?Por qu¨¦ se okupa?
Lo m¨¢s sensato es que los gobiernos municipal y auton¨®mico intenten establecer un di¨¢logo con el colectivo de okupas y con las asociaciones vecinales
Okupar es usar o vivir en espacios desocupados durante un tiempo indefinido sin el consentimiento de sus propietarios. Se okupa para denunciar las dificultades de acceso a la vivienda cuando las tasas de pobreza, paro y precariedad laboral son muy altas, los salarios bajos y los precios de las viviendas y de los alquileres son muy altos, unido a la existencia de una gran cantidad de viviendas desocupadas. Y para poner de relieve la escasez de espacios de sociabilidad y de expresi¨®n art¨ªstica no mercantilizados para los j¨®venes, mientras existen espacios desocupados, bastantes de ellos abandonados.
Son fundamentalmente de tres tipos: la okupaci¨®n como alternativa de vivienda, para no pagar los alto precios y para hacer la experiencia de vivir en una comunidad intencional. La okupaci¨®n conservacionista, para preservar casas y pueblos abandonados o edificios hist¨®ricos que se iban a derribar o que se estaban deteriorando; en algunas de las casas y pueblos okupados se ha desarrollado la agricultura ecol¨®gica, se han utilizado energ¨ªas limpias y renovables, y se ha practicado el consumo responsable. Y la okupaci¨®n para crear centros sociales en los que se ofrecen servicios (bar, biblioteca¡) y se ponen en pr¨¢ctica actividades y experiencias colectivas. En algunos de ellos tambi¨¦n hay un espacio de vivienda para las personas que los gestionan y dinamizan.
En bastantes de las okupaciones observamos una mezcla de las tres modalidades. Por ejemplo, hay algunas okupaciones conservacionistas que tambi¨¦n son alternativa de vivienda y tienen espacios abiertos de sociabilidad. Es el caso de Can Masdeu, okupada y autogestionada desde diciembre del 2001 por una treintena de personas que conviven de manera permanente y que resisti¨® un intento de desalojo en 2002. Entre sus proyectos hay huertos comunitarios, agricultura ecol¨®gica, educaci¨®n ambiental y un centro social. Desde el inicio han mantenido una estrecha relaci¨®n y colaboraci¨®n con las entidades y las asociaciones de Nou Barris.
El movimiento de las okupaciones utiliza fundamentalmente formas de acci¨®n de confrontaci¨®n y su estrategia de lucha est¨¢ basada en la desobediencia civil. Entre las formas de acci¨®n empleadas hay que resaltar la okupaci¨®n, la resistencia pasiva desde el edificio okupado durante su desalojo, la concentraci¨®n de protesta durante el desalojo del edificio okupado, la manifestaci¨®n en la calle tras el desalojo del edificio okupado y la reokupaci¨®n tras el desalojo (en el mismo espacio o en uno alternativo).
Para la gran mayor¨ªa de los que la hanpracticado, un requisito imprescindible de la desobediencia civil es que se realice de forma no violenta. ?Por qu¨¦? En primer lugar, por una cuesti¨®n de principios ¨¦ticos, morales o pol¨ªticos. En segundo lugar, por los inconvenientes que presentan las acciones violentas de cara a conseguir legitimidad social y aliados pol¨ªticos, ya que son condenadas por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, los medios de comunicaci¨®n, los partidos pol¨ªticos, las organizaciones sociales y las instituciones democr¨¢ticas. Y en tercer lugar, porque la violencia facilita la legitimaci¨®n de la respuesta represiva de las autoridades e imposibilita que pueda ser realizada por un n¨²mero significativo de personas debido a los elevados costes personales que comporta su pr¨¢ctica (prisi¨®n, torturas e incluso la muerte), adem¨¢s de ser impotente ante la evidente y aplastante superioridad de las instituciones armadas al servicio del Estado (polic¨ªas y ej¨¦rcitos).?
Ahora bien, cuando la polic¨ªa practica desalojos de manera violenta la evoluci¨®n de los acontecimientos es impredecible, entre otros motivos porque en las acciones de respuesta participa una diversidad de grupos pol¨ªticos y sociales, algunos de ellos proclives a protestar destruyendo bienes materiales e incluso no rehuyendo el enfrentamiento f¨ªsico con la polic¨ªa. Ante esas situaciones, la criminalizaci¨®n del movimiento de las okupaciones no s¨®lo es injusta sino que conduce a un agravamiento del problema planteado, que es fundamentalmente social y pol¨ªtico y no de orden p¨²blico. Lo m¨¢s sensato es que los gobiernos municipal y auton¨®mico intenten establecer un di¨¢logo con el colectivo de okupas y con las asociaciones vecinales con el prop¨®sito de acordar el cese de la violencia y el inicio de un proceso de negociaci¨®n que se proponga como objetivo la resoluci¨®n del conflicto generado a trav¨¦s de un pacto satisfactorio para todas las partes afectadas. Dif¨ªcil pero no imposible de conseguir.
Enric Prat Carvajal es historiador y profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la UAB.
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