Un tercio de la c¨²pula fiscal pide la dimisi¨®n de Garc¨ªa Ortiz ¡°por el bien de la instituci¨®n¡±

Trece fiscales de sala, un tercio de los que componen la m¨¢xima categor¨ªa de la carrera, han firmado una carta en la que piden la dimisi¨®n del fiscal general del Estado, ?lvaro Garc¨ªa Ortiz, ¡°por el bien de la instituci¨®n que dirige y de los miembros que la integran¡±. Entre los firmantes est¨¢n dos ex fiscales generales, Consuelo Madrigal y Mar¨ªa Jos¨¦ Segarra, miembro de la Uni¨®n Progresista de Fiscales (UPF) y que fue la primera jefa del ministerio p¨²blico del Gobierno de Pedro S¨¢nchez. Tambi¨¦n suscriben el texto la mayor¨ªa de los fiscales que ya han apoyado otras iniciativas contrarias a Garc¨ªa Ortiz, al que est¨¢ abiertamente enfrentada una parte de la carrera, mayoritariamente conservadora. En el escrito, al que ha tenido acceso EL PA?S, estos fiscales sostienen que la imagen del ministerio fiscal y la propia instituci¨®n ¡°est¨¢n siendo sometidas a una tensi¨®n insoportable¡±. Tras conocer el escrito, fuentes cercanas al fiscal general han expresado su ¡°absoluto¡± respeto al proceso, sin que factores externos deban interferir.

Garc¨ªa Ortiz est¨¢ siendo investigado por un delito de revelaci¨®n de secretos por la supuesta filtraci¨®n de un correo enviado por el abogado de Alberto Gonz¨¢lez Amador, pareja de Isabel D¨ªaz Ayuso e imputado por fraude fiscal, en el que admit¨ªa que su cliente hab¨ªa cometidos dos delitos fiscales y propon¨ªa un pacto que le librara de la c¨¢rcel. El mismo d¨ªa en el que el Supremo abri¨® la causa, en octubre pasado, Garc¨ªa Ortiz envi¨® un comunicado en el que informaba de su decisi¨®n de mantenerse en el cargo al considerar que es ¡°lo menos gravoso y m¨¢s prudente para la instituci¨®n a medio y largo plazo¡±. Un d¨ªa despu¨¦s, reuni¨® a la Junta de Fiscales de Sala y al Consejo Fiscal para explicarles su decisi¨®n. Pero los fiscales de sala consideran que, desde entonces, se han producido ¡°hitos¡± en la causa abierta contra ¨¦l en el Tribunal Supremo que ¡°hacen imprescindible¡± su renuncia al cargo.

Adem¨¢s de Madrigal y Segarra, firman la carta Javier Zaragoza, Antonio Narv¨¢ez, Elvira Tejada, Jos¨¦ Miguel de la Rosa, Rosana Mor¨¢n, Jaime Moreno, Fidel Cadena, Javier Huete, Pilar Mart¨ªn N¨¢jera, Francisco Moreno, y Manuel Moix. Son 13 de los 36 fiscales que ostentan la m¨¢xima categor¨ªa, incluido Garc¨ªa Ortiz. Entre ellos est¨¢n los cuatro fiscales del proc¨¦s -Zaragoza, Cadena, Madrigal y Jaime Moreno- y el fiscal que recibi¨® y despidi¨® a Garc¨ªa Ortiz en la puerta del Supremo cuando acudi¨® a declarar -Huete-. Segarra, miembro de la asociaci¨®n progresista a la que pertenec¨ªa Garc¨ªa Ortiz hasta que lleg¨® a la Fiscal¨ªa General y que entr¨® con ¨¦l en el Consejo Fiscal en 2018 tras compartir campa?a electoral por las fiscal¨ªas de toda Espa?a, ha enviado este viernes un mensaje a un chat de miembros de la UPF en el que anunciaba su decisi¨®n de dejar ese canal tras haber firmado la carta contra Garc¨ªa Ortiz: ¡°Queridos, dejo este chat para que pod¨¢is hablar con absoluta libertad. He firmado un escrito dirigido a nuestro FGE en el que reitero lo que sostuve en la pasada junta de fiscales de sala: la insostenibilidad de su continuidad con la situaci¨®n procesal de la causa del TS, en la que leg¨ªtimamente debe ejercer el derecho a la defensa. Acepto todas las criticas que me dirij¨¢is, por supuesto, pero creo que es mejor as¨ª. Un saludo a tod@s¡±, al cuyo contenido ha accedido EL PA?S.

Los firmantes de la carta consideran que la permanencia de Garc¨ªa Ortiz en el cargo mientras est¨¢ siendo investigado por la Sala Penal del Supremo ¡°provoca unos da?os tan innecesarios como intolerables al prestigio de la Fiscal¨ªa, una merma de la confianza de la ciudadan¨ªa en ella y un injusto, pero real des¨¢nimo en la inmensa mayor¨ªa de los fiscales¡±. ¡°Es necesario evitar la confusi¨®n entre la responsabilidad de la instituci¨®n y la que pueda incumbir a quien ostenta su jefatura y representaci¨®n¡±, se?alan los fiscales, para quienes la permanencia de Garc¨ªa Ortiz en el cargo ¡°difumina nocivamente la delimitaci¨®n de una y otra esfera¡±. Seg¨²n quienes suscriben el escrito, el avance de la instrucci¨®n ¡°superan las previsiones m¨¢s pesimistas en cuanto a la erosi¨®n padecida por el ministerio fiscal¡±. ¡°El panorama se ve agravado por la ins¨®lita posici¨®n en que se encuentra la fiscal actuante en la causa, contraria a la l¨®gica procesal m¨¢s elemental¡±.

Estos fiscales cargan duramente contra la decisi¨®n de Garc¨ªa Ortiz de no responder al juez durante su comparecencia el pasado mi¨¦rcoles en el Supremo. El fiscal general rechaz¨® responder al magistrado ?ngel Hurtado y explic¨® que lo hac¨ªa porque considera que la instrucci¨®n est¨¢ vulnerando sus derechos fundamentales y deber¨ªa declararse nula. El fiscal hizo referencia al registro ¡ª¡°allanamiento¡±, dijo¡ª de su despacho, que ha sido recurrido por su defensa, y se quej¨® de que ¨¦l, al igual que su abogado y el resto de partes, desconoce el resultado de todas las diligencias practicadas hasta ahora, por lo que no podr¨ªa contestar con exactitud a las preguntas del instructor, que ha denegado diligencias de instrucci¨®n que el fiscal general considera necesarias. ¡°Creo que el instructor parte de una certeza que le impide descubrir la verdad¡±, afirm¨® ante el juez.

Los fiscales de sala que firman la carta que han remitido al propio Garc¨ªa Ortiz consideran que esa decisi¨®n de no responder al instructor es ¡°impropia de un Estado de derecho¡± ¡°Puede hacerlo como investigado don ?lvaro Garc¨ªa Ortiz nunca el fiscal general del Estado que, pese a ser objeto de investigaci¨®n penal por el m¨¢ximo ¨®rgano judicial del Estado, sigue representando al Ministerio Fiscal entre cuyas funciones se encuentra la de velar por la independencia de los tribunales¡±. Seg¨²n estos fiscales, la dimisi¨®n no supone ¡°asumir o aceptar ning¨²n tipo de responsabilidad¡± sino que deja ¡°dejando intacta su presunci¨®n de inocencia (...) le abre la v¨ªa para defenderse con plenitud de medios y facultades procesales y m¨¢xima dignidad, dejando, eso s¨ª, al margen a la Instituci¨®n a la que se debe¡±.