?Hay espacio para la nueva Converg¨¨ncia?
Durante a?os, la convivencia en CDC entre moderados, autonomistas e independentistas fue pac¨ªfica
Todos sabemos la raz¨®n por la cual Converg¨¨ncia (CDC) cambia de nombre: quieren que no se la asocie con Jordi Pujol, se trata de borrar en lo posible su recuerdo. En efecto, desde que Jordi Pujol, sin aportar prueba alguna, confes¨® la famosa y supuesta herencia, comenzaron los movimientos para refundar el partido, empezando por cambiar el nombre. En los meses trascurridos, exactamente diecis¨¦is, se han ido destapando otros casos de corrupci¨®n, la mayor¨ªa de ellos ligados a la familia Pujol o a personas de su estrecho c¨ªrculo de amistades. As¨ª pues, las razones para ocultar el pasado han aumentado exponencialmente: la imagen de CDC es hoy la imagen de la corrupci¨®n. De momento, tras la experiencia del Junts pel S¨ª, Esquerra ha decidido apartarse e ir por libre.
Naturalmente, desde las propias filas del partido de Mas, esto no es confesable. Las razones que se alegan son de otro tipo: CDC era un partido para gestionar la autonom¨ªa, Democracia i Llibertat ¡ª si este es finalmente el nombre definitivo¡ª debe liderar la independencia. ?Es ello cre¨ªble? Suena a excusa, a una mala excusa, m¨¢s todav¨ªa cuando esta independencia es una mera hip¨®tesis que pocos creen. Parece m¨¢s realista pensar que la raz¨®n est¨¢ en que CDC va asociada a corrupci¨®n y de lo que se trata es de evitar la cat¨¢strofe electoral que vaticinan los sondeos cambiando el nombre y tambi¨¦n la sustancia: crear un nuevo partido independentista.
?Hay espacio para un partido de estas caracter¨ªsticas? La CDC de Pujol, y tambi¨¦n la del primer Mas, agrupaba como votantes a varios sectores diferenciados como sucede en todos los partidos que pretenden agrupar amplias mayor¨ªas de votantes para llegar al gobierno. Una base com¨²n a todos estos sectores es que se trataba de gente conservadora en el plano econ¨®mico y m¨¢s abierta que la derecha cl¨¢sica en el plano social. Las diferencias estaban en el grado y alcance del nacionalismo. Veamos.
Un primer sector ¡ª inexistente en la direcci¨®n del partido, muy minoritario entre los militantes, pero numeroso dentro de los votantes¡ª estaba formado por personas moderadas que no eran nacionalistas, incluso ni siquiera catalanistas, pero que votaban convergente s¨®lo por considerarlo un partido centrista. No debe olvidarse que la primera mayor¨ªa absoluta de Pujol fue en 1984, ya desaparecida Uni¨®n de Centro Democr¨¢ctico (UCD) y absorbiendo una gran parte de su voto.
El proceso de autodestrucci¨®n se inici¨® cuando estos se adue?aron del partido
Por otro lado, estaba el sector catalanista y autonomista, encabezado por Miquel Roca Junyent, caracterizado sobre todo por ser partidario de dar poderes importantes a la Generalitat y una protecci¨®n especial a la lengua y la cultura catalanas, pero siempre dentro del ¨¢mbito que la Constituci¨®n y el Estatuto de 1979 permit¨ªan. Muchos votantes pod¨ªan incluirse dentro de este sector. Su influencia en la direcci¨®n del partido, importante al principio, empez¨® a declinar a mediados del los a?os noventa.
Por ¨²ltimo, un tercer sector, encabezado por Jordi Pujol, siempre ha sido de un nacionalismo fundamentalista y desde el principio ha tenido claro que la finalidad ¨²ltima era la independencia, siendo la autonom¨ªa un simple pelda?o para alcanzarla. Para este sector, en los a?os de autonom¨ªa lo importante no era la gesti¨®n pol¨ªtica de las competencias de la Generalitat sino la ¡°construcci¨®n nacional¡± de Catalu?a, es decir, imbuir en los catalanes el sentimiento nacionalista esperando que llegara el momento de la independencia. Este sector ha dominado desde el principio la direcci¨®n, ha tenido mucha fuerza en las bases y, progresivamente, la ha ido adquiriendo tambi¨¦n entre los votantes, aunque muchos de ellos, en los ¨²ltimos quince a?os (con la excepci¨®n de las auton¨®micas de 2010 en que lo prioritario era acabar con el tripartito) han ido emigrando hacia ERC.
Durante los primeros a?os, en el tiempo de las mayor¨ªas absolutas, la convivencia entre moderados, autonomistas e independentistas fue pac¨ªfica. El proceso de autodestrucci¨®n de CDC comenz¨® cuando este ¨²ltimo sector pas¨® a dirigir por completo el partido, margin¨® a los autonomistas y provoc¨® la huida en masa de los votantes moderados. Desde 2012, con la independencia en el horizonte inmediato, se ha provocado una nueva baja de votantes en el sector autonomista y una nueva fuga hacia ERC de aquellos que a¨²n permanec¨ªan como fieles convergentes soberanistas. Por tanto, boquetes por todos lados.
?Hay espacio para esta nueva CDC? Lo hay, pero muy exiguo, nunca ser¨¢ lo que fue. Ni mucho menos.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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