Cuatro directores para 25 a?os de la Fundaci¨®n T¨¤pies
El centro barcelon¨¦s del pintor se reivindica como un espacio I+D del arte contempor¨¢neo
Pocas veces pueden verse juntos a las personas que han llevado las riendas de un centro cultural a lo largo de un cuarto de siglo. Ayer, en la Fundaci¨®n T¨¤pies de Barcelona se reunieron y recordaron su paso por esta instituci¨®n que abri¨® sus puertas en 1990, los cuatro directores de este espacio que naci¨® en la antigua Editorial Montaner i Simon construida por Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner y que ha acabado convertida en un referente del arte contempor¨¢neo local e internacional.
En un acto, anunciado como una mesa redonda en la que intervendr¨ªan Manuel Borja-Villel, el director que abri¨® las puertas de la Fundaci¨®n en 1990 hasta 1998; N¨²ria Enguita, que la dirigi¨® entre 1998 y 2008; Laurence Russell, desde 2008 hasta el verano de 2015 y el actual, Carles Guerra, tambi¨¦n estuvieron presentes la familia del pintor: su viuda Teresa Barba, en la que fue una de sus primeras apariciones p¨²blicas desde el fallecimiento del artista en 2012, sus hijos Antoni y Clara T¨¤pies y dos de sus nietos; adem¨¢s de Ada Colau, alcaldesa de la ciudad y Berta Sureda, su comisionada de Cultura y un buen n¨²mero de personas vinculadas con el arte en esta ciudad: Directores de centros culturales como Ferran Barenblit (Macba), Vicen? Villatoro (CCCB), ?lex Susanna (Institut Ramon Llull) y Sergi Aguilar (Fundaci¨®n Su?ol), artistas como Eulalia Valldosera, Toni Llena o Perejaume, galeristas como Carles Duran (Senda) y Emilia ?lvarez (?ngels Barcelona) o cineastas como Pere Portabella, entre otros, que llenaron la planta baja del edificio.
Todos quisieron celebrar estos 25 a?os en la ma?ana de ayer y se cruzaron con un grupo de escolares que terminaban de comprobar, en primera persona, el proceso creativo de este artista fundamental del arte abstracto lleno de simbolismo, en el que adquiere una gran relevancia la materia.
El maestro de ceremonias fue Guerra que record¨® un texto de T¨¤pies de 1991 donde reflexionaba sobre los museos y el sentimiento de posesi¨®n, de la amistad y del arte: ¡°En los ¨²ltimos a?os el arte necesita acogerse de nuevo a sus templos y vivir al abrigo de unas creencias... si no se quiere que se desvanezca en la sola cultura del entretenimiento y del negocio¡±, aportando una visi¨®n prof¨¦tica. Guerra destac¨® ¡°la solidez y la consistencia de los programas de la fundaci¨®n en momentos de emergencia social, cuando la cultura se menosprecia¡± y record¨® que la obra de T¨¤pies ¡°ha abocado a la modernidad, incluso desde la oscuridad del franquismo¡±.
Miquel, en el recuerdo
En orden cronol¨®gico Borja-Villel destac¨® la vocaci¨®n internacional de la fundaci¨®n, ¡°por la obra de T¨¤pies, su fundaci¨®n y la ciudad y su gente¡±. Enguita, ¡°el esp¨ªritu cr¨ªtico que siempre ha caracterizado al centro¡±, que fue ¡°como T¨¤pies asegur¨®, el I+D del arte contempor¨¢neo en Barcelona¡±. Rassel, que, posiblemente vivi¨® la etapa m¨¢s dif¨ªcil tras sumarse a la crisis, las obras de reforma que cerraron el edificio dos a?os, adem¨¢s del fallecimiento del artista y de Miquel, el otro hijo del artista, que, aunque no estuvo presente, recibi¨® el recuerdo de los participantes. Rassel, en un emocionado discurso, record¨® los estatutos que el pintor redact¨® en 1984, para abundar en los objetivos fundacionales de ¡°poner en pr¨¢ctica ideas imposibles¡±. Muchas se han acabado materializando durante los ¨²ltimos 25 a?os en la antigua editorial convertida en centro de arte.
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