¡°El 95% de los problemas los provocan los padres¡±
Visita a dos partidos de f¨²tbol base de Santa Coloma en los que se aplica la nueva normativa de la federaci¨®n catalana para evitar la violencia en las gradas
El bar del Club de F¨²tbol Singuerl¨ªn, en Santa Coloma de Gramenet, es un barrac¨®n prefabricado. Un hombre sigue las pruebas del mundial de motociclismo por el televisor mientras un camarero despluma una treintena de zorzales que ha cazado el amo del bar. En la terraza, los padres del Cadete B de la Pe?a Barcelonista Anguera apuran sus caf¨¦s antes de que empiece el partido contra el equipo local.
Sus hijos salen al campo municipal Can Zam 2 en fila y acompa?ados por los rivales del Singuerl¨ªn. Los padres comentan entre ellos el ¨²ltimo caso de violencia en el f¨²tbol catal¨¢n, la paliza que recibi¨® un jugador del CP Sarri¨¢. La Federaci¨®n Catalana de F¨²tbol (FCF) ha iniciado una campa?a para controlar la violencia en las gradas, con m¨¢s capacidad de acci¨®n del ¨¢rbitro y mensajes de advertencia en el mundo del f¨²tbol base. ¡°El 95% de los problemas los provocan los padres¡±, asegura Jordi Viladesau, uno de los miembros de la expedici¨®n del Anguera.
A la tercera suspensi¨®n los ¨¢rbitros pueden cancelar el partido
El himno del Singuerl¨ªn suena por la megafon¨ªa cuando los jugadores saltan al terreno de juego. El conserje del estadio me muestra el cartel que les ha hecho llegar la federaci¨®n. Es una nota informativa con el lema ¡°Cero insultos en la grada¡±. Est¨¢ impresa con colorines pero sus dimensiones son discretas. La norma advierte de las tres normas b¨¢sicas que los clubes han que cumplir: los jugadores de ambos equipos deben salir al campo al mismo tiempo y mostrando una pancarta que reza ¡°Basta violencia en el f¨²tbol¡±. El ¨¢rbitro puede detener el partido hasta tres veces si desde el p¨²blico ¡°hay insultos de comportamiento racista o de g¨¦nero, y comportamientos intolerantes¡±. A la tercera suspensi¨®n, el ¨¢rbitro puede cancelar el encuentro. La tercera norma es la obligaci¨®n a los jugadores de los dos equipos de darse la mano al finalizar el partido.
Los representantes del Singuerl¨ªn ven acertada la campa?a de la FCF, tambi¨¦n Jordi Casas, uno de los padres del Anguera, aunque cree que, en seg¨²n qu¨¦ campos y en qu¨¦ circunstancias, ¡°el ¨¢rbitro no tendr¨¢ narices de cancelar un partido si no es con la asistencia de la polic¨ªa¡±. Los padres del Anguera llevan esta temporada 21 jornadas acompa?ando a sus hijos, y recuerdan que como m¨ªnimo en tres partidos se han producido ¡°intercambios de impresiones subidos de tono¡± con el ¨¢rbitro. Nunca por parte de ellos, seg¨²n Viladesau.
De 2.500 partidos de f¨²tbol baso? s¨®lo se reportaron incidentes en 17 encuentros
En 2015, contra el Singuerl¨ªn, se detuvo el partido porque el entrenador de este club y un padre fueron a increpar al ¨¢rbitro, explican desde el Anguera. ¡°Hay personas que exteriorizan en el f¨²tbol sus problemas personales¡±, dice Viladesau. Los adultos del Anguera afirman que es excepcional que los entrenadores provoquen el conflicto, todav¨ªa menos los jugadores. Manuel, el conserje del Singuerl¨ªn, no recuerda ning¨²n partido de f¨²tbol base cancelado en los ocho a?os que existe el campo municipal Can Zam 2. Con los adultos, la cuesti¨®n es m¨¢s complicada. El pasado febrero, durante un partido de aficionados se produjo una pelea que exigi¨® la presencia de los Mossos d'Esquadra.
El efecto de la pancarta
La federaci¨®n catalana ha explicado los resultados de su plan de pacificaci¨®n. En la jornada del 5 y 6 de marzo se disputaron 2.500 partidos de f¨²tbol base y solo hubo incidentes en 17 encuentros. La FCF resalta la importancia de saltar al campo con la pancarta de ¡°Basta violencia en el f¨²tbol¡±, pero Pep L¨®pez y Maria Jos¨¦ Dou dudan de que surja efecto. Son los padres del central del Cadete B del Horta y de la capitana de uno de los equipos femeninos del Martinenc. La ¨²ltima situaci¨®n tensa se produjo este marzo, en un partido de su hija contra el Espanyol, cuando unos padres tuvieron que ser separados antes de que se liar¨¢n a tortazos y el ¨¢rbitro par¨® el partido.
L¨®pez y Dou siguen el partido de su hijo contra la Grama, en el estadio de Santa Coloma. El nivel de juego es notablemente mejor que el del partido entre el Singuerl¨ªn y el Anguera. Todas las personas consultadas para este reportaje coinciden que cuanto m¨¢s elevado es el nivel de juego, menos incidentes se producen. Los padres del Horta siguen a sus hijos desde un lateral de la grada. Lejos de ellos, separados por unas vallas, est¨¢n los padres del cadete de la Grama. Sonia e Isabel son madres de jugadores del Horta. Las dos conocen de vista a algunos de los padres del equipo rival, pero no conversan con ellos, tampoco en la media parte. Lo habitual es que cada grupo haga la suya. ?Y si los clubes les hicieran sentar juntos, para que confraternizaran? Las madres sonr¨ªen, no se lo hab¨ªan planteado.
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