Elecciones, consultas y referendos
La mayor facilidad de movimientos y de circulaci¨®n de la informaci¨®n permite ahora una mayor participaci¨®n directa. Puede ser positiva, siempre que se escojan bien el tema y el nivel
Durante los ¨²ltimos a?os han sido frecuentes las ocasiones en que hemos vivido, tanto aqu¨ª como fuera, formas de democracia directa que han permitido la participaci¨®n ciudadana en la toma de decisiones pol¨ªticas. Creo que es muy bueno que estos mecanismos complementen la democracia indirecta, es decir las decisiones que toman aquellas personas a las que hemos elegido como nuestros representantes y a las que hemos encomendado tomarlas en nuestro nombre. Hay que reconocer que, en m¨¢s de un caso, se han producido debates y hasta conflictos sobre la conveniencia de utilizar unas u otras f¨®rmulas, y se ha discutido su mayor o menor ¡°calidad democr¨¢tica¡±. El reciente caso en el Reino Unido lo ha intensificado.
No soy un especialista en derecho constitucional. Los comentarios que siguen son simplemente opiniones personales, que pretenden ser de sentido com¨²n.
1. Representantes. Antes de la democracia, las decisiones las tomaban unos pocos. Eran los que ten¨ªan el poder, conseguido por la riqueza, por las armas, por la estirpe o por designio divino. El triunfo de la democracia supuso que siguieran decidiendo unos pocos, pero elegidos por el pueblo. El conjunto de los ciudadanos s¨®lo se moviliza de vez en cuando para escoger sus representantes, a trav¨¦s de elecciones. Pero las decisiones las siguen tomando grupos reducidos de personas que se supone que tienen toda la informaci¨®n para tomarlas y que lo hacen teniendo en cuenta los intereses de quienes les han elegido. Si esto falla, como ocurre muchas veces, los ciudadanos ¡°no se sienten representados¡±.
2. Participaci¨®n directa. La mayor facilidad de movimientos y, sobre todo, de circulaci¨®n de la informaci¨®n, permite ahora que esta movilizaci¨®n general pueda ser m¨¢s frecuente, sobre todo en territorios reducidos. Se abre la puerta a mayor participaci¨®n directa, a trav¨¦s de consultas o de referendos. Las primeras, como su nombre indica, sirven para conocer la opini¨®n de los ciudadanos, pero no son vinculantes; es decir, la decisi¨®n la tomar¨¢ el ¨®rgano pol¨ªtico al que corresponda, teniendo en cuenta la opini¨®n expresada. En cambio, los segundos s¨ª tienen car¨¢cter vinculante, ya que sirven para ¡°refrendar¡± una decisi¨®n que ya ha tomado el ¨®rgano pol¨ªtico, y que no puede entrar en vigor sin este refrendo. Tengamos en cuenta esta distinci¨®n para no confundir a los ciudadanos. Acertemos en las preguntas y aseguremos la informaci¨®n necesaria.
3. Preguntas. En el refer¨¦ndum la pregunta es obvia: ?Est¨¢ usted de acuerdo con esta decisi¨®n, esta ley, este Estatuto, esta Constituci¨®n? Y la respuesta s¨®lo puede ser S? o No. En una consulta la pregunta puede ser menos binaria, puede ofrecer dos o m¨¢s posibilidades, y pedir cual es la preferida. La inteligencia en la formulaci¨®n de la pregunta puede ayudar mucho a conocer los deseos de los ciudadanos, si ¨¦sta es la verdadera finalidad de la consulta.
4. Informaci¨®n. Para tomar una decisi¨®n compleja, la informaci¨®n de la que disponen los ciudadanos es fundamental. Esto vale para elecciones, consultas, o referendos. Y esta es una de las grandes debilidades de la actual democracia. La informaci¨®n es a menudo incompleta, sesgada, o falsa. En las elecciones, las promesas electorales de los candidatos son poco fiables; y en los referendos cuesta analizar, por contradictorias y desconcertantes, las posibles consecuencias de una decisi¨®n. Lo segundo es m¨¢s grave que lo primero, ya que una decisi¨®n electoral equivocada s¨®lo es un error para 4 a?os, mientras que en un refer¨¦ndum puede ser para siempre. Esta dificultad provoca que, muy a menudo, se intente apelar m¨¢s a los ¡°sentimientos patri¨®ticos¡± y a las ¡°xenofobias¡±, que a la racionalidad, como hemos visto claramente en el Reino Unido.
5. Tres sugerencias. a) Es bueno aumentar m¨¢s la democracia directa, siempre que se sepa escoger en qu¨¦ temas (no excesivamente complejos) y en qu¨¦ nivel (municipal, estatal...) b) No es imposible, pero s¨ª peligroso, utilizar una de estas figuras jur¨ªdicas para finalidades que corresponden a otra, pues provocan lecturas diferentes y cuestionables de los resultados. c) La mentira, el enga?o, la ocultaci¨®n de la realidad, y otras trampas, deber¨ªan tener consecuencias para quienes las utilizan (tal vez no de tipo penal, pero s¨ª de tipo pol¨ªtico y administrativo) ya que se trata de un fraude, que actualmente queda totalmente impune.
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro.
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