Cuando la ciudad es un obst¨¢culo
Por ley, la regi¨®n debe ser accesible en 2017, pero el Ayuntamiento admite que no ser¨¢ posible
Antonio Porras lleva cuatro a?os sin salir apenas de casa: no puede. Vive en un segundo piso, pero se desplaza en silla de ruedas. Y en su edificio no hay ascensor. As¨ª que depende de que su hijo no trabaje ese d¨ªa y pueda cargar con ¨¦l. O, si la cosa se pone fea, del servicio de ambulancias. Antonio perdi¨® las piernas hace cuatro a?os por diabetes. Su discapacidad le sobrevino con 63; poco antes de jubilarse de ordenanza. Desde el sof¨¢, su voz suena desesperada: ¡°Ni se imagina lo que es este calvario¡±.
Su martirio son las 36 escaleras y un pelda?o adicional a la entrada del portal. Una barrera infranqueable y un lumbago seguro para Sergio, su hijo. En su edificio del barrio de Orcasitas viven cinco vecinos. Pero cuatro de ellos son jubilados, explica Antonio. As¨ª que entre todos no suman la derrama suficiente para instalar el montacargas que le permitir¨ªa salir a la calle m¨¢s a menudo. Y recuperar, de alg¨²n modo, su vida de antes: ¡°Salir a tomar algo, lo t¨ªpico¡±.
Tomar algo con los amigos
Algo tan t¨ªpico como eso, hacer vida, es casi una odisea para 94.787 personas en Madrid. Todas ellas tienen movilidad reducida. Y, como Antonio, no se tienen que imaginar ese calvario porque lo sufren a diario. Su ejemplo es uno de los m¨¢s extremos. Pero si pudiera salir con m¨¢s frecuencia, se encontrar¨ªa con una aut¨¦ntica yinkana: aceras mal asfaltadas, bordillos insuperables, ascensores y rampas que no funcionan. O bares con el ba?o en el s¨®tano. Le costar¨ªa tambi¨¦n tomarse algo con sus amigos.
Y todo ello a pesar de que la ley dice que, para el 4 de diciembre de 2017, Madrid debe ser una ciudad accesible. Tanto los edificios de viviendas, que est¨¢n obligados a realizar ajustes razonables, como los espacios p¨²blicos urbanizados. Algo que no parece factible que ocurra con 21 meses de margen. Lo admiten fuentes municipales. Aunque desde el Ayuntamiento aseguran que van a ofrecer ayudas de hasta el 70%, en algunos casos, para hacer esos ajustes. Y que su voluntad es cumplir con la ley en el plazo m¨¢s breve posible.
El Real Decreto Legislativo que fija ese plazo se public¨® en 2013. Aquel a?o, el gobierno municipal que presid¨ªa Ana Botella (Partido Popular) cancel¨® la operaci¨®n asfalto de verano por falta de presupuesto. Aunque un a?o despu¨¦s la retom¨® para tratar de paliar el abandono de algunas calles ¡ªen su mayor¨ªa, avenidas principales¡ª. Esa mejora no lleg¨® hasta el barrio de Juana Buenvar¨®n. Esta vecina de Usera, de 66 a?os y con poliomielitis, afirma que muchas de las grietas con las que lidia a diario llevan en su calle desde hace m¨¢s de cuatro a?os.
Pasos de peatones
Convive con una verdadera carrera de obst¨¢culos. Como los pasos de peatones: ¡°Muchos de ellos no est¨¢n adaptados y, aunque empiezan en rampa, acaban en bordillo. Y para m¨ª dos cent¨ªmetros son un mundo¡±.
Con todo, eso lo tiene m¨¢s o menos controlado; tambi¨¦n los excrementos de perro que debe esquivar. Lo peor, suspira Juana, es no saber si todo ir¨¢ bien. Esto es, que la rampa del autob¨²s funcione. Que dentro no haya ya una persona en silla de ruedas o un carrito de beb¨¦ ¡ªo ambos, si la plataforma central es amplia¡ª y tenga que esperar al siguiente ¡°con un fr¨ªo que pela¡±.
Que el ascensor del Metro no est¨¦ estropeado. Que el ba?o de la cafeter¨ªa est¨¦ a nivel de calle y pueda abrirse f¨¢cilmente. Que su silla quepa. O que su hermano ?ngel pueda acompa?arla y, m¨¢s importante, sujetarla si la pendiente de la calle hace que la silla se le vaya. ¡°Mi vida empieza dos horas antes, pero hay veces que ni saliendo de casa con antelaci¨®n llego puntual¡±, se desespera Juana.
Ni?os que no pueden jugar
Jorge Palomero, arquitecto especialista en accesibilidad, entiende su enfado: ¡°Pero esto no es un tema de urbanismo; es un tema de derechos sociales. Es gente que tarda m¨¢s en llegar a su trabajo. O que no puede salir de casa. O son ni?os que no pueden jugar en un parque infantil porque no est¨¢ adaptado¡±.
Seg¨²n Javier Font, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Personas con Discapacidad de Madrid, las mayores quejas son por temas relacionados con las comunidades de vecinos, centros p¨²blicos y transporte. Y luego est¨¢ la amistad, que tambi¨¦n se resiente. ¡°Hay muchos amigos a los que no puedo ir a ver porque en su portal hay escaleras. Algo que se solucionar¨ªa con un poco de cemento y buena voluntad¡±, concluye Juana.
En autob¨²s, tren y metro
Para 95.000 personas, las esperas son m¨¢s largas. El ocio m¨¢s reducido. Y la vida personal m¨¢s costosa. Todas ellas se desplazan en silla de ruedas. Conviven a diario con grietas, bordillos insalvables y pelda?os infranqueables.
El Real Decreto Legislativo 1/2013, por el que se aprueba la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusi¨®n Social, obliga a Madrid a ser una ciudad accesible antes de que acabe 2017. A d¨ªa de hoy, el presupuesto regional para la atenci¨®n de personas con discapacidad es de 358 millones de euros. En cuanto al transporte, de las 301 estaciones de Metro, un 63% est¨¢n adaptadas. Y hay 511 ascensores en toda la red.
Por Madrid circulan 1.900 autobuses municipales y 1.832 interurbanos; todos son accesibles. La nueva flota de la EMT cuenta ya con 130 autobuses con doble plataforma central, que permite que viajen dos sillas de ruedas. En cuanto a Cercan¨ªas, el 52% de los trenes est¨¢n adaptados.
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