El calambrazo que no llega
El cuarteto neoyorquino conserva en La Rivera su vitola de banda s¨®lida, pero se queda corto de emotividad
Nada malo se puede decir, perdonen el involuntario juego de palabras, sobre Nada Surf. Los de Brooklyn han superado con tino las dos primeras d¨¦cadas de oficio, dosifican sus entregas para no incurrir en redundancias, siguen sumando discos sin patinazos y conservan el predicamento all¨¢ por donde pasan. M¨¢s de 1.500 personas les esperaban este jueves en La Riviera, a un paso del lleno, para celebrar el alumbramiento del octavo ¨¢lbum (You Know Who You Are) y el arranque de la primera gira espa?ola desde 2012. Nada de lo que sucedi¨® en los 105 minutos siguientes ser¨ªa merecedor de reproche. El problema, si acaso, es que nada o poca cosa perdurar¨¢ en nuestras memorias de aqu¨ª a unas semanas. Nada Surf es un grupo impecable que no sue?a ya con liderar la clasificaci¨®n de nada. Con perd¨®n, insistimos.
En sus primeros a?os y durante una cierta temporada, los chicos de Matthew Caws parecieron firmes candidatos a engrosar la lista de los llamados one hit wonders. Ahora ya no sucede as¨ª, porque ni tanta gente recuerda Popular, ya en los bises, ni esa pieza merece liderar un repertorio que con el tiempo ha incorporado la muy encantadora Jules and Jim, la acaramelada Inside of Love (coreografiada en toda la pista con un pasito a la derecha y otro a la izquierda) o la meditabunda Friend Hospital, perla indiscutible del nuevo trabajo. El problema llega cuando buscamos complementos emotivos, fascinaciones, argumentos para el suspiro. Los Surf son fiables, competentes, dignos de confianza. Pero tales virtudes son m¨¢s propias de una prueba automovil¨ªstica que de un arrebato rockero. Ese calambrazo que no llega.
Caws y su aliado madrile?o, el bajista Daniel Lorca, dominan el proceso y saben c¨®mo hacer buen power pop can¨®nico. Apetece asomarse al original rock a dos velocidades de Weightless, el aire espacial de 80 Windows, la placidez de la reci¨¦n incorporada Believe You're Mine o el soniquete orgulloso de otro de los estrenos, Animal, que podr¨ªamos atribuirle a un Tom Petty chuleta. Lo dif¨ªcil es superar los referentes, erigirse en alternativa, pellizcar. Matthew Sweet queda a¨²n muy lejos, visto lo visto. Pero puede que Weezer o Death Cab For Cutie, tambi¨¦n. Mientras tanto, y a falta de pellizcos, disfrutemos.
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