Tras el a?o de gracia
Tras este a?o de gracia de Ada Colau, debemos abandonar los prejuicios. Su balance es francamente pobre
Al anochecer del pasado lunes, en el barrio barcelon¨¦s de Gracia sucedieron violentos incidentes. La chispa fueron las protestas contra el desalojo de un local de okupas. Las consecuencias son conocidas: veh¨ªculos y contenedores de basura incendiados, se?ales de tr¨¢fico arrancadas, cristales rotos en los comercios de la zona, agresiones a la polic¨ªa que intentaba proteger a afectados por estos desmanes. Total, nada muy nuevo en Barcelona.
Ello coincide con el aniversario del nuevo consistorio y la toma de posesi¨®n de la nueva alcaldesa Ada Colau. Un a?o que realmente ha resultado ser un a?o de gracia por la benevolencia con que ha sido tratada. Colau se ha beneficiado de una condici¨®n: no proven¨ªa de la pol¨ªtica en sentido estricto sino de los movimientos sociales, en concreto de una ONG financiada en su mayor parte, precisamente, por el Ayuntamiento de Barcelona. Hoy la pol¨ªtica no goza, como sabemos, de un gran prestigio, en parte merecidamente. El pol¨ªtico es tachado de corrupto, pastelero e in¨²til. En cambio, el activismo social, incluso el de aquellos para los cuales es una forma de ganarse la vida, normalmente, en instituciones que viven del dinero p¨²blico, es visto como una profesi¨®n generosa, efectiva y, en cualquier caso, decente. Una forma de altruismo.
Excuso decir que no comparto esta visi¨®n. En todas partes cuecen habas, es decir, en todas partes hay personas decentes y caraduras profesionales, tanto entre los pol¨ªticos como entre los activistas. Pero en general predomina la visi¨®n contraria: los activistas son buenos, los pol¨ªticos malos. No tengo razones para dudar de la honradez de Ada Colau y su gente, a excepci¨®n de las dudas que me generan la cantidad de parientes y amigos que coloc¨® en el Ayuntamiento tras su elecci¨®n. Pero as¨ª como no se pod¨ªa criticar a Teresa de Calcuta tampoco hasta ahora se ha podido criticar abiertamente a Colau, goza de presunci¨®n de santa. Sin embargo, tras este a?o de gracia, debemos ir abandonado los prejuicios, la cr¨ªtica es una imprescindible contribuci¨®n a la democracia.
Ya entrando en materia, hemos de convenir que el balance del a?o es francamente pobre. Si hacemos memoria, desde luego no exhaustiva, nos encontramos, en primer lugar, con gestos f¨¢ciles dirigidos s¨®lo a la parroquia de la alcaldesa, por ejemplo, las intencionadas vejaciones a la monarqu¨ªa: la retirada del busto de Juan Carlos I, alegando que no era ya rey aunque el s¨ªmbolo no ha sido sustituido, o la propuesta de cambiar su nombre en una c¨¦ntrica plaza. En segundo lugar, la ausencia de medidas o proyectos encaminados a resolver temas urban¨ªsticos de gran importancia estrat¨¦gica, como pueden ser la estaci¨®n de La Sagrera o el traslado de la c¨¢rcel Modelo.
En tercer lugar, la obsesi¨®n por limitar la llegada de turistas, la primera industria local y la que reparte mejor sus beneficios econ¨®micos, con argumentos tan peregrinos y localistas como que Barcelona es una ciudad para los barceloneses. Lo cual es evidente pero para nada incompatible con el turismo. Este, precisamente, da trabajo y beneficios a estos barceloneses y los hoteles, apartamentos tur¨ªsticos, restaurantes, cafeter¨ªas, terrazas y tiendas (adem¨¢s de las industrias subsidiarias que los nutren) tambi¨¦n benefician a los barceloneses con rendimientos econ¨®micos, empleo, comercio, cultura y ocio.
Paradigma de este grave error de enfoque, llevado al extremo, es la denegaci¨®n del permiso para abrir en la confluencia de Diagonal con Paseo de Gracia un hotel Four Seasons. Cualquier ciudad de referencia en el mundo tiene un hotel de esta acreditada marca de lujo, Barcelona es una excepci¨®n. No hay ning¨²n peligro de que sus usuarios produzcan ruidos nocturnos o molestias a los vecinos. Son gente silenciosa y tranquila, con otra virtud; gastan mucho dinero. Ello implica algo que quiz¨¢s a Colau y compa?¨ªa les moleste: son ricos. ?Es este el motivo de la denegaci¨®n del permiso? Quiz¨¢s, no veo otro. Pero deber¨ªan haber tenido en cuenta que se han perdido 500 puestos de trabajo directos, los apartamentos de lujo que albergar¨¢ el edificio s¨®lo dar¨¢n ahora trabajo a 50. Un buen ejemplo de los perjuicios que causa la incompetencia: en pol¨ªtica suele hacer m¨¢s da?o un inepto que un corrupto.
Los sucesos del lunes no son culpa del Ayuntamiento, la responsabilidad es de sus autores. Pero Ada Colau dijo tras las elecciones: ¡°Si hay que desobedecer leyes injustas, se desobedecen¡±. Quiz¨¢s los violentos de Gracia piensan lo mismo.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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