Cuesti¨®n de expectativas

Esperar mucho, esperar poco o no esperar nada. La opci¨®n que se imponga en el estado de ¨¢nimo del consumidor, las expectativas que cada persona se construya antes de un concierto, ser¨¢n determinantes para valorar finalmente su resultado. Bien, conciertos y cualquier otra cosa en la vida, desde una relaci¨®n sentimental a un potaje. La uni¨®n puntual de King Midas Sound, proyecto de ra¨ªz dub de Kevin Martin y Christian Fennesz, rey del paisajismo inquietantemente melanc¨®lico, promet¨ªa. El disco, pl¨¢cido, menos ruidoso y desasosegante de lo que cab¨ªa esperar, se deja escuchar en el equipo de sonido descubriendo sus capas, que se dejan separar casi como las l¨¢minas del buen bacalao, produciendo una sensaci¨®n global agradablemente narc¨®tica. Pereza enajenada. Su estreno en Barcelona, donde volver¨¢n con el Sonar, era uno de los platos fuertes de la programaci¨®n de DNit en el CaixaForum.

Y no quedaron entradas. Concierto t¨¦cnicamente gratuito (los impositores de la entidad bancaria pagan tan solo 3 euros, el doble quienes optan por la competencia financiera), el vest¨ªbulo del recinto, emplazamiento de la actuaci¨®n, se llen¨®. Y la francachela se impuso, quien sabe si dada la casi gratuidad del acto, lo que conduce a tenerlo como simple tel¨®n de fondo, el estado de euforia que un viernes por la noche trae consigo o la creencia de que estando Fennesz en escena se impondr¨ªa hablar alto para sobreponer la conversaci¨®n a sus crepitaciones. Sea como fuere, el ruido ambiental pareci¨® querer incorporarse al concierto, mucho m¨¢s proclive, por entorno sonoro y visual, sombras y humo, a otra ambientaci¨®n.

Debido en parte a ello, al contexto, algo se perdi¨® por el camino. King Midas Sound impuso m¨¢s su humeante dub --con m¨²ltiples evocaciones al sonido Bristol de recitados apelmazados a cargo de Roger Robinson-- que Fennesz su malicia usando el ruido y el feedback para construir, parad¨®jicamente, pasajes de quietud. En rom¨¢n paladino, que la aportaci¨®n del austr¨ªaco no se pudo discriminar lo suficiente, intuy¨¦ndose m¨¢s que disfrut¨¢ndose, torpedeada por el ruido ajeno cuando m¨¢s l¨ªrica quer¨ªa tornarse. Mientras hab¨ªa ritmo, perezoso y denso, piezas perfil Loving Or Leaving o Melt, la escucha, que no descubr¨ªa ning¨²n paraje inexplorado, era f¨¢cil; pero en cuanto el detalle, el silencio, las olas de ruido ambiental a bajo volumen requer¨ªan protagonismo, en temas tipolog¨ªa Above Water, costaba dejarse atrapar. Al margen de que la herencia de Massive Attack est¨¢ sobradamente desmigada, no fue el de King Midas y Fennesz un concierto al que conviniese ir con unas expectativas altas.