?Qu¨¦ es MediaLab?
En este laboratorio ciudadano cient¨ªficos y padres trabajan en una pr¨®tesis infantil, mayores y j¨®venes discuten sobre productos textiles o los ni?os aprenden a programar
En el ?frica occidental un gri-gri es un amuleto que se utiliza para protegerse de la mala fortuna. Y como la tecnolog¨ªa avanzada llega a ser indistinguible de la magia ¡ªlo dijo Arthur C. Clarke¡ª, estas jornadas basadas en la cultura libre africana se llaman Grigri P¨ªxel. Porque cuando pensamos en ?frica pensamos en lo ¨¦tnico, lo tradicional o la desigualdad, pero tambi¨¦n all¨ª se desarrollan proyectos en este sentido, seg¨²n explica la organizadora Susana Moliner. ¡°Hemos tra¨ªdo a makers de cuatro lugares de ?frica (Bamako, Dakar, Lom¨¦ y Casablanca) para tener otra idea de lo que pasa por all¨ª¡±, dice. ¡°?Qui¨¦n puede cacharrear y reciclar mejor que los africanos si toda la chatarra tecnol¨®gica que producimos en Europa la enviamos all¨ª?¡±.
Cronolog¨ªa de un espacio innovador
- Medialab-Prado tiene su origen el a?o 2002, en el Centro Cultural Conde Duque.
- Su objetivo era construir un laboratorio ciudadano de proyectos culturales basado en la experimentaci¨®n y el aprendizaje colaborativo. Para realizar ese trabajo se apoyaban en la Red.
- Empez¨® como un programa del ?rea de Gobierno de Cultura y Deportes (entonces ?rea de las Artes, Deportes y Turismo) del Ayuntamiento de Madrid.
- En 2002, pasa a usar el nombre de MediaLabMadrid.
- En septiembre de 2007 se traslada al n¨²mero 15 de la Plaza de las Letras, y se instala temporalmente en el s¨®tano de la Antigua Serrer¨ªa Belga.
- Enseguida cambia su nombre al actual, Medialab-Prado, en alusi¨®n a su nueva ubicaci¨®n junto al paseo del Prado.
- En abril de 2013, la Serrer¨ªa Belga se convierte en su sede definitiva: 4.000 metros cuadrados y 2,3 millones de presupuesto.
Todo esto ocurre en las dependencias de MediaLab Prado, un laboratorio ciudadano municipal creado a comienzos del siglo XXI y que se encuentra en la Plaza de las Letras desde 2007. Tras pasar unos a?os en el s¨®tano de su actual ubicaci¨®n, la rehabilitada Antigua Serrer¨ªa Belga, se reinaugur¨® en 2013. Ahora acaba de obtener por unanimidad el Premio Princesa Margarita de la Cultura, concedido en Amsterdam por la Fundaci¨®n Cultura Europea (FCE), convirti¨¦ndose en la primera instituci¨®n espa?ola que lo recibe. Los motivos: ¡°Ser creador de espacios de participaci¨®n y experimentaci¨®n a trav¨¦s de nuevas iniciativas culturales que, desde lo p¨²blico, implican a la ciudadan¨ªa y contribuyen a repensar las instituciones desde dentro¡±. Tambi¨¦n se subraya que MediaLab ha encabezado ¡°numerosos proyectos que han animado los procesos democr¨¢ticos en el marco de la cultura digital en Espa?a¡±.
Adem¨¢s, al ser un espacio de participaci¨®n ciudadana y cultura libre ¡ªmuy en la l¨ªnea del actual equipo municipal de Ahora Madrid¡ª, se ha convertido en una prioridad para el Ayuntamiento, seg¨²n confirma la delegada de Cultura y Deportes, Celia Mayer: ¡°Muchos miembros del equipo hemos sido usuarios de MediaLab. Representa de forma directa el modelo de ciudad que proponemos. Es la punta de lanza de nuestra propuesta cultural¡±. MediaLab tiene un presupuesto anual de 2,3 millones de euros, 800.000 m¨¢s que en el ejercicio anterior, provenientes estos ¨²ltimos del ¨¢rea de Participaci¨®n Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto del Ayuntamiento. Porque, adem¨¢s, MediaLab viene colaborando en los ¨²ltimos tiempos con ¨¢reas de gobierno del Consistorio, como Participaci¨®n o Medio Ambiente.
Sin embargo, aun viviendo un ¨¦xito constante y progresivo (su espacio ha ido creciendo con el tiempo, as¨ª como el n¨²mero de usuarios), este lugar ha arrastrado siempre un pesado lastre: explicarse a s¨ª mismo a la ciudadan¨ªa. Si preguntan a su alrededor probablemente solo un peque?o porcentaje de gente sepa explicar con claridad qu¨¦ es MediaLab, m¨¢s all¨¢ de relacionarlo vagamente con lo tecnol¨®gico, lo innovador, lo contempor¨¢neo. ¡°Todo el mundo entiende lo que es una biblioteca o un centro de arte, pero cuando hablamos de un
laboratorio ciudadano es preciso dar m¨¢s explicaciones¡±, dice el director, Marcos Garc¨ªa. Entonces ?qu¨¦ es MediaLab? La definici¨®n m¨¢s sencilla ser¨ªa: un lugar al que la gente va a hacer cosas en colaboraci¨®n.
Pero, ?qu¨¦ cosas? Los ciudadanos pueden proponer sus propias ideas o colaborar en las ideas de otros, todo en formatos muy variables. ¡°M¨¢s que est¨¦ presente lo digital, como podr¨ªa pensarse, nos interesa que se conecten mundos distintos: unas disciplinas con otras, expertos con amateurs, j¨®venes con mayores¡±, dice Garc¨ªa. Un ejemplo de esto son los laboratorios y talleres textiles, donde se mezcla la sabidur¨ªa tradicional de los mayores en cuestiones de costura con la electr¨®nica creativa que aportan los m¨¢s j¨®venes: as¨ª se generan textiles inteligentes o interactivos. ¡°El intercambio de saberes genera comunidad¡±, recalca el director. Los m¨¢s peque?os tambi¨¦n tienen su espacio, con actividades como talleres de microarquitectura, fabricaci¨®n digital, aprendizaje a trav¨¦s de videojuegos o programaci¨®n para j¨®venes. Tambi¨¦n es importante que lo que se haga en MediaLab sea abierto y bien documentado, para que pueda reproducirse en otros lugares.
Actualmente, el centro acoge a 32 grupos de trabajo y el a?o pasado recibi¨® la visita o participaci¨®n de 65.700 ciudadanos y se realizaron 124 prototipos.
En una sala en penumbra de las ¨²ltimas plantas de MediaLab se escucha m¨²sica electr¨®nica y se proyectan im¨¢genes en las paredes, mientras varias personas se abisman en sus ordenadores port¨¢tiles. Es el grupo de Live Coding. ¡°Vienen personas a las que les gustan la m¨²sica electr¨®nica y la inform¨¢tica, pero a las que siempre les dijeron que no val¨ªan para la m¨²sica¡±, explica el mediador responsable del proyecto, Jes¨²s Jara, que les ense?a a crear sonido con c¨®digo inform¨¢tico, todo en software libre. ¡°En MediaLab la gente no viene a ver una expo; viene a crear, a debatir, a reflexionar¡±, insiste Jara.
Fresadoras en el s¨®tano
Bajando al s¨®tano de la instituci¨®n, la semilla desde donde se expandi¨® hasta llegar a su actual tama?o de 4.000 metros cuadrados, aparece Fablab, el laboratorio de fabricaci¨®n digital. Aqu¨ª abundan las impresoras 3D y los cacharros electr¨®nicos; hay fresadoras o cortadoras l¨¢ser y de vinilo que los ciudadanos utilizan en sus proyectos. Por ejemplo, un grupo de personas se sienta en una mesa, discutiendo alrededor de la pr¨®tesis de una mano. Son parte del proyecto Autofabricantes. ¡°Se trata de la autofabricaci¨®n colectiva de una pr¨®tesis de la mano de un ni?o en c¨®digo abierto¡±, explica el arquitecto Francisco D¨ªaz, responsable del proyecto, ¡°pero no una pr¨®tesis cualquiera, sino que nos centramos en la parte mioelectr¨®nica, que permite que la persona pueda mover la pr¨®tesis¡±. Algunos escollos son la velocidad de respuesta o, al ser de ni?o, el menor tama?o de la mano artificial, lo que obliga a usar componentes m¨¢s peque?os. Participan desde ingenieros especializados hasta amateurs que estaban interesados en el proyecto, y tambi¨¦n padres de ni?os usuarios de pr¨®tesis, que les ofrecen su feedback y su gu¨ªa. Todas las decisiones se toman bajo consenso y el desarrollo se va narrando puntualmente en un blog. ¡°No solo es importante llegar a un prototipo, sino contar c¨®mo se llega¡±, dice D¨ªaz. ¡°Se trata de ofrecer una alternativa a las familias que no pueden acceder a estas pr¨®tesis o en las que estas son rechazadas por los ni?os¡±.
Como en MediaLab son conscientes de la dificultad a la hora de divulgar su idiosincrasia, uno de sus proyectos gira en torno a ese asunto: se llama Cronicalab y trata de hacer cr¨®nicas audiovisuales para un relato m¨¢s accesible del laboratorio ciudadano. ¡°Se trata de llegar a gente no familiarizada con el discurso de la instituci¨®n y que relaciona esto ¨²nicamente con tecnolog¨ªa y cultura digital¡±, dice el responsable Julio Albarr¨¢n. ¡°Queremos hacer entender que esto es un proyecto ciudadano, donde todo el mundo tiene acceso y donde es m¨¢s importante la cuesti¨®n de la cultura libre, el compartir, el trabajo en equipo y el aprender c¨®mo se hacen las cosas, que la vertiente m¨¢s digital. Por ejemplo, aqu¨ª hay cocinas donde la gente interesada puede venir a compartir sus recetas¡±.
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