Thelma & Louise
Mientras en Francia o en Brasil las mujeres libran sus nuevas batallas, las hero¨ªnas de la pel¨ªcula cumplen a?os en el cielo de los mitos alegres
Hace un cuarto de siglo, el 24 de mayo de 1991, se estrenaba Thelma y Louise, interpretada por Susan Sarandon y Geena Davis, dirigida por Ridley Scott y escrita por la guionista de origen liban¨¦s Callie Khouri. Fue un taquillazo que permit¨ªa esperar m¨¢s cambios significativos en la imagen de las mujeres e incluso de los hombres que proyecta la megaindustria. Las protagonistas alcanzaban, gracias a sus int¨¦rpretes y su excelente qu¨ªmica, una calidad ic¨®nica formidable: en el coche con el que cruzan los EUA huyendo, tras matar al violador de la m¨¢s joven, afrontan el precipicio final con alegre serenidad y camarader¨ªa y se estampan, por obra y gracia de la imagen retocada, no en el vac¨ªo sino en el cielo azul de los mitos. El cine industrial modernizaba algo.
Bueno, no mucho. Sus actrices mejor pagadas siguen poniendo en la picota a los estudios por la misoginia de siempre. Robin Wright, protagonista de House of cards, productora ella misma de la serie, anuncia que acaba de lograr la proeza (?a la cuarta temporada!) de ser pagada igual que el protagonista masculino. Tampoco los nuevos medios de producci¨®n y distribuci¨®n est¨¢n por la labor. A Wright le ha costado lo suyo con Netflix, ha tenido que negociar con estad¨ªsticas de audiencia en la mano y demostrar que su Claire Underwood a menudo tiene m¨¢s gancho que su marido Frank.
No se puede apelar a nada m¨¢s, por lo visto. El mercado est¨¢ sujeto al eterno patriarcado y los correctivos de igualdad son solo para las exitosas, y eso con suerte y tiempo. Existe entre ellas y la inmensidad de mujeres asalariadas o con contratos basura una distancia enorme de dinero, pero el mismo vac¨ªo moral en quienes las contratan.
Thelma y Louise no hablaba de dinero. Las dos eran de clase trabajadora, un poco mediana a lo sumo. Su tema es la libertad femenina y sus relaciones de amistad y transmisi¨®n de experiencias. Louise (Sarandon) es consciente de su condici¨®n pol¨ªtica de mujer, una suerte de hermana mayor, una se?ora crecida con el feminismo de los 70. Thelma es la joven que inicia los a?os 90 dando por hecho que las cosas con los hombres est¨¢n ya bastante resueltas en la calle. Y no.
No lo estaban entonces ni lo est¨¢n ahora, veinticinco a?os despu¨¦s. Puede que estemos peor. Los ¨²ltimos acontecimientos en Brasil y en Francia, dos contextos bien diferentes, dan la puntilla. Una presidenta legal ha sido destituida por un golpe de Estado ligero (dig¨¢mosle as¨ª) protagonizado por hombres y s¨®lo por hombres. En Par¨ªs, antiguas ministras, periodistas y diputadas est¨¢n hablando alto y claro en la prensa y en la televisi¨®n sobre los repetidos abusos sexuales de los pol¨ªticos en la misma Asamblea Nacional, dentro y fuera del hemiciclo.
Ninguna mujer quiere aceptar la cartera de Cultura tras la destituci¨®n de Dilma Rousseff, la primera en acceder a la presidencia de Brasil. Ha durado 19 meses. Ocupa su lugar un hombre casado con una se?ora cuarenta a?os m¨¢s joven que lleva tatuado el nombre de su marido en la nuca. No quieren colaborar con Michel Temer la periodista Mar¨ªlia Gabriela, la antrop¨®loga Cl¨¢udia Leitao, la consultora Eliane Costa (con un sonoro ¡°no trabajo para gobiernos golpistas¡±) y la escritora y actriz Bruna Lombardi.
En Francia, ser pol¨ªtica o periodista es cosa de hero¨ªnas. El esc¨¢ndalo Strauss-Kahn en un hotel de Nueva York es casi trivial en comparaci¨®n a lo de ahora. Ocho diputadas y militantes de su propio partido han acusado al vicepresidente de la Asamblea Nacional y diputado ecologista Denis Baupin de agresiones sexuales, por su asedio directo en los pasillos y con el m¨®vil desde el esca?o. Periodistas de medios de referencia denuncian, una vez m¨¢s, el clima machista en el parlamento franc¨¦s que llevan a?os relatando ante la indiferencia y las chanzas de sus propios colegas en las redacciones. El terrorismo sexual vivido ha sido tambi¨¦n denunciado por 17 antiguas ministras en un art¨ªculo conjunto reci¨¦n publicado en el Journal du Dimanche.
Susan Sarandon y Geena Davis, galardonadas con el premio Women in Motion este mes en Cannes, han manifestado su escepticismo hollywoodiano y su renovada batalla profesional. No hay otra. Tan mal como ellas en la peli lo tienen hoy las mujeres que acceden a las instituciones: lo certifican los improperios que reciben por aqu¨ª las pol¨ªticas, nuevas o antiguas, sobre todo las emergentes. A seguir, se?oras.
Feliz aniversario, Thelma y Louise, fundidas en el cielo de los mitos alegres.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF.
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