Un siglo de literatura a trav¨¦s de la fotograf¨ªa

"No he comprendido nunca por qu¨¦ la gente tiene ese af¨¢n de conocer escritores y artistas. Creo que la mayor¨ªa de las veces lo ¨²nico interesante de ellos son las cosas que dejan". La sentencia de la escritora Carmen Baroja (1883-1950), incluida en la exposici¨®n El rostro de las letras, inaugurada este jueves en el Centro del Carmen de Valencia, contrasta con el contenido de la propia muestra, que bucea a trav¨¦s de la fotograf¨ªa en la vida p¨²blica y a veces privada de muchos de los grandes autores espa?oles de mediados del siglo XIX a mediados del XX.

La exposici¨®n, abierta hasta el 21 de febrero, recoge instant¨¢neas de las tertulias de intelectuales de la ¨¦poca, como la que comandaban Valle-Incl¨¢n y Manuel Aza?a antes de que este fuera elegido presidente de la II Rep¨²blica. De Valle-Incl¨¢n leyendo el peri¨®dico en la cama. De Jacinto Benavente leyendo un libro en la cama. De Unamuno saliendo de la Universidad de Salamanca rodeado de hombres con el brazo en alto. De Blasco Ib¨¢?ez llegando a Buenos Aires en 1909 flanqueado por fot¨®grafos, asomado a su casa del barrio de la Malva-rosa de Valencia o de su multitudinario entierro en esta misma ciudad en 1928. De Ram¨®n G¨®mez de la Serna en el circo. Y tambi¨¦n de otros gigantes de la literatura como P¨¦rez Gald¨®s, Azor¨ªn, Rosal¨ªa de Castro y Antonio Machado.

Algunas im¨¢genes se enmarcan en el fotoperiodismo de la ¨¦poca. Otras pertenecen, en cambio, al g¨¦nero del retrato. Una especialidad que seg¨²n el comisario de la exposici¨®n, Publio L¨®pez Mond¨¦jar, vivi¨® su edad dorada entre finales del siglo XIX y principios del XX. "La fotograf¨ªa de escritores es buena en esa ¨¦poca. En la generaci¨®n del 27 ya no es igual. Los retratos de Alberti, por ejemplo, son peores que los de Unamuno".

La exposici¨®n organizada por la Real Academia Espa?ola, Acci¨®n Cultural Espa?ola, la Comunidad de Madrid y el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana utiliza la fotograf¨ªa como "narrativa", seg¨²n L¨®pez Mondejar: "Dec¨ªa Baroja que en la novela cabe todo. En la fotograf¨ªa, que es un arte primo hermano de la literatura, tambi¨¦n cabe todo".

Una reproducci¨®n de un ¨®leo de Sorolla en el que retrata a Christian Franzen mientras este, el mejor fot¨®grafo de su ¨¦poca seg¨²n el comisario, inmortaliza al pintor valenciano, preside el ¨²ltimo piso del antiguo Convento del Carmen donde se exponen la fotograf¨ªas, parte de ellas de grandes dimensiones. Las im¨¢genes van acompa?adas de "retratos literarios". Comentarios que unos autores dedicaban a otros "no siempre con piedad".

"Es un hombre ancho, plano, saludable, excesivo, con sonrisa de jamono, alegre de conciencia y patillas azules de pastoso rizo goyesco. De pie, parece un defensa de team de f¨²tbol afeminado, o el hijo inteligente de alg¨²n carpintero enriquecido. En esa posici¨®n es un hombre completamente gris y anodino. Sentado es otra cosa", escribe Juan Ram¨®n Jim¨¦nez de G¨®mez de la Serna.

O Alberto Ins¨²a, espa?ol nacido en La Habana en 1883, sobre Emilia Pardo Baz¨¢n: "Era eg¨®latra en alto grado. Nadie se atrev¨ªa a contradecirla. Ten¨ªa una cara corta, unos ojillos de miope, y el busto y los brazos demasiado opulentos. Recib¨ªa en su despacho, un aposento interior con escriban¨ªa de plata, carpeta de cordob¨¢n historiada y libros de consulta muy bien ordenados".

La exposici¨®n recoge al mismo tiempo la camarader¨ªa y admiraci¨®n que los escritores sintieron por sus colegas en una ¨¦poca convulsa desde el punto de vista del arte y la pol¨ªtica. "Para m¨ª Azor¨ªn siempre ser¨¢ un maestro del lenguaje y un excelente amigo que tiene la debilidad de creer grandes hombres a todos los que hablan fuerte y ense?an con pompa los pu?os de la camisa en una tribuna", escribi¨® P¨ªo Baroja.

Las im¨¢genes se adentran en el estilo de vida bohemia de la ¨¦poca y en c¨®mo la vida literaria espa?ola qued¨® despu¨¦s de la Guerra Civil sumida en tonos grises. "?Qu¨¦ acre atractivo ten¨ªan aquellas interminables charlas y discusiones de los caf¨¦s, durante horas enteras, en una atm¨®sfera de humo y tabaco", escribe Unamuno de su adolescencia. Y, Mar¨ªa Zambrano, sobre el autor de Niebla: "Su presencia es avasalladora. Todo en ¨¦l no era cuerpo y alma, sino esp¨ªritu y presencia. No med¨ªa el tiempo. No ten¨ªa comp¨¢s. Pod¨ªa estar horas y horas sin dejar de hablar. Eso s¨ª, mientras tanto fascinaba o se hac¨ªa insoportable".

Las im¨¢genes recogen el esplendor y la decadencia f¨ªsica y en algunos casos an¨ªmica de los principales escritores espa?oles, con el l¨ªmite en la generaci¨®n del 14. En parte porque seg¨²n el comisario las im¨¢genes dejaron despu¨¦s de ser tan buenas. Y? porque respecto a los creadores de las ¨²ltimas d¨¦cadas todav¨ªa "falta perspectiva" para medir su talla. Las fotograf¨ªas tambi¨¦n humanizan a los autores, y parecen darle la raz¨®n a Antonio Machado: "Que todo hombre sea superior a su obra es la ilusi¨®n que conviene mantener mientras se vive. Es muy posible, sin embargo, que la verdad sea lo contrario".