El Shakespeare m¨¢s excitado
¡®Venus i Adonis¡¯, el sensual y sexual poema narrativo del bardo y uno de sus libros m¨¢s vendidos, reaparece en catal¨¢n un siglo despu¨¦s con nueva traducci¨®n de Salvador Oliva
Londres, 1593: una epidemia de peste ha obligado a cerrar todos los teatros. Llevado por la irrefrenable pasi¨®n por la escritura pero tambi¨¦n por la carnal, un William Shakespeare de 29 a?os, dramaturgo ya con obras como Titus Andronicus o Ricardo III, muy enamorado pero no se sabe bien de qui¨¦n, no puede estrenar obra nueva pero tampoco detener su pluma, por lo que crea el poema narrativo Venus y Adonis. La fogosidad sensual y sexual es clara: es la historia de un deseo, una tentaci¨®n y una seducci¨®n tan ardiente como fr¨ªamente frustrada. El ¨¦xito de la que quiz¨¢ sea la obra donde la excitaci¨®n sexual de Shakespeare es m¨¢s expl¨ªcita es total porque se convierte en el libro m¨¢s vendido de la ¨¦poca isabelina, con 16 ediciones en 47 a?os¡
¡°El poema pertenece claramente a la tradici¨®n de la literatura er¨®tica, el gusto por la poes¨ªa amorosa estaba muy extendido entonces y los recursos ret¨®ricos del Renacimiento y del Barroco eran muy apreciados; eso , unido a la calidad del texto, explica su ¨¦xito¡±, expone el poeta y catedr¨¢tico de la Universitat de Girona Salvador Oliva, shakespeare¨®logo que ha traducido al catal¨¢n la obra completa teatral y po¨¦tica del bardo ingl¨¦s y que ahora ha hecho lo propio con Venus i Adonis (Ara Llibres). Lo afront¨® pensando que nunca se hab¨ªa traducido antes, hasta que descubri¨® hace muy poco una versi¨®n del escritor, pol¨ªtico y abogado Mag¨ª Morera de casi un siglo, de 1917, prologada por Josep Carner y editada por La Revista: ¡°De todas maneras, otra traducci¨®n era necesaria porque a aquella le pesan much¨ªsimo los a?os, hoy es casi ilegible; adem¨¢s, lo hizo con decas¨ªlabos rimados, lo que le oblig¨® a desviarse mucho del original¡±, sostiene.
Oliva, que ahora prepara el otro gran poema en prosa de Shakespeare, La violaci¨®n de Lucrecia, ha invertido dos a?os y medio en verter a un catal¨¢n actual (¡°as¨ª se recupera la misma inmediatez que ten¨ªa la obra de Shakespeare con sus lectores y espectadores¡±) y con una m¨¦trica de arte mayor de alejandrinos y dodecas¨ªlabos (¡°el catal¨¢n necesita el doble de s¨ªlabas que el original¡±) un Venus i Adonis que, en la t¨¦cnica po¨¦tica, bebe de Arist¨®teles y Horacio y, en su contenido, de las impagables Las metamorfosis y Los amores, de Ovidio.
Todo ello est¨¢ al servicio de una historia que han pintado grandes maestros (Tiziano, Veronese, Rubens, Jos¨¦ de Ribera¡) a partir de un irresistible Adonis ("l¡¯home m¨¦s bell de tots, que fa ombra a les ninfes") que ignora ol¨ªmpicamente el amor ("La ca?a li agradava; l¡¯amor, gens"), impasible ante el cerco de la mujer ("fuig, quadre sense vida, pedra freda, insensible,/ ¨ªdol pintat, imatge opaca i morta,/ est¨¤tua que nom¨¦s acontentes els ulls", le suelta Venus). "¡®Jo no conec l¡¯amor¡¯, diu ell; ¡®ni el vull con¨¨ixer¡¯¡±, le responde Adonis, argument¨¢ndolo con algunas de las frases-aforismos que tanto abundan en la obra: "¡®El pr¨¦stec ¨¦s massa alt i no em vull endeutar,/ perqu¨¨ he sentit dir que era vida en la mort,/ que, en un mateix sospir, hi ha rialles i plors"¡±.
Argumenta Adonis, para sacarse el acoso de encima, que es demasiado joven y, tras mucho aguantar, s¨®lo concede un beso porque, aunque tiene la ocasi¨®n, no culminar¨¢ el acto sexual ("tot i estar damunt d¡¯ella, no pensa cavalcar"). El joven lo tiene claro: "L¡¯amor ¨¦s veritat, la lux¨²ria ¨¦s mentida". Coherente, pues, escoger¨¢, dram¨¢ticamente, ir a la caza del jabal¨ª.
En cualquier caso, el fracaso de la relaci¨®n no ser¨¢ porque Venus no haya insistido, porque, ante la indiferencia de Adonis, hasta le llega a implorar, dos veces, piedad (¡°¡®Pietat¡¯, crida ella, ¡®jovenet cor de pedra¡± (¡.) tendresa, compassi¨®!"). Le asedia con un cat¨¢logo complet¨ªsimo: desde ofrecer descaradamente su cuerpo ("nodreix-te del que vulguis, en muntanya o en vall;/ pastura en els meus llavis; si els trobes massa secs,/ baixa fins on reposen les fonts m¨¦s delectables") hasta seducirle intelectualmente con argumentos casi filos¨®ficos derivados del Carpe Diem ("la bellesa es frueix,/ El gra produeix gra; la bellesa, bellesa,/ i com que tu vas ser engendrat, has d¡¯engendrar". Hasta le afea un posible acto onan¨ªstico por dos veces: "La bellesa no pot malgastar-se ella sola". Cuando se cierne la desgracia, sus profec¨ªas y maldiciones sobre el amor son de las demostraciones mayores del mayor Shakespeare: "D¡¯ara endavant la pena assistir¨¤ l¡¯amor;/ la gelosia li far¨¤ d¡¯acompanyant,/ trobar¨¤ un dol? inici, per¨° un final amarg;/ ser¨¢ massa exultant o massa miserable,/ i els seus plaers ser¨¢n molt menys que els seus dolors".
Venus es una mujer imponente, que toma la iniciativa. "El papel de la mujer en el teatro de Shakespeare es impresionante; me extra?a que las feministas no lo hayan abordado m¨¢s, llevan la iniciativa en muchas obras", reflexiona Oliva, que cita, por ejemplo, la Rosalina de Como gust¨¦is: ¡°seguramente, el car¨¢cter femenino m¨¢s impresionante de la historia de la literatura¡±; pero tambi¨¦n en sus tragedias, Cleopatra, Lady Macbeth, la Porcia de El mercader de Venecia¡ "En su ¨¦poca, darles un papel tan activo deb¨ªa sorprender; igual eso explica en parte su ¨¦xito". Tambi¨¦n en Los dos caballeros de Verona las mujeres, activas, atraen y persiguen a los hombres¡
Con un documentado pr¨®logo y 55 notas acompa?a Oliva los 1.194 versos de una composici¨®n presentada en edici¨®n biling¨¹e con la que eso s¨ª, avanza entre sincero y desenga?ado, algunos j¨®venes de hoy les costar¨¢ conectar: "Para leer a Shakespeare se ha de ser un lletraferit; los j¨®venes que hoy s¨®lo leen autores contempor¨¢neos lo tendr¨¢n m¨¢s dif¨ªcil porque las reglas del juego de Venus i Adonis tienen que ver con una ret¨®rica que s¨®lo los lectores de buena fe pueden apreciar". El esfuerzo, de hacerlo, les ser¨¢ recompensado.
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