
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