Desnudo estuvo vestido con sus mejores ropajes
Roger Mas deslumbra en el Auditori con un concierto extraordinario en la presentaci¨®n de 'Irredempt'
Para desnudarse hace falta valor. La ropa disimula defectos, tapa rincones de la anatom¨ªa que no ganar¨ªan premio alguno y concede la confianza que depara la protecci¨®n. Roger Mas fue la noche del mi¨¦rcoles a desnudarse a la capital catalana, procedente de su Solsona natal, donde naci¨® y vivi¨® lo suficiente como para definir mejor que muchos lo que representa ser cantautor: "Es algo que te permite sentirte m¨²sico cuando est¨¢s entre escritores y escritor cuando est¨¢s entre m¨²sicos¡±, suele decir. Pese a su ra¨ªz de cantautor, Mas siempre ha tocado con banda, en ocasiones escorada hacia el pop, y tambi¨¦n ha tocado con cobla, pero nunca, en sus ya nueve discos, lo hab¨ªa hecho a pelo, con la sola compa?¨ªa de su guitarra ac¨²stica y de su voz. Y de la misma manera que anta?o las personas de pueblo se mudaban de ropa para ir al m¨¦dico a la capital, Mas se desprendi¨® de toda la suya para acudir desnudo al Auditori. Y fue impresionante.
Su ¨²ltimo disco, Irredempt, es el primero en el que tambi¨¦n est¨¢ desnudo, solo con voz y guitarra. Este material ya fue presentado hace meses en la sala Jamboree, pero aquel concierto, casi un ensayo, no hac¨ªa presagiar nada especial, solo la idea de otro cantautor que, en busca de sus ra¨ªces, va y se quita la ropa instrumental. Nada especial. Pero ya desde el primer tema, Caminant, cantado a oscuras, se palp¨® la excelencia de la noche, a la postre marcada por uno de los mejores conciertos que en Barcelona ha ofrecido Mas. Y es que pocas voces son capaces de silabear como la suya, c¨¢lida manga pastelera que va depositando los acentos con tacto y medida, sin golpear las palabras, solamente dej¨¢ndolas sobre la guitarra con suma delicadeza hasta parecer que el ritmo de la dicci¨®n, las s¨ªlabas y su musicalidad son una extensi¨®n de musgo que se ha adherido a las palabras para que estas ganen sentido. Todo y tener una voz varonil capaz de trepar por los graves, es la delicadeza, la melancol¨ªa y el tacto lo que pauta la voz de Roger, que tambi¨¦n es capaz de declamar poemas: lo hizo con Insolada, de Joan Maragall; m¨¢s tarde ley¨®, raudo para jugar con la fon¨¦tica, un texto de Francesc Pujols, y antes hab¨ªa dejado caer, calmo, las palabras de Sota una fina capa de cendra. Cautivador. Hay un mucho de misticismo en lo que hace Mas desde Solsona.
Roger Mas
Roger Mas
17¨¨. Festival del Mil¡¤leni
Auditori de Barcelona
Barcelona, 20 de abril de 2016
La playa en la que desemboc¨® ese r¨ªo de m¨²sica ten¨ªa materiales de la m¨¢s variada procedencia. La m¨²sica italiana, el spaghetti western de Leone, Cohen y Goethe, la americana que remite a Estados Unidos; el pop, Verdaguer..., canciones que bien podr¨ªa cantar Labordeta pero que con Mas se vuelven caricia, piezas que remiten a la sardana: en fin, una riera que con guitarra hizo que todos los sedimentos tuviesen un mismo sentido, sin disonancias, sin rupturas. Todo era igual de emocional, t¨¦cnicamente impecable y conmovedor. Ayud¨® la excelente, por parca, escenograf¨ªa de Llu¨ªs Dan¨¦s, nada que ver con el entorno adusto que parece ha de acompa?ar a los cantautores. Y, ya en un alarde de dominio, Roger interrumpi¨® con bromas Ella te un cel al ulls, pieza maravillosa, por fr¨¢gil y hermosa, sin que esta interrupci¨®n rompiese la canci¨®n.
Desde luego, no es cierto que las buenas canciones se noten porque se aguantan solo con una guitarra; tampoco es de recibo toda esa publicidad enga?osa que hace creer que la sencillez est¨¢ en la base de las obras con may¨²sculas pero, aceptando esto, hay que reconocer que a Mas le viste la desnudez. Un concierto impresionante.
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