El palacio que cambi¨® de acera
Se abre al p¨²blico la vivienda que Puig i Cadafalch rehabilit¨® para el Bar¨® de Quadras en la Diagonal
Barcelona es una ciudad viva que no deja de transformarse y crecer. Ahora y siempre. Lo demuestra la vivienda que compr¨® en 1884 Jos¨¦ Quadras Prim en la calle Rossell¨® compuesto por bajos, entresuelo, cuatro pisos, azotea y jard¨ªn en la parte posterior. Cuando ocho a?os despu¨¦s, en 1902, su hijo Manuel, primer bar¨®n de Quadras, mand¨® a Josep Puig i Cadafalch que lo remodelara para hacer ostentaci¨®n del t¨ªtulo nobiliario concedido dos a?os antes, hab¨ªa comenzado a tomar forma una gran avenida proyectada por Cerd¨¤, la Diagonal, cuyo primer tramo naci¨® en 1884 con la construcci¨®n de las calles que hay entre Pau Claris y Passeig de Gr¨¤cia, donde se sit¨²a este edificio.
Por eso, la vivienda no solo se reform¨®, sino que se le dio un giro de 180 grados y lo que era la parte trasera se convirti¨®, tras eliminar la zona verde, en la fachada principal. Por all¨ª acced¨ªan los nobles propietarios y en ella se plasm¨® el rico programa decorativo de estilo neog¨®tico y plateresco que tanto gustaba a Puig i Cadafalch, sin faltar los elementos que identifican su arquitectura, como un Sant Jordi matando a un drag¨®n, aut¨¦ntica firma del autor. La primigenia fachada, pese a que se reform¨®, acab¨® siendo una m¨¢s del Eixample, con esgrafiados de policrom¨ªa floral, geom¨¦trica y equilibrada. Por ella acced¨ªan los vecinos que viv¨ªan, de alquiler, en los pisos superiores a la familia Quadras.
Desde el vest¨ªbulo, que reproduce el esquema de los palacios g¨®ticos, con un patio central desde el que se accede al piso principal, la casa muestra el lujo al que nos tiene acostumbrados el modernismo barcelon¨¦s de la alta burgues¨ªa: mosaicos romanos en los suelos de Mario Maragliano, arrimaderos de cer¨¢mica de inspiraci¨®n ¨¢rabe y, sobre todo, una baranda realizada en un magn¨ªfico trabajo de piedra con decoraciones florales, mientras una ej¨¦rcito de figurillas parecen observar a todo el que accede por esta entrada principal. Una vez dentro del piso principal pueden verse dos ¨¢reas bien diferenciadas, los espacios que dan a la Diagonal, a trav¨¦s de la galer¨ªa, donde se recib¨ªan a las visitas, en los que dominan el parqu¨¦ y la cer¨¢mica floral de las paredes, y los de la calle Rosell¨®n destinado a uso familiar. Entre las sorpresas, la puerta que daba paso a una de las primeras c¨¢maras de ba?o de la ciudad, con ducha, pica, tocador y un WC de madera, que m¨¢s tarde se suprimi¨® pero que se conoce por fotograf¨ªas. Tampoco hay rastro del mobiliario original, de aspecto medieval, que permanece en manos de la familia.
El Palau de Bar¨® de Quadras ha tenido una vida ajetreada desde su reforma de comienzos de siglo. En 1972 la familia propietaria lo vendi¨® al Ayuntamiento de Barcelona que lo destino, a partir de 1980, a Museo de la M¨²sica y, desde 2003, tras una gran reforma, que se llev¨® la escalera de los vecinos por delante, acogi¨® Casa Asia, que, despu¨¦s de diez a?os, se mud¨® a uno de los pabellones del Hospital de Sant Pau dejando paso al Instituto Ramon Llull que contin¨²a. Hasta ahora, su imponente fachada llevaba a que m¨¢s de un centenar de personas accedieran libremente a su espectacular vest¨ªbulo que permit¨ªa la entrada de carruajes y veh¨ªculos.
Desde hace unas semanas es posible visitar el piso noble y subir a su terraza gracias al convenio firmado entre el Instituto Ramon Llull y Cases Singulars, la entidad que permite visitar muchos de los interiores de los edificios modernistas de esta ciudad. ¡°Es una forma de explicar la historia catalana a trav¨¦s de las casas m¨¢s importantes de Barcelona¡±, explica la historiadora Isabel Vall¨¨s, responsable de Cases Singulars junto a Laura Pastor.
La apertura al p¨²blica del palacio se une a una ruta de edificios modernistas que comienza por el Passeig de Gr¨¤cia (Casa Lle¨® i Morera, Amatller, Batll¨®, Pedrera) sigue por la Diagonal, pasa por este edificio de Puig i Cadafalch y la Casa de las Punxes (que realiz¨® tambi¨¦n Puig en el mismo momento y que pronto se abrir¨¢ al p¨²blico) y termina en la Sagrada Familia, la obra inconclusa de Gaud¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.