Sobrevivir al matadero
El conflicto laboral de un matadero de Vic destapa la dureza y las condiciones de trabajo de los inmigrantes de la industria porcina, con casos de explotaci¨®n investigados y racismo
Son cinco segundos por cerdo. Primero sacas la tripa, de unos 20 kilos. Luego, con el cuchillo rebanas el pulm¨®n y tiras con fuerza. Entonces, hay que cortar la lengua y sujetarla con la mano izquierda para colgarla en un gancho. Si lo haces 10 veces seguidas, notas un cosquilleo en los brazos. Luego, poco a poco, empiezan a paralizarse y, en ocasiones, las u?as de las manos se van ennegreciendo hasta caerse. Cuando la cadencia es de 700 cerdos por hora, termina llegando el d¨ªa en que no puedes mover el hombro.
Para este trabajo hay que estar en forma. Y no tener nada mejor. Emmanuel Kumi (47 a?os) dej¨® a su familia en Ghana y cruz¨® ?frica andando. Cuando lleg¨® a Marruecos, se embarc¨® en una patera rumbo a Espa?a con otros compatriotas. Desde 2005 trabaja en Esfosa, uno de los grandes mataderos de Vic donde, pr¨¢cticamente, solo hay inmigrantes. Muchos llegaron como Emmanuel, otros saltaron la valla de Melilla. Pero la procedencia cambia por ¨¦pocas y conveniencia: marroqu¨ªes, subsaharianos, rumanos, polacos... Ahora han llegado indios, como Surjit Singh, y hasta algunos chinos, como Xiao Pin, sentados en improvisada asamblea al lado de Emmanuel. Denuncian racismo, el exceso de horas y el trato indigno cuando enferman o tienen un accidente. Lo mismo piensan otros 20 compa?eros entrevistados por EL PA?S despu¨¦s de que hace dos semanas, por primera vez, se revolviesen contra los empresarios del sector c¨¢rnico catal¨¢n con dos d¨ªas de huelga.
El 90% de los empleados son inmigrantes. Hay subsaharianos, rumanos, polacos, chinos e Indios
No sirvi¨® de mucho. En lugar de negociar, John Bosco, un compa?ero senegal¨¦s de Emmanuel, termin¨® insultado y amenazado por su jefe. ¡°Negro de mierda, te mandar¨¦ a ?frica a que te mueras de hambre¡±, aseguran varios testigos que le lanz¨® Josep Ramisa, uno de los socios del matadero de cerdos Esfosa y uno de los grandes empresarios del sector porcino catal¨¢n: los llamados aristoncarnios. Julio Risque, otro trabajador que particip¨® en la huelga, asegura que Ramisa tambi¨¦n amenaz¨® con pegarles ¡°cuatro tiros¡±. Le denunciaron a los Mossos y el caso est¨¢ pendiente de juicio. El empresario, condenado tambi¨¦n por delitos medioambientales, ha rechazado hablar con este peri¨®dico.
El conflicto, denunciado desde hace tiempo en peri¨®dicos locales como El 9 Nou o Naci¨® Digital, es solo una peque?a parte del problema social, laboral y medioambiental provocado por el crecimiento de la industria porcina (un 20% desde el comienzo de la crisis). El negocio ¡ªCatalu?a es la principal productora de Espa?a, con el 43% del mercado y unos siete millones de cerdos¡ª, en manos en otra ¨¦poca de peque?as empresas familiares, pertenece hoy a seis o siete grandes grupos que acaparan las granjas, el pienso, el transporte, los mataderos y la distribuci¨®n. Ya ni siquiera los ganaderos son due?os de los cerdos que engordan y han pasado a formar parte de un proceso al que eufem¨ªsticamente llaman ¡°integraci¨®n¡±. Como explica Josep Maria Llopart, pay¨¦s de la zona, la materia prima del pienso viene de Am¨¦rica, y en Catalu?a se engorda, se mata y se manda al extranjero. ¡°Y aqu¨ª nos quedamos con los purines¡±. Los exiguos y oscilantes m¨¢rgenes no dan para m¨¢s.
¡°El problema es la precariedad y el racismo¡±, denuncia Monsterrat Casta?¨¦, del sindicato COS
Los mataderos est¨¢n formados casi ¨ªntegramente por poblaci¨®n que apenas habla espa?ol y llega a cada turno en regueros de bicicletas desde el barrio del Remei de Vic. En Esfosa la mayor¨ªa tiene contrato indefinido. Pero en otros, como Le Porc Gourmet (Grupo Jorge), un recinto situado en Santa Eugenia de Berga donde se matan unos 14.000 cerdos al d¨ªa, los empleados est¨¢n contratados en r¨¦gimen de cooperativistas, un sistema del que fue pionero Catalu?a y se ha extendido a toda Espa?a en diferentes sectores. Suena bien, a copropiedad. Pero en realidad ninguno de ellos posee nada. Muchos ganan unos 800 euros de los que se les ha descontado la cuota de aut¨®nomos de 267 euros mensuales, la compra del material con el que trabajan, la suma mensual por estar en la cooperativa (50 euros) y el coste la limpieza de la ropa de trabajo. Adem¨¢s, pueden ser despedidos de un d¨ªa para otro y carecen de representaci¨®n sindical.
Al calor de esta indefensi¨®n, algunas mafias han aprovechado para comerciar con esos puestos de trabajo, seg¨²n explica Said Belkacem, extrabajador de Le Porc Gourmet despedido a mediados de febrero por participar en un paro. ¡°Los jefes no creo que est¨¦n enterados. Pero el encargado s¨ª lo sabe. Les cobran 500 euros por persona. Si no los pagas no entras. Durante un tiempo lo hac¨ªa una mujer china que trabajaba en la triper¨ªa y que daba el trabajo a otros compatriotas. Tambi¨¦n hab¨ªa un ghan¨¦s que se llamaba Patrick que cobraba dinero a otros paisanos para trabajar¡±, se?ala este extrabajador de Le Porc Gourmet. Seg¨²n su versi¨®n, incluso hubo una persona de nacionalidad india que se dedicaba a lo mismo y que tiempo despu¨¦s fue asesinada en una reyerta a las puertas de otra de las grandes empresas del sector.
Jos¨¦ Luis Tolosana, presidente de la cooperativa Taic (una de las dos que trabaja con Le Porc Gourmet), admite que recibieron hace dos a?os denuncias an¨®nimas sobre el tema y que pidieron a los trabjadores, a trav¨¦s de cartas que deb¨ªan firmar, que no lo tolerasen y lo denunciasen. En el docuemnto, se advert¨ªa a los trabajadores -seg¨²n recomend¨® la Polic¨ªa Nacional, se?alaba- de que no deb¨ªan pagar a nadie por trabajar y que "quer¨ªan cortar de ra¨ªz esos comportamientos". Desde entonces, asegura, no han vuelto a tener constancia de ello. Jos¨¦ Miguel Torrecilla, portavoz de la empresa justifica el sistema de cooperativa, que utiliza gran pare de la industria del porcino. ¡°El sistema deber¨ªa mejorarse, pero no depende de nosotros como empresa. El cerdo sube y baja mucho, y hay ¨¦pocas de pico en las que se necesita m¨¢s gente. La cooperativa es la ¨²nica manera de dar respuesta a esa demanda. Nosotros actuamos de acuerdo a la ley".
El problema transciende a la empresa. La alcaldesa de Santa Eugenia, Anna Franquesa, est¨¢ muy preocupada con la situaci¨®n, que ha generado problemas de convivencia en el municipio. "Aqu¨ª tenemos trabajando a gente en condiciones infrahumanas. Y por eso hemos ido al Parlament estamos en una mesa de trabajo con sindicatos, Generalitat y Caritas. El problema es que est¨¢n amparados por la ley. El empresario me ha dicho que para ¨¦l es complejo pasarles a r¨¦gimen general porque les supone una gran p¨¦rdida", explica la regidora.
Esta situaci¨®n es muy conocida en la comarca. Hace un a?o, los Mossos d'Esquadra desarticularon en la operaci¨®n Pin-Su una red de tr¨¢fico y explotaci¨®n de seres humanos vinculada a Baucells, una de las grandes empresas dedicadas al porcino en la zona (con sede junto al matadero de Esfosa). En la operaci¨®n se detuvo a seis personas, la mayor¨ªa chinos, y al jefe de personal de la empresa, tambi¨¦n imputado. La mafia de explotaci¨®n hab¨ªa crecido gracias al sistema de trabajo temporal y cobraba a unos 300 compatriotas sumas de hasta 16.000 euros por un empleo. La deuda contra¨ªda se les iba deduciendo de sus raqu¨ªticos sueldos. El caso sigue en fase de instrucci¨®n en un juzgado de Vic.
El a?o pasado se desarticul¨® una mafia que explotaba a trabajadores
Montse Casta?¨¦, del sindicato COS, es la presidenta del comit¨¦ de empresa de Esfosa y responsable junto a sus compa?eros que salga a la luz el trato que reciben los empleados de estas instalaciones. Lleva desde los 11 a?os con un cuchillo en la mano y un cerdo en la otra. Pero nunca hab¨ªa visto algo as¨ª. Seg¨²n cuenta ella y todos los trabajadores consultados ¡ªla empresa no ha querido contestar a EL PA?S¡ª, cuando hay alg¨²n herido en la cadena, la empresa se niega a llamar a una ambulancia y les obliga a coger un taxi. Le sucedi¨® al indio Surjit, padre de tres hijos, que tras su grave accidente, tuvo que volver andando a las cuatro de la madrugada del hospital a su casa. ¡°La precariedad y el racismo son el principal problema. El otro d¨ªa hab¨ªa un chico de Ghana que andaba encorvado y le ped¨ª al encargado que lo sustituyese. Me contest¨®: ¡®Es negro y acaba de llegar, que se muera¡±.
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