El lado salvaje de la CUP
Josep Gargant¨¦, edil de Barcelona, ha protagonizado algunas de las ¨²ltimas pol¨¦micas en el Ayuntamiento y es la cara visible del distanciamiento de su formaci¨®n con la de Ada Colau
El viernes pasado, Josep Gargant¨¦ (Barcelona, 1972), concejal de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona, entr¨® en el sal¨®n de plenos en ba?ador. Vest¨ªa tambi¨¦n una camiseta con la cara de la alcaldesa Ada Colau y las orejas de Mickey Mouse con las siglas A.C.A.B. Aunque la prenda se dise?¨® originalmente como parte de una campa?a de apoyo ciudadano a la alcaldesa, hab¨ªa cierta iron¨ªa en el momento elegido para lucirla y la versatilidad del significado de las letras. Gargant¨¦ es estos d¨ªas la cara visible de las desavenencias de la CUP con la gesti¨®n municipal. Por el conflicto de Gr¨¤cia o por el caso de un mantero herido a cuyo m¨¦dico, presuntamente, coaccion¨® el concejal y por el que est¨¢ imputado. Pero ese lado salvaje tambi¨¦n empieza a ser para algunos en su partido, como critic¨® en twitter la diputada Gabriela Serra a prop¨®sito de la camiseta de Colau, un tanto excesivo.
Es sincero y directo, pero puede ser dif¨ªcil ponerse de acuerdo con ¨¦l. Es como un pu?etazo: si no te gusta, te jodes
Gargant¨¦, que ha rechazado hablar con EL PA?S para este perfil, ha estado ¨ªntimamente ligado al activismo desde su adolescencia. Ha protestado contra casi todo, desde el 0,7% a cada desalojo. Se ha revuelto incluso contra las organizaciones donde ha militado si le parec¨ªan demasiado tibias o promiscuas con el poder. Seg¨²n relata un alto dirigente sindical de una gran formaci¨®n, en una manifestaci¨®n reciente se le acerc¨®, le estrech¨® con fuerza la mano y le espet¨®: "S¨¦ d¨®nde vives". A los 18 a?os entr¨® en CC OO, donde estuvo afiliado 12 a?os hasta que pas¨® a CGT. Ah¨ª ¡ªvolvi¨® a a marcharse¡ª fue uno de los portavoces del sindicato en Transportes Metropolitanos de Barcelona, donde ejerc¨ªa y sigue trabajando como conductor de autob¨²s de la l¨ªnea 102: entre Horta y el cementerio de Collserola.
De hecho, es el ¨²nico concejal del Ayuntamiento que conserva su trabajo, aunque sea durante un 25% del tiempo. ¡°Es un t¨ªo muy frontal, y esa es la parte buena. Es sincero y directo, pero puede ser dif¨ªcil ponerse de acuerdo con ¨¦l. Es como un pu?etazo: si no te gusta, te jodes. Y eso, a la hora de debatir o llegar a acuerdos, dificulta las cosas. Nunca te enga?ar¨¢, es una persona fiel y sincera. Pero es dif¨ªcil convencerle¡±, se?ala un compa?ero de aquella ¨¦poca.
Gargant¨¦, vecino del barrio de la Salut en Gr¨¤cia, lleva tatuado en los nudillos de cada mano las palabras ¡°Odio¡± y ¡°Amor¡±, como Robert Mitchum en La noche del Cazador y en referencia a una frase del Che Guevara, cuyo rostro tambi¨¦n lleva en el brazo. Versado en las lecturas pol¨ªticas, tozudo, reflexivo y hasta cierto punto t¨ªmido, seg¨²n quienes le han tratado, empez¨® a trabajar temprano y no pudo acabar los estudios de COU, como ¨¦l relata en su distendido curr¨ªculo del Ayuntamiento.
Ha sido montador el¨¦ctrico, montador mec¨¢nico, administrativo, transportista, operario de una imprenta, montador de calefacciones o conductor de autobuses¡ ¡°Casi siempre han sido con contratos temporales, condiciones precarias y despidos si se exig¨ªan los derechos laborales que correspond¨ªan por convenio colectivo. Para decirlo claramente, de la mitad de los trabajos me he ido porque no cumpl¨ªan con las condiciones laborales pactadas y me sal¨ªa algo mejor, y de la otra mitad de los trabajos me han echado por exigir que se cumplieran¡±, escribe sobre s¨ª mismo en su presentaci¨®n del Ayuntamiento. Una vida laboral que un conocido suyo utiliza para situarle en el mapa ideol¨®gico de la CUP. ¡°?l es de izquierdas, claro. Pero adem¨¢s tiene la mala hostia y el orgullo de la clase obrera de los que muchos otros carecen¡±.
¡°Es de izquierdas, claro. Pero adem¨¢s tiene la mala hostia y el orgullo de la clase obrera de los que muchos otros carecen
El porrazo que los Mossos d'Esqudra le dieron el domingo en Gr¨¤cia y que piensa denunciar -las marcas y el v¨ªdeo son claras evidencias-? no es el primero que se lleva, seg¨²n cuenta en su curr¨ªculo. Gargant¨¦ particip¨® en las protestas contra la globalizaci¨®n capitalista en las cumbres de Praga, Niza, G¨¦nova o Evi¨¢n. Est¨¢ acostumbrado a los enfrentamientos callejeros y, contrariamente a lo que podr¨ªa parecer, no pierde los papeles, cuentan quienes le conocen. En las im¨¢genes del fin de semana se ve c¨®mo controla la situaci¨®n. ¡°Conoce bien hasta donde puede llegar. En la agresi¨®n se ve que sabe perfectamente que si traspasa la l¨ªnea, el mosso le pegar¨¢. Sabe que hay alguien grabando y que lo podr¨¢ utilizar. Domina el espacio medi¨¢tico y lo explota muy bien¡±, se?alan fuentes municipales.
En el Ayuntamiento es una figura inc¨®moda. Para muchos concejales ¡ªalgunos recuerdan cuando lanz¨® billetes falsos en el Pleno¡ª y tambi¨¦n para algunos funcionarios, que invocan episodios como cuando col¨® a trabajadores de la Cruz Roja para una protesta en las dependencias municipales. Algunos ah¨ª le ven como un tipo ¡°un poco bipolar¡±: ¡°unos d¨ªas es encantador y otros d¨ªas muerde¡±, se?alan. Es controvertido tambi¨¦n con el gremio de periodistas. Algunos recuerdan tambi¨¦n c¨®mo le rompi¨® la c¨¢mara a un compa?ero de TV3 en 2010 y fue condenado por ello. Pero sobre todo, es inc¨®modo hoy para Ada Colau, a quien se le supon¨ªa cercan¨ªa ideol¨®gica, y a quien pasea hoy por su lado salvaje.
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