Se van al exilio
La decisi¨®n de iniciar un proyecto de vida en el extranjero debe ser una elecci¨®n, en ning¨²n caso una obligaci¨®n por falta de empleo digno y de expectativas
Hace unos d¨ªas le¨ª el Informe Estat de la joventut 2015, elaborado por el Consell de la Joventut de Barcelona, donde se exponen las dificultades de los j¨®venes para emanciparse. Este informe remite a otras publicaciones como el estudio encargado por Injuve, con el t¨ªtulo La emigraci¨®n de los j¨®venes espa?oles en el contexto de la crisis(2007-2013), en el que se estima en 218.000 los j¨®venes que se han ido de Espa?a por culpa de la crisis.
?La decisi¨®n de iniciar un proyecto de vida en el extranjero debe ser una elecci¨®n, en ning¨²n caso una obligaci¨®n por falta de empleo digno y de expectativas de encontrarlo a corto y medio plazo. Seg¨²n el Observatori Catal¨¤ de la Joventut (OCJ) desde 2007 se han destruido 427.000 puestos de trabajo ocupados por j¨®venes, mostrando de manera inequ¨ªvoca que es el colectivo que m¨¢s ha sufrido el impacto de la crisis. Este mismo estudio, que analiza los datos publicados por la EPA del ¨²ltimo trimestre del 2015, afirma que la tasa de actividad juvenil contin¨²a bajando y se sit¨²a en el 61%. Ya es m¨¢s baja que la de los adultos, cosa que significa o bien que muchos j¨®venes ya no se registran en las listas del paro o bien que deben buscarse un futuro fuera de su pa¨ªs.
La tasa de paro de los j¨®venes entre 16 y 29 a?os es del 24,5%. Esto provoca que muchos j¨®venes decidan alargar su etapa formativa, m¨¢s en ciclos formativos y menos en la universidad, por los altos precios de las matr¨ªculas. Estudian m¨¢s, pero sin ninguna expectativa de mejora.
Debido a que han trabajado poco tiempo, sus cotizaciones son m¨ªnimas y s¨®lo el 8,3% de las personas j¨®venes desempleadas reciben alguna prestaci¨®n social. Esta cifra es especialmente preocupante teniendo en cuenta que el paro de larga duraci¨®n se sit¨²a en el 11,4% (lejos del m¨¢ximo hist¨®rico del 17% registrado en 2013), pero significa que cuatro de cada 10 j¨®venes en paro hace m¨¢s de un a?o que buscan trabajo. Seg¨²n el OCJ, el paro de larga duraci¨®n es un indicador de riesgo de exclusi¨®n social
Pero los afortunados que acceden o se mantienen en el mercado laboral no lo tienen mucho mejor. La mayor¨ªa tienen contratos temporales (la tasa de temporalidad es del 46%), o parciales no deseados y con una fuerte subocupaci¨®n. Esta precariedad se est¨¢ convirtiendo en estructural. Titulados que s¨®lo encuentran trabajos de baja cualificaci¨®n en el sector servicios (el 80% de contratos son en el sector de la restauraci¨®n, servicios personales o ventas). Contratos precarios con sueldos indignos y que adem¨¢s marcan diferencias salariales del 25,5% por raz¨®n de g¨¦nero.
Con esta realidad laboral y con estas tristes expectativas, la tasa de emancipaci¨®n residencial de las personas de 16-19 a?os, en Catalu?a, se sit¨²a en el 23,9%, y en la ciudad condal el 45,7% de las personas entre 25 y 29 a?os no est¨¢n emancipadas. ?Las razones? El paro, la precariedad laboral y el alto precio de la vivienda.
Ante esta situaci¨®n, tendr¨ªa que haber un debate serio para buscar las formas de evitar esa sangr¨ªa de j¨®venes hacia el exterior. Pero no hay voluntad pol¨ªtica para solucionar este grave problema. La desidia de los gobiernos llega hasta la negaci¨®n del problema, como lo demuestra la falta de datos fiables para saber con exactitud la magnitud del exilio juvenil. Sin datos no se pueden elaborar propuestas pol¨ªticas para evitar la salida ni tampoco pol¨ªticas de retorno para los j¨®venes que hayan perdido su arraigo.
Los datos que proclaman que la crisis ha acabado no hacen mella en la decisi¨®n de los j¨®venes. Ellos padecen las condiciones del mercado laboral y, mientras existan, buscar¨¢n fuera del pa¨ªs el bienestar, la dignidad y la libertad para decidir su futuro.
Su exilio significa no solo una p¨¦rdida en la inversi¨®n realizada para la formaci¨®n de esta poblaci¨®n, sino tambi¨¦n una p¨¦rdida de capital social, talento y creatividad, que incidir¨¢n negativamente en el desarrollo social y econ¨®mico del pa¨ªs. La juventud es per se innovadora y a la vez transformadora, si la dejamos marchar va a significar un gran retroceso no solamente demogr¨¢fico sino tambi¨¦n econ¨®mico y social. Nos convertiremos en un pa¨ªs para viejos y para turistas.
Nuestros j¨®venes se van, mientras en Catalu?a el gobierno est¨¢ a la espera del mes dieciocho y en Espa?a los pol¨ªticos juegan a ver qui¨¦n encuentra a Wally para gobernar. Que frustraci¨®n.
Joan Boada Masoliver es profesor de Historia.
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