Deconstruir la memoria para forjar la paz
El proyecto documental Oroimena bizigune (Habitar la memoria), elaborado por j¨®venes de Errenteria, busca impulsar la convivencia en paz a trav¨¦s de testimonios sobre la violencia
Emplear el dolor para construir, la fractura para unir, el enfrentamiento para impulsar la convivencia. Es el experimento que lleva a cabo desde hace cerca de tres a?os Errenteria. Este municipio de Gipuzkoa, uno de los m¨¢s castigados por la violencia de ETA, busca cimentar su presente y, sobre todo, su futuro en la paz y entre todos. En 2013, el ayuntamiento impuls¨® Eraikiz (Construyendo), un ciclo de cine y teatro pol¨ªticos en el que todos los partidos con representaci¨®n municipal (EH Bildu, PNV, PSE, PP y Ezker Anitza) se sentaron en la misma mesa. Ahora, con la memoria colectiva como punto de partida y los j¨®venes a modo de catalizador, se presenta Oroimena bizigune (Habitar la memoria), un proyecto documental multiplataforma donde nueve j¨®venes de entre 18 y 23 a?os recogen los testimonios de cien violencias.
Porque en Errenteria cada calle, taberna, comercio, cada esquina y cada familia tiene su propia memoria. Una a una, la c¨¢mara de un tel¨¦fono m¨®vil las escucha para despu¨¦s fundirlas en una ¨²nica historia. Una historia plagada de matices, de opiniones divergentes, incluso enfrentadas, pero compilada con un ¨²nico objetivo, afirman Jos¨¦ Luis Roncero e I?aki G¨®mez, productores del documental: ¡°Conocer y reconocer el pasado violento, siempre a trav¨¦s del di¨¢logo, para construir el futuro en convivencia en Errenteria y en el resto de Euskal Herria (Pa¨ªs Vasco, Navarra y Pa¨ªs Vasco franc¨¦s)¡±. Sin embargo, son quienes apenas tienen memoria del conflicto los encargados de coser ese futuro en com¨²n. Los m¨¢s j¨®venes, parte de una ¡°generaci¨®n menos contaminada¡±, dicen desde la productora, se asoman a la dictadura de Franco y a los posteriores a?os de plomo. ¡°De la historia del pueblo conozco lo que me han contado mis padres, algunos amigos¡¡±, reconoce una de las chicas. ¡°Llevo diez a?os viviendo en el Pa¨ªs Vasco y hasta hace muy poco no era consciente de la historia de este pueblo¡±, apunta otro.
Mucha gente vino desde Espa?a a buscarse el pan"
As¨ª que salen a la calle, m¨®vil en mano, e indagan en la historia del pueblo, en su identidad, mediante quienes s¨ª tienen memoria, incluso demasiada. Hablan con sus vecinos, protagonistas an¨®nimos del conflicto violento desde uno u otro bando. O desde ninguno. Sin tab¨²es ni filtros y bajo una sola premisa: ?c¨®mo le contar¨ªas la historia de Errenteria a alguien que no la conoce? Poco a poco descubren que la localidad pas¨® de tener 12.000 habitantes en los a?os 50 a superar los 46.000 en 1.975. Que ¡°mucha gente vino desde Espa?a a buscarse el pan. Por ejemplo, mi padre. Hubo buena y mala convivencia, pero en mi opini¨®n los que vinieron de fuera no entendieron que aqu¨ª hab¨ªa un conflicto pol¨ªtico¡±, se?ala un vecino. Otro apunta: ¡°El pueblo cambi¨® mucho en poco tiempo. Pas¨® a ser un gran n¨²cleo industrial de repente. Donde hab¨ªa un baserri (caser¨ªo) se construy¨® un barrio completo y hubo mucha gente que no se integr¨®¡±. ¡°Hab¨ªa muchas f¨¢bricas, algunas incluso dentro del pueblo. Los trabajadores viv¨ªan hacinados en viviendas construidas sin planificaci¨®n urban¨ªstica y en muy malas condiciones¡±, a?ade un tercero.
Y as¨ª, Errenteria fue, por un lado, foco de ¡°lucha obrera contra la dictadura. Huelgas, manifestaciones¡ un gran movimiento social y tambi¨¦n pol¨ªtico¡±, contin¨²a. Pero tambi¨¦n un punto especialmente negro en d¨¦cadas de violencia: 19 personas asesinadas por ETA y una decena por la Polic¨ªa y en enfrentamientos con ella, adem¨¢s de m¨²ltiples denuncias de torturas. Tras recorrer los a?os por kil¨®metros de aceras y plazas, vuelven al presente y empiezan a construir lo que ser¨¢ la memoria en el futuro, que para ellos se escribe con independencia, derechos, avanzar, construir, dos partes, acuerdo, pol¨ªtica o respeto. Todo esto es Errenteria, pero en gran medida podr¨ªa ser Eibar, Durango o Pamplona: ¡°La visi¨®n de Errenteria tiene cierta imagen de s¨ªmbolo, pero solo es otro pueblo m¨¢s. Cualquiera de las cuestiones que se abordan y de las opiniones que podemos ver aqu¨ª se entienden en cualquier lugar del mundo donde haya existido la violencia¡±, explica I?aki G¨®mez. Pero no todo es igual. Porque en Errenteria hace ya m¨¢s de tres a?os que la convivencia dej¨® de ser simple tolerancia para empezar a transformarse en di¨¢logo.
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