La fiscal¨ªa acusa de narcotr¨¢fico a los fundadores de un club de cannabis
La Asociaci¨®n Casa Mar¨ªa, inscrita en el Registro de Asociaciones de la Xunta, utilizaba su sede social como secadero de plantas de marihuana que luego vend¨ªa entre sus asociados
Creada como club social de cannabis federado e inscrita en junio de 2012 en el registro de la Xunta, la asociaci¨®n Casa Mar¨ªa de Pontevedra utiliz¨® su sede de la calle Trist¨¢n de Montenegro de Pontevedra como secadero de plantas y punto de venta de marihuana para sus 129 asociados que produc¨ªan en una casa a las afueras de la ciudad.
La investigaci¨®n dirigida por el juzgado n¨²mero uno de la ciudad ha derivado en una acusaci¨®n por tr¨¢fico de drogas contra dos de sus fundadores y un socio, en la que se cuestiona la finalidad de estas asociaciones y las ambig¨¹edades de sus estatutos. Un debate abierto con abundante jurisprudencia a favor y en contra sobre los l¨ªmites de los consumos y cultivos compartidos en estos clubs integrados en la Federaci¨®n de Asociaciones Cannabicas.
El fiscal en su escrito de acusaci¨®n pide una condena de 2 a?os y multa de 7.000 euros para cada uno por tr¨¢fico de estupefacientes, adem¨¢s de otros dos a?os de c¨¢rcel y multa de 1.400 euros por asociaci¨®n il¨ªcita contra sus fundadores. Se basa en las pruebas obtenidas en seguimientos a compradores y registros practicados por la polic¨ªa que nada tienen que ver con los fines sociales de Casa Mar¨ªa.
Subraya como los m¨¢s llamativos ¡°el estudio sobre el c¨¢?amo y sus posibles aplicaciones culturales, cient¨ªficas y terap¨¦uticas; evitar el peligro para la salud de sus usuarios inherente al mercado ilegal de cannabis mediante actividades encaminadas a la prevenci¨®n de los riesgos asociados a su uso o promover el debate social sobre su situaci¨®n legal y la de sus consumidores¡±.
Otro de los reclamos de Casa Mar¨ªa es ¡°hacer valer los derechos constitucionales y denunciar las arbitrariedades que puedan cometer las distintas administraciones o poderes p¨²blicos o cualquier persona¡±, adem¨¢s de implicarse en ¡°la actual demanda de regularizaci¨®n del cannabis como recurso econ¨®mico, terap¨¦utico y de ocio¡±.
La acusaci¨®n se centra en el hecho de que los acusados y fundadores F.J.P.O. y L.A.F.L., y el socio del club R.B.B., hubiesen alquilado una casa en la localidad de Vilaboa, a las afueras de Pontevedra, para producir plantas de marihuana que luego secaban y vend¨ªan en bolsas desde el piso de la calle Trist¨¢n de Montenegro, sede de la asociaci¨®n en el centro de la ciudad.
En apenas dos meses, la Polic¨ªa lleg¨® a interceptar cuatro entregas de marihuana a compradores cuando sal¨ªan de Casa Mar¨ªa. Fue entonces cuando el juzgado autoriz¨® la entrada y registro del edificio donde se encontraron plantas colgadas del techo, recipientes con hojas y cogollos secos de marihuana en el congelador de la cocina, bolsas con tierra y fertilizantes.
La sede se empleaba como una tienda especializada con variedad de productos y precios. En fiambreras de cristal con inflorescencias de cannabis aparec¨ªan rotulados los nombres comerciales de la sustancia: Twister, Psicodelicia, Mermelate, Skunk, Big Bud y Green Poison.
En el piso de arriba hallaron una plantaci¨®n en macetas con sistema de riego, ventilaci¨®n e iluminaci¨®n artificial, un picador de hojas y una balanza de precisi¨®n. En medio de todo el utillaje apareci¨® la documentaci¨®n de la asociaci¨®n Casa Mar¨ªa referida a las normas, estatutos, libro de gastos y carn¨¦s de asociados.
En el registro de la casa de Vilaboa se incautaron ciento treinta esquejes de planta de marihuana, doscientas macetas de pl¨¢stico, varios semilleros, fertilizantes, fungicidas, un humidificador, bombillas de 600 vatios, proyectores de luz, bombas de agua, temporizadores el¨¦ctricos, medidores de humedad y ph, l¨¢mparas y ventiladores.
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