La CUP y la hora de la verdad
El drama llega a su crudo desenlace. El guion se presenta sin el ornamental plan contra la pobreza, que pretend¨ªa hacer digerible la investidura
Ha llegado el d¨ªa del desenlace. La CUP decide si inviste a Artur Mas. Sin tapujos, sin asambleas en polideportivos, sin programa de choque social. Se trata de decir s¨ª o no a lo que Converg¨¨ncia pretend¨ªa desde el principio: que el que iba de n¨²mero cuatro en la lista por Barcelona de Junts pel S¨ª se convierta en presidente. La direcci¨®n de los anticapitalistas, despu¨¦s de pasajes rayanos en el realismo m¨¢gico ¡ªcomo el episodio de los 1.515 votos contra los 1.515 votos¡ª, ha optado por la f¨®rmula simple ¡ªs¨ª o no¡ª que le persegu¨ªa desde que el pasado 27-S las matem¨¢ticas imposibilitaron el acceso de Mas a la presidencia.
El asamblearismo ha acabado arrinconado por el pragmatismo: el pr¨®ximo d¨ªa 10 de enero, de no mediar acuerdo, las elecciones quedar¨¢n autom¨¢ticamente convocadas. Por tanto la CUP debe decidir sin pretextos asamblearios con fondo de pabell¨®n polideportivo desarrollista, como el que acab¨® en gran empate el pasado d¨ªa 27 de diciembre en Sabadell. El mandato estricto de ese magn¨ªfico imposible de 1.515 contra 1.515 podr¨ªa haber sido que cinco diputados de la CUP votaran la investidura de Mas y los otros cinco lo hicieran en contra. Eso supon¨ªa ir a elecciones y los asamblearios han preferido prolongar el ag¨®nico debate y evitar ser declarados saboteadores oficiales del proceso soberanista, ese que tiene en el l¨ªder de Converg¨¨ncia luz, faro y gu¨ªa. Sorprende que la destreza en las redes sociales de los independentistas-anticapitalistas no haya tenido traducci¨®n democr¨¢tica para llegar con eficacia a la militancia. En apenas media semana, en diciembre de 2013, los socialdem¨®cratas alemanes consultaron a sus afiliados si deb¨ªan o no dar luz verde a la gran coalici¨®n con la CDU de Merkel. Votaron por correo 370.000 militantes. En Catalu?a se ha preferido la est¨¦tica de pabell¨®n.
Pero este fin de semana la decisi¨®n se hace inaplazable. Del asamblearismo ornamental ¡ªa la vista de los resultados¡ª se pasa a la ex¨¦gesis de la direcci¨®n. Ya no se puede posponer la determinaci¨®n por dolorosa que sea, aunque divida a la CUP en dos mitades. El drama llega as¨ª a un crudo desenlace. Y en este punto, el gui¨®n se presenta desprovisto de cualquier aditamento embellecedor del tipo plan de choque contra la pobreza, con el que se ha pretendido hacer digerible para el anticapitalismo una rotunda investidura de centro-derecha. Hasta ahora la propuesta de votar al candidato convergente a la presidencia de la Generalitat iba acompa?ada de un suave digestivo, el llamado plan social, que en palabras de Teresa Crespo, presidenta de las Entidades Catalanas de Acci¨®n Social (ECAS), es insuficiente y de car¨¢cter ¡°caritativo¡±.
La CUP estim¨® durante la campa?a electoral que ese plan de choque deb¨ªa dotarse de unos 6.900 millones de euros. En las negociaciones con convergentes y republicanos, los anticapitalistas ¡°racionalizaron¡± su reivindicaci¨®n hasta los 3.000 millones de euros. La coalici¨®n de Junts Pel S¨ª le pas¨® el cepillo, al estilo Alfonso Guerra, y la acab¨® rebajando en m¨¢s de un 90%: la dej¨® en 270 millones de euros, casi 30 millones menos de lo que la Generalitat deber¨ªa pagar a Acciona si decidiera revertir la catastr¨®fica privatizaci¨®n de Aig¨¹es Ter-Llobregat.
¡°Viste cosas antiguas para que parezcan nuevas¡±, sentenciaba Teresa Crespo en referencia al plan social . Oriol Illa, presidente de la Mesa de Entidades del Tercer Sector, a?ad¨ªa que es un programa ¡°que ataca lo que se ha ido acordando en el primer semestre del a?o, pero no combate la desigualdad y cuantitativamente es insuficiente dada la situaci¨®n que vive el pa¨ªs¡±. A las entidades sociales les cuesta ver la virtud de esas medidas que iban a convertir a Catalu?a en pr¨®logo de la tierra de promisi¨®n, una vez nuestro peculiar Mois¨¦s accediese a la presidencia. Claro que una parte de esas propuestas solo eran aplicables iniciando la traves¨ªa hacia la independencia. Como en el caso del pueblo elegido, el trayecto es complejo y est¨¢ lleno de peligros, pues los gobiernos de Mas ni siquiera han recuperado los 33.000 expedientes de la renta m¨ªnima de inserci¨®n que hab¨ªa en 2011 y que Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya recort¨® con furia de converso entonces a la fe neoliberal.
Ahora llega la hora de la verdad. Las matem¨¢ticas que sirven son las que invisten presidentes. Las que afectan a planes sociales, a lo visto, siempre son opinables y muy flexibles.
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