Hombres en calzoncillos
Entiendo que los medios necesitan rentabilizar minutos y que el f¨²tbol es una forma barata de llenar contenidos, pero ?tanto?
Son las dos y cuarto de un soleado domingo y estoy en una de las duchas de un club deportivo. Un par de se?ores mayores se relajan bajo el chorro de agua caliente despu¨¦s de nadar. De lejos, se oye llegar a los del f¨²tbol, que van ocupando los huecos libres en las duchas. El que tengo al lado gru?e algo que no entiendo y no para de refunfu?ar.
Al final, alguien le contesta. Una falta, una entrada, un no me la has pasado, yo qu¨¦ s¨¦. En cuanto me doy cuenta, de las palabras pasamos a los hechos. Es lo que tiene el f¨²tbol en directo, que no hay repeticiones, se agarran, gritan y forcejean en directo. Las voces alertan a los dem¨¢s jugadores, que llegan a toda prisa. Imag¨ªnenselos descalzos, con chanclas o con botas de tacos y suelo mojado y jabonoso. Desnudos o en pa?os menores, se?ores entrados en carnes y velludos en camiseta resbalan y se ayudan a caer y a levantarse.
Los dos ancianos que siguen bajo el chorro hacen que no con la cabeza. Nuestros h¨¦roes discuten mientras abandonan las duchas. El susto de las ca¨ªdas ha dejado en segundo plano la discusi¨®n por qui¨¦n sabe qu¨¦.
El f¨²tbol ocupa gran parte de sus vidas. Horas de tele, redes sociales, discusiones y juego llenan el vac¨ªo de los d¨ªas. Han hecho amigos y enemigos con los que vivir penas y satisfacciones. De hecho, el problema es que les ocupa tantas energ¨ªas que acaban resbalando en la ducha. Un respiro, que ni en la ducha y con dos abueletes puedes estar tranquilo. Incluso para quienes el deporte es algo importante o para los que el f¨²tbol no es algo ni mucho menos marciano, el exceso es excesivo.
Si contamos las horas de las parrillas de radio y televisi¨®n creo que se entiende. Vale, los medios necesitan rentabilizar minutos y puede que requieran de telebasura y zapping y que el f¨²tbol sea otra manera barata de llenar contenidos, pero, ?a qu¨¦ coste? Basta recordar otros ecosistemas comunicativos m¨¢s all¨¢ de los Pirineos para darse cuenta de ello. La mugre es inevitable y la hay en todas partes, pero, ?tanta? ?Y tan conformados?
No digo que todo sea en vano. El periodismo se puede aprender en las cr¨®nicas de Ramon Besa, la normalizaci¨®n del catal¨¢n ha pasado por las retransmisiones de Joaquim Maria Puyal y hay decenas de articulistas cuyos art¨ªculos sobre sistemas de juego son mucho m¨¢s brillantes que ¨¦ste. Hemos crecido con el f¨²tbol y forma parte de nuestra vida, pero la demas¨ªa crea monstruos.
Los directivos dicen que las tertulias deportivas llenan el vac¨ªo que en el lado masculino de la cosa no llenan las tertulias de la prensa del coraz¨®n. Hasta ah¨ª, nada que objetar (o s¨ª, que ya no sabemos d¨®nde poner el list¨®n) pero uno no deja de preguntarse si hay alternativas viables y si no hace tiempo que borramos la raya de tanto pasarle por encima.
Los ejemplos de Catalunya R¨¤dio y TV3 son de pura exageraci¨®n. No solo hay un canal dedicado a deportes, sino que el de informativos dedica un tercio de su tiempo a la misma informaci¨®n. Claro que no todo es f¨²tbol pero si contamos minutos y comparamos, la contracci¨®n del Canal 33 o las desapariciones de Catalunya Cultura o de Icat FM, se convierten en momentos de oro de la verg¨¹enza comunicativa local. Para los defensores de la radio en catal¨¢n, recordar que mientras Radio Nacional de Espa?a emite El ojo cr¨ªtico aqu¨ª estamos con el Bar?a. Hemos consolidado un programa sobre castells pero no hay manera hacer sobrevivir el de libros.
No es necesario contraponer f¨²tbol y libros en los medios porque estos tendr¨ªan la batalla perdida antes de empezar. El periodismo se escribe, y para leerlo hace falta algo m¨¢s que lo que se farfulla en la mayor parte de las secciones de deporte de radio y televisi¨®n. Para decirlo claro, una buena cr¨®nica deportiva puede ayudar a entender el mundo pero la mayor parte de lo que se locuta sigue teniendo el mismo inter¨¦s que la vida y las obras de los amantes de las folcl¨®ricas. Escuchar los pormenores de no s¨¦ qu¨¦ ligamento en hora punta, se nos hace cansino hasta a quienes no nos desagrada el f¨²tbol.
Qui¨¦n nos iba a decir que el inter¨¦s general por el f¨²tbol del se?or ?lvarez-Cascos ser¨ªa el consenso nacional que unir¨ªa el ultraderechismo m¨¢s rampl¨®n con la p¨¢tina culturalista de la izquierda. Santa Maradona, ruega por nosotros.
Francesc Ser¨¦s es escritor.
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