La m¨ªtica tramontana
En general, la literatura sobre este viento es hiperb¨®lica
¡°Nadie dejaba de pensar con temor en la tramontana, un viento de tierra inclemente y tenaz, que seg¨²n piensan los nativos y algunos escritores escarmentados, lleva consigo los g¨¦rmenes de la locura¡±, dice el cuento de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez Tramontana que (ojo, spoiler) acaba tr¨¢gicamente. En general, la literatura sobre este viento es hiperb¨®lica. Tanto por parte de quienes lo ensalzan y lo ven un t¨®nico como por parte de quienes lo consideran da?ino.
Sentimientos que algunos albergan contradictoriamente. Por ejemplo Josep Pla. A prop¨®sito de la met¨¢fora sardanista de Joan Maragall, para quien el Empord¨¤ era el ¡°palau del vent¡±, Pla era capaz en la misma medida de considerarla una intuici¨®n genial como, en otro texto, ¡°una sinistra collonada¡±. Si en un escrito desautorizaba cualquier interpretaci¨®n del temperamento ampurdan¨¦s que se sustentara en este viento, en otro admit¨ªa que la tramontana ¡°era un mal negocio¡± porque despu¨¦s de soplar fren¨¦ticamente cuatro o cinco d¨ªas, las personas que viven en este pa¨ªs se vuelven medio locas.
El periodista Xavier Febr¨¦s ha rastreado desde las citas literarias, como esta, dedicadas a la tramontana a los estudios m¨¦dicos sobre la misma. Lo publica en un libro (Elogi i refutaci¨® de la tramuntana, Diputaci¨® de Girona) junto a su personal po¨¦tica sobre este viento. ¡°M¨¢s que un viento¡±, comenta, ¡°es una luz, limpia la mirada, alivia la respiraci¨®n¡±. ¡°Por poco que conozcas donde refugiarte, es el clima m¨¢s benigno, el d¨ªa que el sol m¨¢s calienta¡±. De hecho, no es el viento m¨¢s veloz ni el que hist¨®ricamente ha causado m¨¢s estragos. Este viento del Norte, encaminado y acelerado por pasillos monta?osos, recibe este nombre en el Rossell¨®, Empord¨¤ y Menorca, un nombre que viene del lat¨ªn transmontanus (m¨¢s all¨¢ de las monta?as). Sopla con frecuencia, casi la mitad del a?o, pero raramente supera los cien kil¨®metros por hora. ¡°Muchas veces, lo que tenemos en el Empord¨¤ es la tramuntaneta¡±.
Uno de los asuntos m¨¢s frecuentados es el impacto de este viento en la salud y en la mente. En cualquier caso no tiene la literatura verdaderamente violenta del Foenh b¨¢varo, al que se culpa de accidentes de tr¨¢fico, migra?as y peleas callejeras, entre otras conductas. Por un lado, siempre se ha pensado en la tramontana como una escoba de la ponzo?a ambiental. Desde 1612 hasta mediados del XIX se celebr¨® la procesi¨®n de La Tramuntana, en la que desde distintos pueblos del Empord¨¤ se iba al santuario de Requesens. Kil¨®metros de caminata e imploraciones para que el cielo administrara el higi¨¦nico viento.
Una cosa es estar "tocat per la tramuntana" y otra muy distinta "tocat de l'ala o del bolet"
Por otro, es cierto que los meteoropat¨®logos establecen relaciones entre la manifestaci¨®n de determinados s¨ªntomas o el agravamiento de determinadas dolencias y un frente atmosf¨¦rico que combine viento, ionizaci¨®n y sequedad. La poblaci¨®n meteorosensible, precisamente por serlo, no es ajena a estas circunstancias. Pero de ah¨ª a concluir que la tramontana conduce a la genialidad o la locura es un paso que la ciencia nunca ha dado. Febr¨¦s cree que la ciencia m¨¦dica sobre el viento no ha ido muy lejos porque tampoco pod¨ªa ir m¨¢s all¨¢. Y cita, entre otros, un estudio realizado en el hospital de Figueres en 2008 sobre unos 900 casos de ansiedad documentados en el centro. Introdujeron los datos del diagn¨®stico, su fecha y la informaci¨®n sobre el estado el tiempo en tal d¨ªa seg¨²n el Servicio Meteorol¨®gico. No se encontr¨® ninguna relaci¨®n entre el diagn¨®stico y la situaci¨®n atmosf¨¦rica.
Otro periodista que se acerc¨® al tema fue Joan Guillamet (1922-2014) en un libro de 1980 que tuvo una nueva edici¨®n en 1992 (Vent de tramuntana, gent de tramuntana). En ¨¦l ya consulta a eminencias m¨¦dicas ampurdanesas para plantearse, prudentemente, si no se ha exagerado la literatura sobre este viento. Admitiendo que la existencia en la atm¨®sfera de mol¨¦culas cargadas de electricidad de distinto signo, los iones, puede influir en la sensaci¨®n de bienestar o angustia e incluso en alg¨²n trastorno f¨ªsico, Guillamet hace una trabajada distinci¨®n entre estar ¡°tocat de l¡¯ala o del bolet¡±, la demencia, y ¡°estar tocat per la tramuntana¡±, un afinamiento de la lucidez y el ingenio que, de darse, no tiene nada que ver con la locura.
Pero una cosa es la prudencia cient¨ªfica y otra, muy distinta, que tal cosa deba importar a Dal¨ª para levantar hip¨®tesis m¨ªsticas o a Sopa de Cabra para construir su himno al Empord¨¤.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.