¡®Ice Age¡¯: la edad de la extinci¨®n
Se va el mamut, se va, no sabemos si para Cagliari o Barranquilla, y pese a toda la l¨®gica que impone su cierre, planificado para los primeros fr¨ªos, no puedo dejar de sentir una gran pena. Son un pu?ado de buenos a?os juntos. El escondido palacio con hechuras de cueva que hasta ahora ha sido la sede del mamut y su museo en la calle de Montcada 1 (la Casa de la Custodia), se hab¨ªa convertido para m¨ª en una de esas curiosas se?as de identidad de la ciudad que cuando cierran te dejan un agujero en el alma.
L¨ªbreme Dios de comparar el Museo del Mamut, estrafalario gabinete de maravillas de la Ice Age, con Vin?on, por ejemplo, o con ?ncora y Delf¨ªn. Pero yo no dejo nunca de detenerme un rato a su puerta, saludar al gracioso mamut de peluche Pepitu y recrearme en unos sue?os fr¨ªos e hirsutos mientras atisbo all¨ª dentro la lanuda grandeza del prehist¨®rico paquidermo ¡ªla impresionante r¨¦plica¡ª, camino de la doble extinci¨®n. Luego sigo mi ruta para comprarme una camisa en On land (de las mejores de la ciudad) y recalar en el Museo de las Culturas del Mundo. Es un paseo estupendo.
Es verdad que lo del mamut se ve¨ªa venir: todo el montaje es muy extra?o, como si fuera obra de Ivan Ogareff o Rasput¨ªn. Pero eso forma parte de su encanto: a ver qu¨¦ museo es robado por su propio ex director, que se lleva 24 colmillos de mamut; el due?o nominal, Sergu¨¦i Sl¨¦sareva, piloto, hace directora a su hija; te venden marfil prehist¨®rico incluso en forma de tablero y fichas de ajedrez, env¨ªan de reclamo a buscar clientes a la calle Princesa a un tipo disfrazado de mamut, y durante una visita te encuentras tras una puerta, de carne y hueso, a uno de los mayores expertos rusos en desenterrar a los gigantes lanudos en el permafrost siberiano, Fedor Shidlovski.
El paleont¨®logo y aventurero moscovita, director del Museo de la Edad del Hielo de Mosc¨², era el referente del centro barcelon¨¦s ¡ªdel que yo pensaba que era una subsede¡ª y el suministrador de sus materiales. Una tarde memorable en que convers¨¦ con ¨¦l me dijo que hab¨ªa probado mamut (des) congelado y que la carne sab¨ªa a chaqueta de cuero. Tras recorrer las cavernosas instalaciones, con su rinoceronte lanudo, su tronado tigre dientes de sable, su oso de las cavernas, Shidlovski me regal¨® un pu?ado de pelos de mamut que conservo como uno de mis mayores tesoros. En fin, ya se ve, pura y peluda nostalgia.
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