Contra Franco, desde el barrio
El relato de la Transici¨®n que toma fuerza es el de las peque?as y extendidas luchas de grandes sectores de la sociedad organizada
En relato oficial, ya casi mitol¨®gico, de la Transici¨®n aparecen grandes y heroicas figuras como Juan Carlos I, Santiago Carrillo, Adolfo Su¨¢rez o Manuel Fraga, y un pueblo espa?ol que sabe estar a la altura de las circunstancias hist¨®ricas y dar ejemplo de civismo a base de consenso y olvido. Es el relato que encontramos, por ejemplo, en los c¨¦lebres trabajos de la periodista Victoria Prego.
Pero en estos tiempos ajetreados el relato de la Transici¨®n que toma fuerza no es el de los grandes hombres que, como sacados de Hegel, cambian la historia, sino el de las peque?as y extendidas luchas de grandes sectores de la sociedad organizada: los obreros en las f¨¢bricas, los estudiantes en la universidad, los vecinos asociados en los barrios e incluso los presos, pol¨ªticos y sociales, recluidos en las c¨¢rceles. Tambi¨¦n los homosexuales, los ecologistas, las feministas. Y la constelaci¨®n de partidos pol¨ªticos que surgen a la izquierda del PC, como la Liga Comunista Revolucionaria o la Organizaci¨®n Revolucionaria de los Trabajadores (formando una variopinta ¡°sopa de letras"). Todos a una.
De estas formas de verlo se encargan nuevas obras como los libros ?Por qu¨¦ fracaso la democracia en Espa?a? (Traficantes de Sue?os), de Emmanuel Rodr¨ªguez o Romper el consenso (Siglo XXI), de Gonzalo Wihelmi. Tambi¨¦n la exposici¨®n Letras clandestinas, 1939-1976, en la Imprenta Municipal, que recoge todo tipo de literatura de panfleto antifranquista. ?Por qu¨¦ emergen estas interpretaciones?
"Desde el 15M volvimos a hablar del pueblo, de la gente organizada, y la referencia hist¨®rica m¨¢s inmediata que encontramos fue lo que ocurri¨® en la Transici¨®n. Era un momento de la gente, en el que los individuos se mov¨ªan y atravesaban a los partidos, y lo que importaba era alcanzar el bienestar", dice Alberto Berzosa, comisario de la muestra Madrid Activismos (1968-1982) que tambi¨¦n incide en esa visi¨®n de la convulsa ¨¦poca, y que se puede ver en La Casa Encendida hasta el 18 de septiembre. Es una de las tres seleccionadas en el certamen In¨¦ditos 2016, dedicado a los comisarios noveles.
La idea le surgi¨® a Berzosa porque percibi¨® un vac¨ªo en este sector en el que se intersecan las artes pl¨¢stica y el activismo: "Las iniciativas que hab¨ªa visto en este sentido se dedicaban a Bilbao y a Barcelona, porque a veces se piensa que Madrid era franquista. Y es cierto que lo era, tanto que generaba una enorme resistencia", dice el comisario. Esa resistencia es la que aqu¨ª se ve: en fotograf¨ªas de los vecinos de los barrios del sur pidiendo mejoras para sus calles y sus casas o protestando por los precios del pan, de los estudiantes corriendo delante de los grises a caballo o en el famoso concierto de Raimon, el entierro de los abogados de Atocha y El abrazo de Juan Genov¨¦s, en la combatividad de los obreros del cintur¨®n industrial del sur, en panfletos de grupos pol¨ªticos radicales o en revistillas de colectivos homosexuales, como la muy transgresora La ladilla loca. O rarezas como el c¨®mic Mortadelo Terrorista.
Un colorido cartel de Paco G¨¢mez anuncia un "Gran Baile" en el Pozo del T¨ªo Raimundo, organizado por el Frente por la Unidad de los Trabajadores, y ah¨ª aparece el barbudo Karl Marx bailando hasta la 6.30 de la ma?ana. Corr¨ªa el a?o 1977 y aquella noche, entre otros, tocaba Joaqu¨ªn Sabina.
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