El ¡®tutilimundi¡¯ de Roland Olbeter
¡®El somni de Gulliver¡¯ recrea con aut¨®matas un viaje on¨ªrico inspirado en Jonathan Swift
Toda la escenograf¨ªa, aut¨®matas (casi cincuenta marionetas, incluidos los nanobots, umpa lumpas met¨¢licos) e instrumentos mec¨¢nicos de El somni de Gulliverde Roland Olbeter cabe en un remolque y con una ¨²nica toma el¨¦ctrica se acciona toda la magia de esta ¨®pera para todos los p¨²blicos. Siempre que la compa?¨ªa suministradora cumpla con su parte del contrato, duda razonable despu¨¦s del leve incidente ocurrido ¡ªy pronto solventado¡ª durante su presentaci¨®n el viernes en el Lliure de Montju?c en el marco del festival Grec (hoy ¨²ltima funci¨®n).
Olbeter ha recogido toda su larga experiencia de inventor y constructor de artefactos en los proyectos compartidos con La Fura dels Baus o como creador en solitario (teatro, ¨®pera, instalaciones, eventos) para reformular los mundos imaginados por Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver. Aunque mantiene algunos de los nombres y escenarios originales y su intenci¨®n sat¨ªrica, el cl¨¢sico del siglo XVIII viaja por otras met¨¢foras m¨¢s acorde con la sensibilidad y preocupaciones de su impulsor.
En esta ocasi¨®n Gulliver es un cient¨ªfico retirado que se adentra, quiz¨¢ en sue?os, en el espacio ignoto para aclarar sus dudas existenciales. Aterrizar¨¢ en los cuatro actos de la ¨®pera en sucesivos mundo para reflexionar sobre el ejercicio del poder y la alienaci¨®n de la voluntad y el pensamiento; la sensualidad ¡ªrepresentada por la mujer-planeta Glumdalklitsch, personaje que por sus artes para retener al viajero recuerda a Calipso de la Odisea y que, como la giganta-decorado de Le grand Macabre, tiene un gran parecido con la mezzosoprano Claudia Schneider¡ª; la inmortalidad, que surge en asteroide lunar como un virus de la inteligencia, y el destino de la humanidad, decidido en el centro mismo del universo, habitado por cuervos ego¨ªstas que no comparten ni su poder ni sus conocimientos.
Una ¨®pera mec¨¢nica-rob¨®tica-hidr¨¢ulica sin un solo ser vivo ante el p¨²blico. Sin m¨²sicos (los instrumentos electro-ac¨²sticos est¨¢n robotizados) y sin cantantes presentes. Las voces de Joan Mart¨ªn-Royo, Antoni Comas, Claudia Schneider, Antonio Fajardo, N¨¦stor Pinado, Oriol Ros¨¦s y Toni Gubau han sido grabadas. La m¨²sica es de la compositora australiana nacida en Uzbekist¨¢n Elena Kats-Chermin. Olbeter ya se hab¨ªa interesado anteriormente por la uni¨®n de m¨²sica y mec¨¢nica en Orlando Furioso, propuesta que present¨® en 2005 en el Grec, esta vez con una partitura de Michael Gross.
Est¨¦ticamente El somni de Gulliver bebe de antiguas y nuevas tradiciones. Del retro-futurismo del steam-punk y de los retablos mec¨¢nicos ambulantes que empiezan a recorrer Europa en el siglo XVI con los tutilimundi italianos. Un divertimento popular hasta el siglo XIX cuando alcanza su m¨¢xima sofisticaci¨®n gracias al ingenio de inventores como los hermanos M?lzel, creadores del panarmonic¨®n, un multinstrumento accionado con teclados, y de ingeniosos aut¨®matas que los llev¨® hasta la corte austriaca.
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