Blanche no resisti¨® el ¨²ltimo golpe
'Un tramvia anomenat desig' con violencia expl¨ªcita, ps¨ªquica y f¨ªsica

Una caracter¨ªstica de las dramaturgias de Oriol Tarras¨®n es el protagonismo que concede a la situaci¨®n pura. Cada escena se concibe como una negociaci¨®n entre personajes. El que busque en sus montajes el perfume literario de Ibsen, Ch¨¦jov o Williams saldr¨¢ decepcionado. El teatro de Les Antonietes es seco, directo, concentrado. Una vez que las bases de los conflictos est¨¢n fijadas la belleza de la palabra sobrevive si juega a favor de la dial¨¦ctica interpretativa. Si s¨®lo honra los laureles del literato, se prescinde con elegante poda.
Lo m¨¢s chocante de su versi¨®n de Un tramvia anomenat desig es la ausencia absoluta de part¨ªculas sexuales en suspensi¨®n. Ha desaparecido el personaje invisible de la densa atm¨®sfera sure?a. Una h¨²meda capa que se pega a la piel de los personajes, erotiza las relaciones, altera los nervios, adormece la mente y excita los traumas. En este montaje no hay feromonas flotando, ni nostalgia freudiana por el esplendor perdido. Hay una mujer que guarda todo lo que queda de sus posesiones en una maleta y se refugia en casa de su hermana, un apartamento con un ¨²nico dormitorio en un suburbio de clase baja de Nueva Orleans. Hermana casada con un obrero que es el se?or de su casa y se comporta como tal sin tibiezas. Visita que aumenta a¨²n m¨¢s presi¨®n sobre una econom¨ªa precaria que pronto tendr¨¢ que asumir la llegada de un hijo. No hay espacio, no hay dinero. Blanche Dubois es un problema en el hogar de los Kowalski.
Lo que s¨ª hay es violencia expl¨ªcita, ps¨ªquica y f¨ªsica sobre todos los que rodean a Stanley Kowalski. Hay personajes que resisten (Stella y Mitch) y otros que no. La maleta de Blanche viene cargada de juguetes rotos, pero ella no es una delicada porcelana rajada. Si su tocada psique sucumbe es por la forzada convivencia con alguien que es un peligro real. Para que este giro dram¨¢tico funcione ¡ªsin el aura sexual de la camiseta de Brando¡ª el montaje deber¨ªa tener un Kowalski que sea una aut¨¦ntica amenaza. Y Tarras¨®n no lo tiene. Existe una importante diferencia entre la calidad actoral de Jorge Albuerne y la del resto del reparto. Posee el contundente f¨ªsico pero no la preparaci¨®n para asumir la responsabilidad que le ofrece el director. No es el macho alfa que controla su territorio. Pepo Blasco (Mitch) est¨¢ muy bien como el amigo sin personalidad, igual que Mireia Illamola (Stella) en su papel de mujer an¨®nima que s¨®lo es noticia cuando hay otra v¨ªctima por maltrato de g¨¦nero. Annabel Castan es una magn¨ªfica Blanche bajo el nuevo prisma. Desplazada, desarraigada, fracasada, traumatizada, adicta, pero en absoluto una flor marchita, una "bella del Sur" con el delirio en la mirada. Este llegar¨¢ despu¨¦s de ver como caen los golpes sobre los otros y los cuerpos sobre ella en dos intentos de violaci¨®n.
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