Emociones de ¡®telemovie¡¯

En el descanso de 73 raons per deixar-te sigue sonando la m¨²sica de Jordi Cornudella. Hilo musical para conversaciones a contrarreloj. Melod¨ªa de fondo con la misma partitura para piano y viol¨ªn que ha sonado y sonar¨¢ con el tel¨®n alzado. Quitamos la cuerda y tendr¨ªamos el acompa?amiento m¨ªnimo para un ensayo. La instrumentaci¨®n justa para un musical de c¨¢mara, para una comedia dram¨¢tica con cuatro personajes, pero con la extensi¨®n est¨¢ndar del gran formato: 120 largos minutos.

M¨¢s que de un musical habr¨ªa que hablar de teatro con m¨²sica. Algo pasa cuando el espectador se puede imaginar a la perfecci¨®n la obra sin canciones, cuando el texto de Guillem Clua se impone sobre la partitura. Notas bien trabadas, con interesantes armon¨ªas y compases tradicionales, con sutiles incursiones en el Sprechgesang, pero que suena como un ¨²nico y an¨®nimo tema que se extiende a lo largo de toda la funci¨®n sin esos sobresaltos mel¨®dicos que ponen en alerta emocional al p¨²blico como el rastro de un perfume. Una personalidad musical independiente que aparece por un momento en la escena dedicada a la L¨ªnea 3 del Metro de Barcelona (el mejor n¨²mero del montaje por explicar las volubles relaciones humanas en 26 estaciones) y asoma con timidez en la eleg¨ªa del personaje de Abel Folk recordando a su esposa fallecida. Luego regresa el recitativo.

Por lo dem¨¢s, una correcta comedia rom¨¢ntica con leve esp¨ªritu indie y su fauna urbana; con sus giros dram¨¢ticos sin paliativos y un final agridulce poco frecuente en un musical, a no ser que seas Herbert Ross o Lars von Triers. Un texto que luce m¨¢s por la diversidad de sus juegos de escritura (flash-backs, manipulaci¨®n de la cuarta pared, realidades paralelas, distancias brechtianas, dardos ir¨®nicos metateatrales) que por la densidad y novedad de la historia y sus cuatro protagonistas. La pareja joven (Merc¨¨ Mart¨ªnez y Marc Pujol) se percibe m¨¢s sometida a los t¨®picos de la pija y el alternativo que la madura (Mone Teruel y Abel Folk), m¨¢s libre en sus personalidades. La mujer que interpreta Teruel ¡ªreafirm¨¢ndose como excelente actriz¡ª guarda un mundo interior que podr¨ªa dar para todo un spin-off.

Todo en su sitio, sin grandes sobresaltos, ni en positivo ni en negativo. Agradable de seguir, f¨¢cil de olvidar. Killer (el anterior musical con participaci¨®n de Clua) era mucho m¨¢s valiente e interesante. Aqu¨ª participa en un digno pasar, de tarde de domingo ante el televisor. Emociones de telemovie o de pel¨ªcula de Jennifer Aniston. Un dejarse llevar por historias conocidas y personajes familiares. Tramas de sobremesa con puntuales arranques musicales para declarar sentimientos o verdades que nunca se dicen en prosa.