Confusi¨®n y verg¨¹enza
Tanto en el ¡®Brexit¡¯ como en la crisis de los refugiados, la UE ha reaccionado contraviniendo sus tratados y principios. La causa es una mezcla de miedo, impotencia y falta de cohesi¨®n
Me encuentro entre aquellos que, adem¨¢s de haber cre¨ªdo honestamente en Europa, a¨²n seguimos convencidos de que ni Catalu?a, ni Espa?a, ni ning¨²n otro pa¨ªs europeo tienen un futuro claro sin la existencia de alg¨²n tipo de Uni¨®n Europea. Por ello creo que para todos nosotros, o en todo caso para m¨ª, las dos ¨²ltimas reuniones del Consejo Europeo han sido dos golpes bajos dif¨ªciles de resistir.
Antes de entrar en ello, para compensar estos golpes, le doy vueltas con satisfacci¨®n a unos comentarios privados escuchados el pasado lunes en Barcelona al anterior primer ministro italiano Enrico Letta, y que luego resumi¨® en p¨²blico con estas palabras: ¡°En Europa hay en estos momentos s¨®lo dos tipos de pa¨ªses: los peque?os, y los que todav¨ªa no se han dado cuenta que son peque?os para tener un futuro por s¨ª solos¡±. ?No sab¨¦is hasta qu¨¦ punto lo comparto! Ser¨ªa bueno que lo escucharan los del Reich, los de la grandeur, los del Kingdom, y hasta los del Imperio¡
Vuelvo a los sentimientos que he condensado en el t¨ªtulo. Los jefes de Gobierno de los 28 pa¨ªses se han reunido dos veces en menos de un mes para tratar dos temas fundamentales para el futuro de la UE: la posible salida del Reino Unido, y la crisis de los refugiados. En los dos casos la reuni¨®n ha finalizado con un acuerdo, y de su lectura se desprende una misma conclusi¨®n: Cameron ha presionado a los 27 con la amenaza de marcharse, y les ha ganado el pulso. Erdogan ha aprovechado la debilidad de los 28, y les ha hecho pasar por donde nunca hubieran querido. En ambos casos se han aceptado cosas que contradicen los compromisos contenidos en los tratados, y se ha renunciado a algunos principios sobre los que se ha ido construyendo la UE. En el segundo, de forma mucho m¨¢s grave, se han cerrado los ojos y se han conculcado valores universales, de los que se supon¨ªa que Europa era defensora y espejo para el resto del mundo.
Tanto en un caso como en el otro se hace dif¨ªcil entender que los l¨ªderes de todos los pa¨ªses de la UE hayan podido suscribir lo que refleja el acuerdo, aunque se haya querido enmascarar con juegos de palabras y frases ambiguas. He utilizado la palabra verg¨¹enza. No creo necesario justificarla, porque han abundado estos d¨ªas las observaciones en este sentido, tanto de entidades u organizaciones de la propia Europa, como de otras de car¨¢cter internacional. Es cierto que tambi¨¦n ha habido algo de populismo y de demagogia, pero con un fondo de raz¨®n.
Quiero explicar los motivos de mi confusi¨®n, que tambi¨¦n podr¨ªa calificar de incredulidad ante el resultado. No entiendo lo que ha pasado, o lo que est¨¢ pasando, y por ello formulo algunas hip¨®tesis. Creo que lo ocurrido se ha debido a una mezcla de miedo, de impotencia y de falta de cohesi¨®n.
Miedo, no ante los refugiados, sino ante las posibles reacciones de algunas sociedades europeas frente a su llegada. Si los que dirigen y conocen bien lo que ocurre en sus pa¨ªses, han preferido sucumbir a este miedo y tomar unas medidas contrarias a sus convicciones y a sus principios, hay que concluir que las distintas organizaciones xen¨®fobas est¨¢n consiguiendo crear unos estados de opini¨®n mucho m¨¢s extendidos de lo que parec¨ªa. Si es as¨ª, hay motivos para preocuparse, ya que se echa en falta la valent¨ªa de muchos dirigentes para liderar un discurso que, a partir de la obligada solidaridad, a?ada rigor y realismo a su acci¨®n pol¨ªtica.
Impotencia, ya que la UE no tiene ni las competencias jur¨ªdicas ni los medios necesarios para gestionar con eficacia y rapidez el proceso de llegada y de acogida, mientras que los estados que se encuentran en las v¨ªas de entrada, aunque tienen las competencias, no tienen la capacidad para hacerlo solos. Una vez m¨¢s, como en la crisis del euro, la situaci¨®n de una UE a medio construir pasa factura, y obliga a acelerar el proceso.
Finalmente, falta de cohesi¨®n. Las cr¨®nicas no oficiales parecen indicar que en las reuniones hubo una especial diversidad de opiniones entre los integrantes, muchos enfrentamientos de tipo bilateral, y bastantes silencios inexplicables. No es de extra?ar que en una situaci¨®n as¨ª, fallen los mecanismos de decisi¨®n que adem¨¢s no prev¨¦n una rendici¨®n de cuentas democr¨¢tica. As¨ª se acaba cediendo a presiones que casi se podr¨ªan llamar chantajes. Malos presagios para Europa si no hay un golpe de tim¨®n.
Joan Maj¨®, ingeniero y ex ministro.
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