Utop¨ªa convierte la Complutense en una inmensa pradera de baile
David Guetta reina ante 19.000 espectadores en el estreno del nuevo festival de 'dance'
Chicas, chicos: en contra de los pron¨®sticos de esc¨¦pticos y agoreros, el verano ya est¨¢ aqu¨ª. Ha costado tiempo corroborarlo, pero la prueba irrefutable se vivi¨® ayer en Cantarranas, detr¨¢s de Ciencias de la Informaci¨®n, la misma explanada que ocupa en septiembre el festival DCode. El primer d¨ªa de la primera edici¨®n de Utop¨ªa convirti¨® esos destartalados campos de rugby en una inmensa pista de baile abierta durante 13 horas al solecito gozoso y la noche clemente. La m¨²sica electr¨®nica tiene estas cosas: a partir del segundo combinado y con dos docenas de compases binarios en el cuerpo, solo se otean amigos alrededor y ganas de que brinquen los pies.

Las expectativas de la organizaci¨®n eran alentadoras, pero la venta durante el d¨ªa se aceler¨® con el boca a boca y el incesante runr¨²n de Twitter y dem¨¢s redes sociales. A las 21.47, cuando el dj franc¨¦s David Guetta comenz¨® a disparar sus programaciones, eran m¨¢s de 19.000 los bailongos y bailongas que hab¨ªan validado sus entradas en la Ciudad Universitaria. La edad media, seg¨²n los primeros informes de taquilla, oscilaba entre 24 y 28 a?os, no tan jovenc¨ªsima como pod¨ªa intuirse en un para¨ªso dance de estas dimensiones.
Y entre la audiencia, un t¨ªmido pero elocuente 6% de menores de edad. ¡°Siempre implican una log¨ªstica un tanto compleja, pero son el p¨²blico del futuro¡±, razonaba el madrile?o Pedro Mart¨ªnez, de 44 a?os, uno de los codirectores del festival Utop¨ªa.
El horario inopinadamente diurno, la bonanza climatol¨®gica y el ambiente de camarader¨ªa propiciaron muchos momentos de recreo. Las chicas luc¨ªan piernas kilom¨¦tricas, los mozalbetes exhib¨ªan torsos repletitos de garabatos, los brazos se alargaban en una permanente exaltaci¨®n del selfie y la socializaci¨®n se concretaba en los rincones m¨¢s despejados de la pradera, propicios para abrazarse, despanzurrarse y dem¨¢s usos del pronombre reflexivo. Los m¨¢s sibaritas se arremolinaban en torno al escenario Waterfall, con lucecitas en forma de cascada, mientras que el gran p¨²blico admiraba a Guetta, Martin Solveig, Carlos Jean, Alesso y dem¨¢s lumbreras de la electr¨®nica en el Vulcano, que es m¨¢s f¨¢cil de traducir. Porque el grado de modernidad, y el de otras cosas menos elogiosas, se siguen midiendo en esta ciudad por el n¨²mero de anglicismos por metro cuadrado.
Guetta no destaca ni por su ingl¨¦s refinado ni por la fotogenia, pero, pasadas las diez de la noche, la explanada era un hervidero sudoroso salpicado por las tiras de confeti y las bocanadas de humo del volc¨¢n. La utop¨ªa, nombre prestado de Tom¨¢s Moro, hab¨ªa pasado definitivamente de los sue?os a la plasmaci¨®n real. El recuento de horas y desvelos invertidos ser¨¢ dif¨ªcil de concretar, pero algunas cifras permiten intuir una log¨ªstica mareante. Sobre todo la de los 1.300 trabajadores que ayer hicieron factible el certamen, entre ellos 450 camareros y 200 t¨¦cnicos.
Un gabinete de estudios sociol¨®gicos comenz¨® durante la tarde a preguntar la opini¨®n de los asistentes y dentro de 21 d¨ªas remitir¨¢ por correo electr¨®nico un peque?o formulario para conocer las impresiones de los ut¨®picos. Todo es susceptible de mejora, admite Pedro Mart¨ªnez, ¡°tremendamente satisfecho¡± con la jornada pese a llevar dos d¨ªas casi sin pegar ojo. ¡°A estas alturas, solo podemos asegurar que Utop¨ªa seguir¨¢ celebr¨¢ndose en 2017, 2018 y 2019 sin lugar a dudas. El nuestro es un recorrido a largo plazo¡±, concluy¨®.
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