Una gincana infantil en Montju?c
Open Camp inaugura sus instalaciones deportivas en el anillo ol¨ªmpico de Barcelona con las escuelas y las colonias de verano como principales clientes
El anillo ol¨ªmpico de Barcelona ser¨¢ durante los pr¨®ximos cinco a?os una especie de gran gincana infantil. Open Camp, el parque tem¨¢tico de Barcelona dedicado al deporte, se ha inaugurado este viernes con la presencia de autoridades pol¨ªticas y de las primeras escuelas que han de llenar y amortizar esta aventura empresarial. Convertir el estadio Llu¨ªs Companys, el campo de b¨¦isbol P¨¦rez de Rozas, el estadio Pau Negre de hockey y el museo ol¨ªmpico en una megazona de ocio costar¨¢ 35 millones de euros en alquiler y mejora de las infraestructuras p¨²blicas, m¨¢s el sueldo de 505 empleos directos e indirectos hasta enero, cuando finaliza la primera temporada de Open Camp. Las instalaciones har¨¢n las delicias de los m¨¢s peque?os. Para los adultos, los 28 euros de la entrada servir¨¢n sobre todo para correr los 100 metros lisos y darle al bal¨®n en el c¨¦sped del estadio ol¨ªmpico.
Montju?c ten¨ªa que ser el Central Park de Barcelona, dijo en su d¨ªa el alcalde Joan Clos. Montju?c es un espacio tan bonito y diverso como infrautilizado ¨Csi no tienes una autoescuela¨C. El concejal Jaume Collboni ha dicho a los medios que quiere ¡°que los barceloneses hagan suya esta actividad¡±. Albert Sas, jefe de prensa de Open Camp, admit¨ªa que en su primer a?o depender¨¢n de las visitas escolares y de las colonias de verano. La operadora inform¨® que este primer a?o esperan facturar 23 millones de euros y recibir 1,4 millones de visitantes, una cifra ambiciosa teniendo en cuenta que en Catalu?a hay unos 700.000 alumnos de primaria y secundaria.
Las autoridades se han dejado la piel con tiros de falta de f¨²tbol sobre el c¨¦sped del estadio, chutando contra un portero vestido del Espanyol y contra una barrera con los colores pericos. Collboni me ha o¨ªdo refunfu?ar que en este pa¨ªs todo cargo p¨²blico es del Bar?a. El concejal socialista me ha replicado que Jaume Asens ¨Cpresente en la comitiva¨C es del Espanyol. Collboni se ha acercado a pregunt¨¢rselo su colega de gobierno municipal y este, con cara de sorpresa, ha respondido que ¨¦l es del Bar?a.
La ¨²ltima vez que los barceloneses subieron a Montju?c para disparar con escopetas, con arcos o saltar sobre camas el¨¢sticas fue en 1998, cuando todav¨ªa exist¨ªa el parque de atracciones de Montju?c. Aquel era un espacio ciudadano, que ol¨ªa a humanidad y del que, quien m¨¢s y quien menos, todos tenemos alg¨²n recuerdo. Open Camp acaba de nacer y todav¨ªa no cuenta con un relato popular, aunque tanto hormig¨®n y la distribuci¨®n de las instalaciones har¨¢ que, inevitablemente, el ambiente sea m¨¢s fr¨ªo. La entrada principal est¨¢ presidida por unos maniqu¨ªes vestidos con uniformes deportivos y por una pantalla gigante, cortes¨ªa del socio tecnol¨®gico Samsung. Dos empleados de Open Camp corren por este acceso disfrazados de luchadores de sumo. Hay una exposici¨®n que explica a los visitantes la historia de la Olimpiada Popular de 1936. La muestra cuenta tambi¨¦n con dos maniqu¨ªes ataviados con la ropa deportiva de entonces y con una bandera de la rep¨²blica. La gu¨ªa de la exposici¨®n ha informado a la consejera Neus Munt¨¦ y a los concejales sobre algunos detalles de aquel acontecimiento, como que en 1936 no hab¨ªa ni Internet ni WhatsApp ¨Cera un mensaje memorizado para los ni?os¨C.
Todo parque de atracciones tiene un punto kitsch; en Open Camp lo son los maniqu¨ªes y la zona de banderas. Hay 25 banderas para ondear o para fotografiarse con ellas; se incluyen la catalana ¨Cno la estelada¨C y la ikurri?a. Pido al t¨¦cnico de las pruebas de boxeo si puedo saltar al ring con los colores de Galicia o con los de mi barrio, Sarri¨¤. Me confirma que puedo tener este honor pero si traigo la bandera de casa, cargada en el chip de la pulsera de entrada. Todav¨ªa confundido por la complejidad de esta informaci¨®n, me refugio en el campo de hockey, donde un viejo conocido, C¨¦sar Javier Esteban, ha sido contratado para supervisar sus pruebas. C¨¦sar es una vieja estrella del hockey catal¨¢n. Es como si en la zona de f¨²tbol tuvieran a Iv¨¢n de la Pe?a impartiendo clases. De momento C¨¦sar ha formado de la nada a dos porteros que paran bolas que da gusto. Si todos los t¨¦cnicos son del nivel de C¨¦sar, Open Camp convertir¨¢ a la futura Catalu?a 'postproc¨¦s' en l¨ªder del medallero ol¨ªmpico. De momento, deberemos contentarnos con que cuadren los n¨²meros.
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