¡°Diners de tort fan veritat e de jutge fan advocat¡±
Gracias a los soberanistas catalanes, algunos miembros de la derecha m¨¢s extrema viajan hacia la Ilustraci¨®n
Lunes. A comienzos de la era cristiana, el individuo de la sociedad mediterr¨¢nea medraba en una trama jer¨¢rquica de patrocinio y clientela. A cambio de dar o recibir protecci¨®n, rend¨ªa tributo al de arriba y cobraba al de abajo. Este intenso tr¨¢fico de d¨¢divas amenizaba el comercio social y dejaba fuera de juego a los que no ten¨ªan a nadie a qui¨¦n exigir obediencia: las mujeres y los ni?os. Eran el nimio estamento de una pir¨¢mide sin escr¨²pulos. Esos a los que se pod¨ªa zurrar sin riesgo de que te devolvieran el golpe. Cerca de ellos, en los m¨¢rgenes del sistema, merodeaban los leprosos, muy parecidos a nuestros bohemios, mendigos que prefer¨ªan no deber nada a nadie y que con su mal genio pedig¨¹e?o atosigaban a los vecinos. Los pordioseros eran los ¨²nicos que recib¨ªan sin dar nada a cambio. Fue entonces cuando la caridad se revel¨® como un sarcasmo subversivo.
Martes. Los acusados en el juicio del caso Noos han contratado a grandes abogados para demostrar su inocencia, pero parece, por una vez al menos, que el verso de Anselm Turmeda no se cumplir¨¢: ¡°Diners de tort fan veritat e de jutge fan advocat¡±. Por lo que se ve en las pantallas, los abogados aconsejan pronunciar un incre¨ªble ¡°yo no he sido¡±. Y los acusados se limitan a parecer ese pobre hombre sorprendido en su buena fe. Los discursos de exculpaci¨®n son una rudimentaria negativa a reconocer la verdad de los hechos cometidos y una mezcolanza de gestos teatrales: ¡°?y qu¨¦ s¨¦ yo de todo eso?¡±. Sabi¨¦ndose grabados por la c¨¢mara, se empe?an en mostrar al gran p¨²blico su estado de ¨¢nimo ofendido por la insidia de los fiscales.
Mi¨¦rcoles. Celebro que el juez Castro haya hecho su trabajo resistiendo presiones y amenazas (de las que todav¨ªa no lo sabemos todo) y que las tres juezas rechazaran con un auto magistral aplicar el artificio de la doctrina Bot¨ªn a la Infanta, pero la declaraci¨®n de Cristina me produce un extra?o sabor de boca. Una mujer triste, de mirada melanc¨®lica, sentada en el banquillo por no haber abandonado a su marido. Los analistas le reprochan la tozudez ¡°que ha perjudicado a la Corona¡±, pero yo siento una fuerte simpat¨ªa por el imperturbable orgullo de esta singular mujer. Sobre todo teniendo en cuenta el ensa?amiento del sindicato Manos Limpias. Sin ocultar su filiaci¨®n ultra derechista, el sindicato est¨¢ ejecutando una venganza pendiente desde hace cuatro d¨¦cadas. Esperaban la ocasi¨®n de castigar la ¡°traici¨®n¡± del rey Juan Carlos a Francisco Franco. Y la han encontrado. El caso Noos ha hecho claudicar al monarca, pero los del Sindicato retienen como reh¨¦n a su hija predilecta.
Jueves. ?Qu¨¦ debemos agradecer a los soberanistas catalanes? Una sensacional aportaci¨®n a la historia de nuestro tiempo. Alg¨²n d¨ªa se estudiar¨¢ en las facultades de ciencias pol¨ªticas su influencia en la recalcitrante extrema derecha espa?ola.
Ante la insurgencia catalana, alg¨²n ocurrente ide¨®logo comprendi¨® la necesidad de articular una idea que legitimara su discurso. ?Y qu¨¦ se le ocurri¨®? Nada menos: proclamar que en Espa?a todos somos libres e iguales. De repente, la renqueante heredera del absolutismo secular, vislumbr¨® el rango filos¨®fico y moral de la ciudadan¨ªa moderna: todos somos libres e iguales. Gracias a los soberanistas catalanes, algunos miembros de la derecha m¨¢s extrema han iniciado su viaje hacia la Ilustraci¨®n. Bienvenidos sean. Ahora tan solo ser¨¢ necesario que sazonen esta majestuosa proclamaci¨®n con unas pizcas de fraternidad para que se despierten rezongando en La Bastilla.
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