R¨®mulo y el rid¨ªculo
El trazo grueso y simpl¨®n se impone en el montaje en el Tantarantana
Como la mayor¨ªa de los autores de lengua alemana, el suizo Friedrich D¨¹rrenmatt dedic¨® su obra a hablar con licencia cr¨ªtica sobre la sociedad y la cultura que mejor conoc¨ªa. Tambi¨¦n en R¨®mulo, el Grande. Cuando el caudillo germano Odoacro llega hasta los aposentos del emperador con Roma rendida, se produce el encuentro entre dos figuras dram¨¢ticas cuya misi¨®n es redimir la Historia del pasado de un imperio y del futuro de otro que asumir¨¢ su legitimidad. Dos topos ¡ªo quintacolumnistas¡ª que piensan y act¨²an como resabiados c¨ªnicos, disc¨ªpulos aventajados de Di¨®genes. El escepticismo del autor no permitir¨¢ que la voluntad de la pareja de saboteadores de la Historia se cumpla del todo. Al final tambi¨¦n ellos claudicar¨¢n ¡ªpero clarividentes y renuentes¡ª al papel que el implacable devenir les tendr¨¢ asignado.
R?MUL, EL GRAN
De D¨¹rrenmatt. Dramaturgia y direcci¨®n: Marta Domingo. Int¨¦rpretes: Xavier Alom¨¤, Oreig Canela, Boris Cartes, Larra Correa, Oriol Guinart, Llu¨ªs Marqu¨¦s, Andrea Mart¨ªnez, Eleazar Masdeu, Ra¨¹l Perales y Laura Riera. Teatre Tantarantana , 7 de enero.
C¨ªnico, esc¨¦ptico, con distancia pero no brechtiana, este texto est¨¢ marcado por la sorna y un halo grotesco. Una ficci¨®n caricaturesca sobre c¨®mo resistirse al sino colectivo. Con elementos de farsa, por supuesto, que la directora y dramaturga Marta Domingo ¡ªnueva en ambas funciones¡ª ha tomado por el todo sin mostrar la m¨¢s m¨ªnima finura en argumentar con calidad esc¨¦nica esa pirueta de distorsionar la distorsi¨®n. Cuando el trazo grueso y simpl¨®n se impone, en un evidente malentendido del objetivo de la farsa (lo risible proviene de la lectura que hace el p¨²blico de la verdad deformada y no del efecto rid¨ªculo de su representaci¨®n esc¨¦nica inmediata) se pasa con penosa facilidad de "re¨ªrse con" a "re¨ªrse de". Lo grotesco deja entonces de ser el mensaje meta-esc¨¦nico para mostrarse como un simple esperpento involuntario.
Convertir R¨®mulo, el Grande en un chiste, en un gag sin gracia de Golfus de Roma o La vida de Brian, es no haber entendido la profundidad ¨¢crata de la comedia de D¨¹rrenmatt. La propuesta destapa su quebradiza superficialidad cuando adem¨¢s se entremezcla con pretenciosos elementos metaf¨®ricos tomados del universo de Cocteau y una est¨¦tica disparatada de extra?o clasicismo posmoderno deconstruido que s¨®lo exhiben penuria presupuestaria. Tampoco el apartado interpretativo es tratado con el rigor requerido. Hay que volver a consultar el curr¨ªculo de la compa?¨ªa para cerciorarse que sus miembros han pasado por el Institut del Teatre y no son meros aficionados que han contado con la generosidad del Tantarantana para ocupar su escenario. Oriol Guinart (R¨°mul) es quiz¨¢ la gran excepci¨®n, pero qu¨¦ puede hacer ¨¦l solo en medio de un panorama actoral muy poco estimulante, con una directora ¡ªella misma con una buena carrera como actriz¡ª que parece empe?ada en sacar a relucir todos sus defectos y mostrarlos desde el perfil m¨¢s pat¨¦tico sin que venga a cuento. ?No es as¨ª, apreciados camerlanes?
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