Nueva mutaci¨®n catalana
Amortizado el compromiso de desconexi¨®n en la pr¨®xima primavera, la din¨¢mica del proceso independentista sigue, ahorr¨¢ndose una nueva frustraci¨®n
Fin del proceso, explosi¨®n del soberanismo, fracaso de la legislatura. Despu¨¦s de que el gobierno de Junts pel S¨ª haya visto rechazados sus presupuestos, se gastar¨¢ mucho papel en un g¨¦nero literario que se repite c¨ªclicamente: las honras f¨²nebres anticipadas del independentismo. Y obviamente tampoco faltar¨¢ a la cita el coro habitual ¡ªcon las mismas voces que cantaron las excelencias del l¨ªder m¨¢ximo Artur Mas y que ahora ya no se acuerdan de ¨¦l¡ª glosando la genial idea de Carles Puigdemont que refuerza a Junts pel S¨ª y relanza el proceso. Ambos discursos forman parte del ritual y se retroalimentan.
Puigdemont ha acertado dando una salida democr¨¢tica a un embrollo fruto de una estrategia errada. Puigdemont pone l¨ªmites a la CUP, neg¨¢ndose a humillarse ante ella para conseguir su apoyo. Se quita de encima la presi¨®n de la hoja de ruta y del calendario de dieciocho meses para la desconexi¨®n, convirtiendo al partido de Ana Gabriel en chivo expiatorio del contratiempo. Y gana margen para intentar recomponer la situaci¨®n y buscar nuevas alianzas si cabe.
Amortizado el compromiso de desconexi¨®n en la pr¨®xima primavera, la din¨¢mica del proceso independentista sigue, ahorr¨¢ndose una nueva frustraci¨®n. En este contexto, las elecciones del 26-J adquieren especial relevancia. Cuando, en septiembre, los partidos tengan que decidir si Puigdemont sigue, habr¨¢ elementos suficientes para saber si todav¨ªa tiene sentido que Convergencia presida la Generalitat o si es hora de volver a votar para ajustar el mapa pol¨ªtico catalana a la fuerza real de cada uno.
La decisi¨®n de Puigdemont tiene algo de enmienda a la estrategia de Artur Mas. El anterior presidente, empe?ado en utilizar el proceso para salvar a Convergencia, llev¨® hasta l¨ªmites humillantes el mercadeo con la CUP. Y le sali¨® mal. Puigdemont, en su primer choque con los cuperos, ha decidido poner fin al espect¨¢culo. Si la maniobra le sale bien quedar¨¢ reforzado, con autoridad para dirigir la creaci¨®n del partido que ha de reemplazar a la agotada Convergencia, sin el lastre de quienes se resisten a reconocer que su tiempo ha pasado, en la medida que sus figuras son indisociables del partido gastado que se despide. Y si pierde, habr¨¢ ca¨ªdo dignamente. Junqueras tendr¨¢ la ¨²ltima palabra.
En todas partes, la pol¨ªtica se est¨¢ haciendo muy vol¨¢til. Y esto vale para Catalu?a como para Espa?a y Europa. Las l¨ªneas de separaci¨®n ideol¨®gica y pol¨ªtica se entrecruzan y producen cambios inesperados en las identidades y en las alianzas. Mientas el establihsment pol¨ªtico medi¨¢tico espa?ol se dedicaba a atizar a Podemos, Converg¨¨ncia, que bajo el liderazgo de Artur Mas, fue socio ejemplar del PP en las pol¨ªticas de austeridad, ha intentado tejer una alianza improbable con la CUP. El partido que m¨¢s genuinamente representaba la moderaci¨®n catalana vive en la zozobra ante el desconcierto generado en los suyos por la independencia, la m¨¢s subversiva de las opciones en presencia porque amenaza al Estado en su integridad territorial. Tiempo de raras metamorfosis. Algunos se dar¨¢n por satisfechos colocando el err¨¢tico final convergente en el anaquel de los desvar¨ªos. La pol¨ªtica que se siente impotente, encorsetada por Bruselas en todo lo que concierne a la econom¨ªa, busca desesperadamente legitimarse por otras v¨ªas.
Qui¨¦rase o no el independentismo ha sido y sigue siendo, con todas sus contradicciones, el principal proyecto pol¨ªtico existente hoy en Catalu?a. El impacto que ha supuesto el rechazo de los presupuestos, s¨ªmbolo de fracaso para cualquier mayor¨ªa de gobierno, es, sin embargo, la consecuencia de errores estrat¨¦gicos acumulados y se?ales mal interpretadas. Leer el comportamiento de la CUP como si fuera un partido tradicional es un desatino: su reino es de otro mundo.
Pero la ra¨ªz del problema est¨¢ una estrategia de escalada hacia la independencia que no se corresponde con la fuerza real disponible. El voluntarismo tiene sus l¨ªmites. La pol¨ªtica de huida hacia adelante, con citas hist¨®ricas anuales para avanzar a toda m¨¢quina, ha quedado bloqueada en el 47.8% de las auton¨®micas. Un resultado tan bueno como insuficiente que nos dice que no hay atajos. S¨®lo la paciente acumulaci¨®n de capital electoral y la construcci¨®n de nuevas alianzas para el refer¨¦ndum podr¨ªan permitir alcanzar la tierra prometida. Menos no es m¨¢s. La independencia ser¨¢ con los comunes o no ser¨¢.
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