Trabajos que no sirven para nada
Una obra teatral en la Cuarta Pared cuenta casos reales de precariedad laboral
Aunque para muchos el trabajo sea cosa buena y dignifique, tambi¨¦n es com¨²n la postura contraria: en las Sagradas Escrituras, la humanidad es condenada a ganarse el pan con el sudor de su frente, como castigo al pecado original, y muy frecuentemente sale a relucir el origen etimol¨®gico de la palabra trabajo: la latina tripalium, una antigua herramienta para herrar bueyes y caballos, consistente en tres palos, pero tambi¨¦n utilizada como instrumento de tortura. Trabajo es tortura.
En 1930, John Maynard Keynes aventur¨® que para finales de siglo XX el avance de la tecnolog¨ªa en el mundo desarrollado casi nos habr¨ªa liberado del trabajo, hasta llegar a una jornada laboral de unas tres horas. Est¨¢ a la vista que tal cosa no ha ocurrido. El antrop¨®logo anarquista estadounidense David Graeber (autor de obras como En Deuda o La utop¨ªa de las normas, publicados por Ariel) cita el dato en su art¨ªculo Sobre el fen¨®meno de los trabajos de mierda, publicado en la revista Strike, y concluye que buena parte de la sociedad est¨¢ desempe?ando trabajos que no sirven para nada. Trabajos de mierda.
¡°?C¨®mo podemos siquiera empezar a hablar de dignidad laboral cuando estamos invirtiendo ocho horas al d¨ªa en hacer un trabajo que no deber¨ªa existir?¡±, se pregunta la compa?¨ªa catalana La Cal¨®rica. Inspirada por el texto de Graeber, ha montado un espect¨¢culo hom¨®nimo que se puede ver en la sala Cuarta Pared hoy y ma?ana.
¡°Con la precariedad que hay en el gremio de las artes esc¨¦nicas, es com¨²n que la gente tenga trabajos de mierda para sobrevivir, as¨ª que al principio no sab¨ªamos si el tema interesar¨ªa a un p¨²blico m¨¢s amplio¡±, dice Joan Yago, autor del texto. ¡°Sin embargo pronto comprobamos, al hablar con la gente, que todo el mundo ten¨ªa experiencias en este tipo de trabajos¡±, a?ade. Es decir, teleoperador o repartidor nocturno de pizza, pero tambi¨¦n trabajos en los que, v¨ªctimas del llamado Principio de Peter, los trabajadores ascienden hasta puestos que no dominan y se vuelven incompetentes. Es decir, tambi¨¦n hay puestos directivos absurdos.
As¨ª, han montado una especie de colecci¨®n de ¡°casos cl¨ªnicos¡± que se desarrollan sobre las tablas. Son casos reales aunque algunas veces modificados para un mejor funcionamiento dramat¨²rgico. ¡°Una vez me llamaron para un trabajo como instructor de pap¨¢s noeles. Como director y dramaturgo, ten¨ªa que ense?ar a licenciados en paro a moverse y proyectar la voz por un centro comercial, en un curso de 20 horas¡±, confiesa Yago, ¡°afortunadamente un Pepito Grillo dentro de m¨ª me hizo rechazar el trabajo¡±.
Hay m¨¢s: una profesora de nataci¨®n que no sabe nada; un asistente de biblioteca que, por contrato, no puede tocar los libros; captadores callejeros de ONG, o personas con problemas econ¨®micos que tienen que acudir como p¨²blico a aplaudir en maratonianos programas televisivos a cambio de bajas retribuciones. ¡°Son personajes sobrecapacitados o infracapacitados que viven instalados en el sufrimiento, el aburrimiento o el cuestionamiento de lo que les rodea¡±, dice Yago.
La obra llega a Madrid como parte de lo mejor de El Cicl¨®n, Primer Ciclo de Compa?¨ªas Independientes de Barcelona, organizado en 2015 por el Teatre Tantarantana. La otra propuesta ser¨¢ Teenage dream, de Projecte Nisu, que se podr¨¢ ver en la misma sala entre el 18 y 20 de este mes.
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