Los 101 d¨¢lmatas
La sesi¨®n ha tenido esa mezcla de impaciencia y abandono de las estaciones de autobuses: nada que hacer hasta que no salga el coche
Como los 101 d¨¢lmatas que hu¨ªan de Cruella de Vil, han pasado estos primeros 101 d¨ªas de Govern perseguidos por una apremiante brevedad del mandato. Y aunque en lo relativo a gobernar no se haya hecho nada todav¨ªa, este mi¨¦rcoles ha quedado dicho de nuevo que ya est¨¢ preparado el asunto para hacerlo todo. La sesi¨®n de control al Govern ha tenido esa mezcla de impaciencia y abandono que se ve en las estaciones de autobuses, la sensaci¨®n de que no hay nada que hacer hasta que no salga el coche, y que en realidad habr¨¢ que esperar todav¨ªa m¨¢s, por lo menos hasta que llegue. Por lo que respecta a esta ma?ana, lo importante era el viaje de la tarde. A las cinco hab¨ªa quedado Puigdemont con Rajoy en Madrid. Un presidente de paso visitando a un presidente en funciones. Sobre este encuentro qui¨¦n m¨¢s le pregunt¨® fue Garc¨ªa Albiol, que le dio consejos al President como la madre que manda al ni?o a ver a la abuela. Cada vez que retumbaba en el hemiciclo el nombre de Rajoy, del rostro de Iceta surg¨ªa un rictus de amargura. En la respuesta y en la r¨¦plica de Puigdemont a Albiol se ve¨ªa a la incertidumbre disfrazada de incredulidad. ¡°No s¨¦ si cuando llegue ya estar¨¢n convocadas las elecciones y valdr¨¢ la pena que haya ido¡±, ironiz¨® el President. Hac¨ªa girar el escepticismo en la palma de su mano como si fuese una peonza, pero en este jugueteo tan ensimismado se trasluc¨ªa el disgusto de tener que ir a un sitio, o quiz¨¢ fuese la veleidad de mostrar disgusto por lo que se desea. Adem¨¢s del cargo, entre lo que Puigdemont ha heredado de Mas se encuentra el placer de mostrarse como actor pasivo, no me refiero ahora a Glenn Ford, sino al fatalismo, a presentarse como v¨ªctima de una realidad c¨®smica de la que ning¨²n ser humano puede escapar, y menos la pol¨ªtica, tan maja ella.
Ahora no se dice tanto, pero fue a contracor (¡°contra lo que dicta el coraz¨®n¡±) una expresi¨®n bien fatalista que empez¨® a o¨ªrse continuamente cuando el proc¨¦s estaba en todo su apogeo. Hoy s¨®lo se la ha pronunciado una vez durante la sesi¨®n, y ha sido el conseller de sanidad Toni Com¨ªn. Entre s¨ªstole y di¨¢stole, el Govern de JxS¨ª vive a contracor y, por la parte de S¨²mate, con el coraz¨®n part¨ªo. Cuando los convergentes pata negra se enfrentan al PP, lo que se ve es un pulso entre la derecha con mala conciencia y la derecha sin conciencia. Y cuando republicanos, independientes, artes varias y otras pescas se las ven con las bancadas de los progres de hilo rojo, sostienen que ya est¨¢ todo listo para ponerse manos a la obra, que es cuesti¨®n de d¨ªas, y compungidos por el dolor universal aseguran que adem¨¢s de la preocupaci¨®n comparten el diagn¨®stico. Pero compartir eso es lo f¨¢cil, lo dif¨ªcil es compartir al enfermo. Principalmente porque el enfermo no es de nadie, pues no tiene a nadie y por eso est¨¢ enfermo.
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