Pikachu vive en Sol
Uno de los grandes secretos de la adictiva aplicaci¨®n es que en Pok¨¦mon Go nadie pierde; su mec¨¢nica consiste en sumar
A nadie le gusta perder. Y en Pok¨¦mon Go nadie pierde. Ese quiz¨¢ sea uno de los grandes secretos de la adictiva aplicaci¨®n. Su mec¨¢nica consiste en sumar; como dir¨ªan en una escuela de negocios, es un win-win. Pok¨¦mon Go fomenta la abundancia, no excluye, permite participar en diferentes niveles y anima a salir a la calle. Nadie pierde, ni siquiera en las batallas. Para participar hay dos opciones: pagar o patear la ciudad. De momento, la segunda predomina. En Madrid, el clima ayuda a que se haga durante todo el a?o para beneficio de Niantic Labs, la empresa participada por Nintendo fundadora del juego. Pok¨¦mon Go apela a la nostalgia de los treinta?eros, con la sensaci¨®n de volver a coleccionar cromos; con un toque na¨ªf. Es sencillo, pero la estrategia en las peleas y el af¨¢n por capturar todos los personajes son clave para generar adicci¨®n.
La versi¨®n disponible hasta ahora es solo una parte de lo que est¨¢ por llegar. De momento, tiendas y cafeter¨ªas han experimentado con el juego, convirti¨¦ndose en paradas pok¨¦mon ¡ªpuntos especiales que dan regalos para ayudar a capturar criaturas e informaci¨®n relevante¡ª, que atraen a potenciales clientes. El negocio solo tiene que hacer una microinversi¨®n, inferior a los cinco euros por d¨ªa. En pr¨®ximos meses llegar¨¢n los personajes legendarios, una f¨®rmula para ampliar el cat¨¢logo de criaturas, y una pulsera que vibra cuando una presa est¨¢ cerca.
Madrid es especial desde el principio. Antes del estreno oficial del juego aparecieron turistas jugando. Tambi¨¦n participantes con alma de hacker que no pudieron esperar a su llegada oficial y se buscaron la vida para descargarlo. La capital est¨¢ en el puesto n¨²mero 15 de ciudades del mundo con m¨¢s PokeParadas. San Francisco y Nueva York encabezan la lista. Y Berl¨ªn, Londres y Par¨ªs son las ¨²nicas urbes europeas por delante de Madrid donde vive Pikachu, el personaje m¨¢s carism¨¢tico, que aparece unas 50 veces al d¨ªa en Sol, casi siempre de noche.
Fever, la aplicaci¨®n de planes online, fue el germen del plan de ayer. La fiebre madrile?a por Pok¨¦mon ha hecho el resto. Cuantos m¨¢s participantes, m¨¢s divertido. La sensaci¨®n de pertenencia a un grupo explica c¨®mo es posible que una multitud se arremoline a casi 40 grados en el kil¨®metro 0 una tarde de julio. Pok¨¦mon ya no es una experiencia solitaria al otro lado de la pantalla. El paso de la consola al m¨®vil ha tra¨ªdo consigo el fen¨®meno social y la toma del mundo real.
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