Puerta giratoria salafista
Catalu?a, con una poblaci¨®n musulmana de 400.000 personas, es la comunidad aut¨®noma con un riesgo m¨¢s manifiesto de radicalizaci¨®n islamista
Las interconexiones del jihadismo en Catalu?a tienen sus n¨²cleos de irradiaci¨®n en algo m¨¢s de cincuenta mezquitas salafistas. Es la puerta giratoria del viejo fanatismo fundamentalista y teocr¨¢tico puesto al d¨ªa en Internet, con un pu?ado de voluntarios dispuestos a tomar las armas en Siria a favor del Estado Isl¨¢mico y luego regresar a casa para dar prueba extrema de jihadismo. Se sirven de las redes para propagar su intolerancia y coartar a los musulmanes que estar¨ªan dispuestos a respetar el sistema legal del pa¨ªs de acogida e integrarse en nuestros modos de vida.
Un especialista como Gilles Keppel habla ya de la tercera generaci¨®n jihadista. Cita un caso protot¨ªpico. Hace unos meses se supo de un ingeniero sirio educado en Francia, casado con una antigua izquierdista espa?ola que ahora lleva el rostro debidamente velado por una nicab, y con derecho al pasaporte Schengen. Su nombre es Abou Mussab al-Souri. Ha ubicado en la web 1.600 p¨¢ginas en ¨¢rabe, invocando a la lucha islamista m¨¢s radical y violenta. Procede de los Hermanos Musulmanes. Mientras que todos los servicios de seguridad estaban tras la pista de Bin Laden, Abou Mussab al-Souri tuvo tiempo para propagar su llamamiento a una resistencia islamista de base ante la Europa tolerante. De esa acci¨®n paralela provienen ¡ªdifundidos en la web¡ª los m¨¢s recientes ataques jihadistas en Europa. Es un nuevo modus operandi, distinto de Al Quaida. Otra puerta giratoria. Es la tercera generaci¨®n del jihadismo.
En Catalu?a y especialmente en Barcelona, en el per¨ªmetro de la izquierda radical-populista actual los temas de seguridad, consustanciales con la convivencia y la defensa de la ciudadan¨ªa, generalmente son considerados como una forma u otra de fascismo. Ese fue el psicodrama que beatific¨® a los sin papeles. En ese panorama, el riesgo del jihadismo no se quiere reconocer aunque por suerte la actuaci¨®n preventiva de los Mossos d'Esquadra y de los servicios de inteligencia han atajado numerosos peligros potenciales que la sociedad desconoce. Vemos registros y detenciones que solo son la parte sobresaliente de un iceberg. Por supuesto, otros tantos operativos resolutivos no son noticia por el silencio debido a otras estrategias en acci¨®n.
Es asombroso que el feminismo radical y la ideolog¨ªa de g¨¦nero sean tan combativos con las formas de vida m¨¢s estables de nuestra sociedad y callen tanto ante el sojuzgamiento de la mujer en el Islam, en ocasiones en zonas de Catalu?a cuyo umbral de asimilaci¨®n est¨¢ desbordado y donde los imanes preconizan la negaci¨®n de los valores m¨ªnimos comunes a una sociedad y a un Estado de derecho. Tal vez esa sea una variable de la ideolog¨ªa anti-sistema. Del mismo modo que la propiedad es considerada un sistema coactivo, el jihadismo ¡ªseg¨²n la tesis antisistema¡ª ser¨ªa el resultado imparable de una opresi¨®n del capitalismo occidental en las tierras del Islam. Las excepciones a esta argumentaci¨®n no importan, ni el caso de la riqueza saudita ni el hecho de que los cientos de millones de chinos que han superado la pobreza antes no se hubiesen dedicado al terrorismo.
Seg¨²n los datos m¨¢s fiables Catalu?a, con una poblaci¨®n musulmana de 400.000 personas, es la comunidad aut¨®noma con un riesgo m¨¢s manifiesto de radicalizaci¨®n islamista, especialmente en el ¨¢rea metropolitana de Barcelona. El n¨²mero de centros de culto tambi¨¦n es el m¨¢s elevado, el 20% de toda Espa?a. El riesgo se expande hacia Levante. De este modo, el porcentaje de voluntarios para enrolarse en el ej¨¦rcito del nuevo califato del Estado Isl¨¢mico tambi¨¦n es el mayor. Y esos jihadistas, como est¨¢ comprobado, alg¨²n d¨ªa regresan para seguir de una u otra forma con sus postulados violentos.
Hace ya unos a?os, el presidente de la asociaci¨®n cultural ¨¢rabe Atlas, el marroqu¨ª Omar Charach, advirti¨® de que los imanes se hicieron con dinero p¨²blico gracias a las subvenciones y lo utilizaron para inculcar el jihadismo. Uno se pregunta con qu¨¦ criterio se adjudicaron y se adjudican las subvenciones. ?Apaciguamiento, futura adhesi¨®n a la Catalu?a independiente, af¨¢n candoroso de integraci¨®n? Destacados expertos en terrorismo jihadista consideran que Barcelona pudiera ser un objetivo de esa tercera generaci¨®n, la de los lobos solitarios, dispuestos al ataque terrorista suicida y a la autoinmolaci¨®n, como ha ocurrido recientemente en Par¨ªs y Bruselas. Es el objetivo jihadista: fragilizar las sociedades abiertas, alterar los usos de la tolerancia, imponer el gran califato.
Valent¨ª Puig es escritor
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