El contrato social
La p¨¦rdida de confianza tiene consecuencias terribles. Estuvo a punto de pasarle a Esquerra con el 9-N, le ha pasado a la CUP con los presupuestos, y a Converg¨¨ncia por tantas cosas que casi ha desaparecido
Quiero entender que el congreso fundacional del Partit Dem¨°crata de Catalunya es una declaraci¨®n de intenciones y que tiene una importancia relativa comparada con la acci¨®n de los pr¨®ximos meses y a?os. Refundarse, sin embargo, es s¨®lo el primer paso. Converg¨¨ncia no solo ha fallado a mucha gente, muchas veces y de manera continuada, sino que el suelo se le ha movido bajo los pies y la sociedad para la que fue creada y que la sustent¨® ya no existe.
La refundaci¨®n m¨¢s que una necesidad era una condici¨®n necesaria. Era necesaria pero no ser¨¢ suficiente si las ideas y los hechos no son mejores de lo que han sido durate mucho tiempo. El list¨®n est¨¢ muy alto. En plata, primero: el nuevo partido tendr¨¢ que demostrar durante a?os que, como le ha sucedido a esquerra, aunque le apliquen la guerra sucia, todo lo que aparezca sea endeble. Cierto es que Esquerra no ha tocado tanto poder, pero ha pasado un test de estr¨¦s como pocos partidos.
Segundo: excepto la CUP, que se va al otro extremo y as¨ª nos ha lucido el pelo, todos los partidos han desde?ado el debate ideol¨®gico. Converg¨¨ncia tambi¨¦n, la ¨²ltima vez que lo intent¨® en serio le sali¨® algo tan pintoresco como la Fundaci¨® Catalunya Oberta. Hoy algunos de sus ex miembros van echando pestes del partido al que quer¨ªan acceder, qu¨¦ cosas... Desde aquel entonces negligible, muy poco o nada han producido.
Y tercero y relacionado con los dos anteriores: el paradigma de estabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica para el que hab¨ªan sido educados los cuadros convergentes se acab¨® en 2008. El empobrecimiento es una realidad y las respuestas num¨¦ricas o ret¨®ricas no son capaces de dar soluci¨®n a todos los interrogantes que se plantean hoy.
Tanto se ha movido el pa¨ªs que no da para medias tintas. Aun siendo cierto que la Converg¨¨ncia de hace cinco semanas ya no era la de hace cinco a?os, aqu¨ª no se perdona una y el PDC deber¨¢ demostrar desde el primer momento que no se comporta como lo que fue y que no repetir¨¢ el peor error que un partido pol¨ªtico puede cometer, romper esa suerte de contrato social que compromete a representantes y a representados. En una herencia no se pueden recoger las ganancias sin aceptar tambi¨¦n las deudas del finado. Hay que reconocer las deudas y los errores, mucho mejor de lo que se ha hecho. No hace falta un auto de fe, pero durante el tiempo del duelo deber¨ªa respetarse, al menos, no mostrando la soberbia a la que nos han tenido acostumbrados algunos dirigentes. Si no pueden apartar la soberbia, que aparten a los dirigentes.
Mientras duraba el congreso no pod¨ªa evitar pensar en Xavier Trias. El ex alcalde de Barcelona resume como pocos las contradicciones a las que se enfrentaba Converg¨¨ncia y a las que se enfrentar¨¢ el PDC. A Trias le toc¨® ser alcalde de Barcelona en una de las ¨¦pocas m¨¢s complicadas de la ciudad y se situ¨® como centro de muchos sectores encontrados. No se sinti¨® c¨®modo con la posici¨®n de su partido en el caso Esther Quintana y fue el primero que reaccion¨® con contundencia a la confesi¨®n de Pujol. Ada Colau lo llam¨® mafioso aprovechando que las cloacas redactaban informes falsos sobre ¨¦l. No es raro pues que Tria pidiera en el congreso que se reconociesen los errores. Supongo que ten¨ªa en mente, tambi¨¦n, sus fotos en la boda de la hija de Millet.
La consecuencia m¨¢s inmediata de romper el contrato social es la p¨¦rdida de credibilidad. Conceptos como honor y palabra, construcci¨®n y resistencia no aguantan la duda, y ha habido tantos casos de corrupci¨®n, tan repetidos y tan continuados que han pagado justos por pecadores. As¨ª las cosas, el PDC no tiene m¨¢s que una opci¨®n: no cometer ninguno de los errores que se han cometido y, si aparece otro caso de corrupci¨®n, la nueva direcci¨®n tiene que actuar en consecuencia para librar de la verg¨¹enza a quienes no tienen porqu¨¦ pasarla.
La p¨¦rdida de confianza tiene consecuencias terribles. Estuvo a punto de pasarle a Esquerra con el 9-N, le ha pasado a la CUP con los presupuestos, y le ha pasado a Converg¨¨ncia por demasiadas cosas, por tantas que ha desaparecio. Eso no quiere decir que no haya segundas oportunidades, pero salen car¨ªsimas. Es mucho lo que hay en juego, un nuevo contrato social, para contemporizar o ponerse de perfil. Al menos eso es lo que dicen los precontratos que hemos ido firmando a plazos desde la consulta de Arenys. La historia va a ser muy dura con quienes la maltraten.
Francesc Ser¨¦s es escritor.
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