El Lliure acoge ¡®Invernadero¡¯, un Pinter de lujo
Mario Gas dirige el montaje de la obra, traducida por Eduardo Mendoza
Invernaderollega hoy al Teatre Lliure de Montjuic precedido de inmejorables y elogiosas cr¨ªticas. Claro, que con esos mimbres excepcionales era de esperar. Esta producci¨®n del prestigiado Teatro de la Abad¨ªa de Madrid y un grupo de profesionales del mundo de la escena, cuenta con un texto de un Harold Pinter juvenil, lleno de energ¨ªa y donde ya asoma su sarcasmo, su ¨¢cida iron¨ªa, su mala leche¡, escrito en los a?os cincuenta del pasado siglo, pero revisitado por el propio autor en los a?os setenta, antes de que se estrenara por primera vez, con el premio Nobel actuando y dirigi¨¦ndolo. Un texto del que cr¨ªtica y p¨²blico dicen que est¨¢ primorosamente traducido y versionado al castellano, idioma en el que se representa, nada menos que por Eduardo Mendoza y dirigido por la experta batuta de Mario Gas. A todo ello se une un pu?ado de eficaces y reconocidos actores como Gonzalo de Castro, Trist¨¢n Ulloa, Isabel Stoffel, Ricardo Moya, Javivi Gil Valle, Jorge Us¨®n y Carlos Martos.
Si en alg¨²n sitio se conoce bien el teatro de Pinter es en Barcelona, donde se le ha montado en muchas ocasiones y donde cuenta con un p¨²blico fiel y entregado, hasta el punto de que en la presentaci¨®n el espect¨¢culo realizada ayer, Llu¨ªs Pasqual, que como director del Lliure hac¨ªa las veces de anfitri¨®n del montaje, apunt¨® que Pinter era casi un autor catal¨¢n, por aquello de que ¡°la gente corre a verle como si fuera suyo¡±.
Mendoza, que no conoc¨ªa la obra hasta que Gas le hizo la propuesta de traducirla, coment¨® ayer: ¡°Es divertid¨ªsima, arrolladora, medida, entra como un toro en una cacharrer¨ªa, es una pieza que me hubiera gustado mucho escribirla a m¨ª, pero ya estaba escrita y me ahorr¨¦ lo m¨¢s dif¨ªcil, mientras que mi trabajo se he limitado a ser invisible y transparente¡±. A lo que Gas a?ade: ¡°Es prof¨¦tica y contempor¨¢nea, casi premonitoria¡±. Se?ala el director que el universo teatral de Pinter ha devenido en un lugar ¡°personal, ¨²nico, demoledor, cr¨ªtico, disolvente e ideol¨®gico. No hay un solo Pinter, sino m¨²ltiples, unidos por un m¨¢ximo com¨²n denominador: el hombre urbano occidental, su alienaci¨®n, su disoluci¨®n, a la par que crece un poder occidental pretendidamente democr¨¢tico y radicalmente aniquilador¡±.
Para el director, Invernadero (Hothouse), pertenece al Pinter de las farsas negras: ¡°Muy negras, dislocadas, trepidantes, ¨¢cidas y corrosivas¡±.
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