La gran revuelta de los mataderos
La lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores de las salas de despiece de cerdos de Catalunya se extiende y sus impulsores prometen llegar hasta el final
Son las dos del mediod¨ªa y hay cambio de turno en el Matadero de Le Porc Gourmet, en Santa Eug¨¨nia de Berga, un peque?o pueblo pegado a Vic. Salen centenares de inmigrantes y entran otros tantos que llegan en riadas de bicicletas. En el aparcamiento, resguardado del sol bajo los tejados de uralita, aguarda un grupo de gente por si hay suerte y pueden ocupar el lugar de alguien a quien despidan. Ninguno recibir¨¢ m¨¢s de 7 euros brutos la hora. Luego hay que descontarle material, aut¨®nomos, gastos de transporte¡ Los turnos pueden llegar a las diez o doce horas. Durante ese tiempo a veces, a los que trabajan en la cadena, no les dejan ir al ba?o y deben orinarse encima, relata una trabajadora que pide ir a hablar a un descampado lejano para que no la reconozcan. Empiezan a estar enfadados. ¡°Creen que somos robots y un d¨ªa pasar¨¢ algo. Dentro se r¨ªen de nosotros, pero aqu¨ª fuera no son nadie¡±, amenaza un trabajador de origen marroqu¨ª apostado a la salida del recinto. Este no es el ¨²nico lugar donde hay abusos de este tipo, se?alan los sindicatos. Y los trabajadores ya no quieren quedarse de brazos cruzados.
El pasado mes de marzo, los empleados de Esfosa -que acaba de poner un ERE temporal sobre la mesa-, uno de los principales mataderos de cerdos de la comarca de Osona (el 13% del total catal¨¢n), convocaron unas jornadas de paros en protesta por unos ajustes de horarios y retribuciones de festivos. Lo que parec¨ªa problema solventable con algo de mano izquierda, deriv¨® en un conflicto a tumba abierta con la direcci¨®n de la empresa agravado por los insultos racistas y amenazas de Josep Ramisa, uno de sus socios, a los trabajadores, en su mayor¨ªa inmigrantes. Aquel encontronazo, como explic¨® entonces EL PA?S, puso al descubierto las condiciones en las que trabajan los empleados de los mataderos de cerdos en Catalu?a -la principal zona productora de Espa?a, con el 43% del mercado y unos siete millones de animales- y prendi¨® la mecha de una revuelta que empieza a extenderse a todos los recintos bajo el nombre de C¨¢rnicas en lucha.
El martes comenz¨® una nueva acampada delante de Le Porc Gourmet, uno de los mataderos m¨¢s importantes de Espa?a y epicentro estos d¨ªas del conflicto. Tienen el apoyo del Ayuntamiento de la localidad, que tambi¨¦n est¨¢ harto de la instalaci¨®n y de los problemas que genera, y cuyos representantes pol¨ªticos se han acercado hasta el lugar. Esta vez, sus organizadores prometen llevarla a la puerta de todas los mataderos donde no se respeten los derechos de los trabajadores de esta industria. De momento, han repartido aqu¨ª octavillas y han explicado detenidamente a todos los que sal¨ªan o entraban los derechos que tienen como trabajadores.
Creen que somos robots y un d¨ªa pasar¨¢ algo. Dentro se r¨ªen de nosotros, pero aqu¨ª fuera no son nadie¡±, amenaza un trabajador
Este matadero despacha unos 13.000 cerdos al d¨ªa y emplea a unas 750 personas (chinos, indios, marroqu¨ªes, polacos, rumanos, subsaharianos¡). Como sucede en todo este sector, pr¨¢cticamente no hay ning¨²n espa?ol y la mayor¨ªa est¨¢ contratada en r¨¦gimen de cooperativista. Una figura laboral amparada por la ley que permite contratar a centenares de aut¨®nomos como si estuviera en r¨¦gimen indefinido. Adem¨¢s, deben pagar el material de trabajo, una cuota por entrar y su propia cotizaci¨®n a la seguridad social. ¡°Es legal, pero completamente oscuro. Adem¨¢s, buscan la diversidad de or¨ªgenes para que compitan entre ellos y no se junten contra la empresa. Es algo deliberado¡±, se?ala Toni Iborra, abogado del sindicato de trabajadores COS, que ya ha denunciado a los Mossos pr¨¢cticas irregulares aqu¨ª de algunos grupos mafiosos dentro de los mataderos como cobrar a determinados inmigrantes para trabajar. El caso tambi¨¦n ha llegado al Parlament de la mano del PSC, pero la Generalitat todav¨ªa no ha movido ficha.
Said Belkacem, un trabajador marroqu¨ª a quien la empresa despidi¨® hace unos meses despu¨¦s de cuatro a?os y medio por un paro que se produjo, va mucho m¨¢s all¨¢ de los problemas laborales y de las ¡°mafias de contrataci¨®n¡± y denuncia graves trapicheos a nivel sanitario. ¡°Cuando llegan los veterinarios y se?alan alg¨²n cerdo que huele mal o ya no est¨¢ bien, hace ver que lo tiran, pero luego otra persona lo recoge y lo vuelven a colgar¡±, denuncia en la puerta del matadero mientras los compa?eros del sindicato COS reparten folletos en el cambio de turno de las dos del mediod¨ªa. ¡°Est¨¢n compinchados con los inspectores, que avisan cuando vienen. Es todo una mafia y tratan a la gente como esclavos¡±, se?ala. Michael Obeng se cort¨® el tend¨®n de un dedo hace unos meses y nadie quiso llamar a una ambulancia. Tuvo que coger su bici y pedalear hasta all¨ª solo.
Buscan la diversidad de or¨ªgenes para que compitan entre ellos y no se junten contra la empresa. ¡±, se?ala el abogado Toni Iborra
Jos¨¦ Luis Tolosana, el presidente de Taic, la cooperativa mayoritaria de esta empresa (gestiona unos 400 trabajadores), rechaza las acusaciones y cree que son ¡°interesadas¡±. ¡°Tenemos una p¨¢gina web con un buz¨®n donde la gente puede denunciar cualquier cosa y no hemos tenido ninguna queja. Nada de lo que est¨¢n contando llega aqu¨ª. Creo que son verdades a medias, un batiburrillo mezclado para crear este clima contra las cooperativas. Lo desmiento totalmente¡±, se?ala por tel¨¦fono, aunque admite que quiz¨¢ con las anteriores cooperativas que trabajaban aqu¨ª pudo suceder. Lo mismo dice de las acusaciones por cuestiones sanitarias. ¡°No me encaja nada. Los controles son muy estrictos, y el matadero es uno de los m¨¢s grandes de Espa?a. Exporta a 50 pa¨ªses y tiene muchas personas en control de calidad. Es completamente inveros¨ªmil que matando 13.000 cerdos se la jueguen por solo unos cuantos¡±. Adem¨¢s, Tolosana anuncia que se avanzar¨¢ con las medidas sociales en favor de los trabajadores y reclama que las cooperativas tengan un mejor marco legal regulatorio porque ahora se encuentran en una especie de ¡°vac¨ªo legal¡±.
"Tenemos una p¨¢gina web con un buz¨®n donde la gente puede denunciar cualquier cosa y no hemos tenido ninguna queja", defiende la cooperativa
Esta lucha, se?ala Montse Casta?¨¦, enlace sindical de COS, se ha extendido a otros mataderos. ¡°Despu¨¦s del verano iremos al resto, que sabemos que est¨¢n igual que aqu¨ª. Esto solo acaba de empezar¡±, anuncia en referencia a instalaciones situadas en L¡¯Esquirol i Sant Vicen? de Torell¨®. El conflicto ya a ha captado la atenci¨®n de la prensa internacional y algunos mataderos, como Esfosa, han contratado a agencias de comunicaci¨®n para tratar de atenuar el problema que preocupaba mucho a empresas como Tarradellas, m¨¢ximo accionista del matadero (aunque no ha querido responder separadamente a las preguntas de este peri¨®dico que ha tratado repetidamente de ponerse en contacto con ellos). Esfosa alega que solo tiene el 16% de sus empleados en r¨¦gimen de cooperativa, pero que considera leg¨ªtimas las reivindicaciones de sus trabajadores. Sin embargo, considera infundadas las acusaciones de explotaci¨®n laboral y racismo [aunque uno de sus accionistas llam¨®, presuntamente, ¡°negro de mierda¡± a un trabajador y le amenaz¨® con mandarle de vuelta a ?frica]. En cualquier caso, el conflicto laboral que mantiene abierto esta empresa solo es el detonante de esta revuelta que ahora recorre las salas de despiece catalanas.
EL AZOTE DE LOS ARISTOCARNIOS
Montse Casta?¨¦ tiene los brazos llenos de cicatrices y cortes. Naci¨® en El Hostalets de les Baleny¨¤ (Osona), tiene 54 a?os y lleva desde los 10 con un cuchillo en la mano despiezando cerdos. Puede hacerles de todo, cuenta. Menos matarlos. Pero todav¨ªa recuerda c¨®mo, siendo una peque?a ni?a, recortaba subida en una banqueta para poder llegar al animal mientras las se?oras con las que compart¨ªa despiece escuchaban el Consultorio de Elena Francis. Ha visto de todo en esta industria, pero jam¨¢s como ahora. ¡°He recibido mucho maltrato y muchas vejaciones. Y lo que he sufrido no quiero que lo sufra nadie m¨¢s, venga de d¨®nde venga o se llame como se llame¡±, explicaba el martes mientras terminaba de montar el campamento junto al matadero.
Esta sindicalista se ha convertido en los ¨²ltimos meses en azote de los llamados artistocarnios, los due?os de las principales empresas carnitas de la comarca de Osona, que han hecho fortuna incluso durante la crisis. Pero su papel no es c¨®modo. Ha recibido ya varias amenazas, le han pinchado las ruedas del coche y le estropearon las cerraduras del coche que compr¨® hace alg¨²n tiempo por 200 euros. Le da igual, dice. "Yo no tengo miedo de nada. Si hemos llegado hasta aqu¨ª no nos vamos a esconder ahora", se?ala mientras repite frases d¨¢ndose ¨¢nimos. Ella, como sus compa?eros del sindicato en Esfosa, est¨¢n suspendidos de empleo y sueldo durante 6 meses por las protestas que llevaron a cabo en Esfosa. Mientras tanto, para poder vivir, han creado una hucha de resistencia apoyada en las donaciones de los simpatizantes del movimiento y en las ventas de merchandising como las camisetas rojas con el le "C¨¤rnies en lluita [c¨¤rniques en lluita"]. Dos trabajadores de Le Porc Gourmet despedidos tambi¨¦n han recurrido a estos fondos para poder subsistir. "Estoy muy feliz porque esta acampada servir¨¢ para ayudar a mis compa?eros a luchar por un trabajo digno".
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