En busca de la ciudad perdida de Lauro
Las excavaciones evidencian que el poblado ibero de Samal¨²s (Barcelona) es la poblaci¨®n que acu?aba moneda y produc¨ªa vinos muy apreciados en Roma
No es necesario realizar expediciones al otro lado del mundo en busca de ciudades perdidas de las que solo se tienen escasas noticias y unos cuantos restos. Aqu¨ª mismo, en el Vall¨¨s Oriental (Barcelona), en un peque?o monte de las primeras estribaciones del macizo del Montseny de algo m¨¢s de 600 metros de altura, protegida bajo enormes pinos y ensortijadas encinas, ha permanecido una escondida durante siglos. Es la ciudad ib¨¦rica de Lauro, famosa por acu?ar monedas de las que se han localizado m¨¢s de un centenar de ejemplares en las que siempre aparece un joven imberbe de pelo ensortijado en el anverso y un jinete que porta una palma, como signo de victoria, en el reverso. Tambi¨¦n por sus vinos, los ¨²nicos de la Laietania ¡ªla zona ib¨¦rica en la que se localiza esta ciudad¡ª, que se salvaron de las cr¨ªticas del exquisito paladar romano. ¡°En las Hispanias los vinos lacetanos son famosos por su abundancia, y los tarraconenses y lauronenses por su selecta calidad¡±, escribi¨® Plinio el Viejo en su Historia Natural.
Para el joven arque¨®logo Marc Gu¨¤rdia no hay duda de que los restos que coronan el Puig del Castell de Samal¨²s se corresponden con este oppidum que estuvo habitado entre los siglos V y I antes de Cristo, tras dirigir ya seis campa?as de excavaci¨®n en el poblado, la ¨²ltima el pasado mes de julio. En las primeras consigui¨® delimitar el per¨ªmetro de la muralla, un cintur¨®n de m¨¢s de un kil¨®metro de longitud, dos metros de ancho y, en algunos tramos que se han conservado, casi tres metros de altura. Toda construida con enormes piedras, algunas cicl¨®peas. Las ¨²ltimas excavaciones se han centrado en excavar una de las dos puertas de acceso al recinto y dos de las siete torres localizadas hasta ahora, todas en el sector de Levante del yacimiento, que dan idea del empe?o de sus habitantes de sentirse protegidos. El recinto amurallado delimita un ¨¢rea de cuatro hect¨¢reas, algo as¨ª como cuatro campos de f¨²tbol, que acoger¨ªa las viviendas y los edificios de representaci¨®n, como templos y santuarios, de los que, por ahora, no se han localizado ninguno. Los trabajos han permitido saber que solo Burriac, considerado la capital de la Laietania supera en dimensi¨®n a Lauro y que la muralla no tiene parang¨®n en toda esta zona. Solo Ullastret, en Girona, presenta un cintur¨®n similar.
La visita al yacimiento, despu¨¦s de subir 45 minutos andando, deja patente como la naturaleza se ha aliado con los restos. ¡°El bosque la ha protegido¡±, asegura Gu¨¤rdia, que reconoce que la espesura del arbolado tambi¨¦n complica, y mucho, los trabajos. Da la sensaci¨®n de que el tiempo se ha detenido en este lugar desde el que se divisa gran parte del Vall¨¦s, e incluso el mar, y que de un momento a otro puede aparecer un ibero equipado con su escudo y su falcata dispuesto a defender el poblado y los suyos del enemigo. Pero no. Los ¨²nicos que pueden sorprendernos son animales como lo jabal¨ªes, que desde hace siglos campan a sus anchas.
Gu¨¤rdia explica que ¨¦l no encontr¨® el yacimiento, fue al rev¨¦s. Curtido en excavaciones sab¨ªa que un monte llamado ¡°Puig del Castell¡± ten¨ªa todos los n¨²meros de conservar restos arqueol¨®gicos, pero nunca pensaba que pertenecieran a la desaparecida Lauro. ¡°A mitad de los a?os 50 Josep Estrada menciona que ha localizado restos cer¨¢micos ib¨¦ricos y ¡®amontonamientos de piedras¡¯, pero no vio la magnitud del asentamiento ni la contundente muralla, algo que se ha mantenido cincuenta a?os m¨¢s en los que nadie lo hab¨ªa investigado¡±, explica el arque¨®logo.
Gu¨¤rdia ha revisado todas las monedas (117 acu?adas a partir del siglo II a. C. hasta el a?o 90 a. C.) que llevan la leyenda Lauro y ha comprobado que su presencia es m¨¢s intensa en el Vall¨¨s (el 76% del total se encuentran a un radio menor de 30 kil¨®metros del yacimiento). Est¨¢, adem¨¢s, el tesoro de C¨¤noves, una localidad situada a tres kil¨®metros del yacimiento formado por 41 monedas que se ocultaron para preservarlas. Del total, 21 aparecen con la inscripci¨®n Lauro. Tras revisar las inscripciones, los tituli picti, de las ¨¢nforas en las que se transportaba el vino en las que aparece en nombre latino de Lauro ha podido comprobar c¨®mo muchas fueron creadas en centros de producci¨®n laietanos. Otro dato que ha permitido adscribir el yacimiento a la antigua ciudad son los nombres ya que Lauro es la correlaci¨®n topon¨ªmica con Llerona, localidad situada en el llano, apenas a 5 kil¨®metros de distancia del yacimiento.
¡°Los ¨²ltimos trabajos que trataban sobre la ubicaci¨®n de esta ceca comenzaban a desplazar su localizaci¨®n fuera del Vall¨¨s Oriental, porque faltaba un yacimiento de entidad en esta zona, pero ya ha aparecido¡±, prosigue Gu¨¤rdia, que ha presentado sus primeros trabajos en varios congresos y est¨¢ empe?ado en que el yacimiento se conozca. El a?o pasado se recuper¨® un antiguo camino de carboneros que conduce al yacimiento y se colocaron paneles indicativos que explican las caracter¨ªsticas del asentamiento y as¨ª abrirlo al p¨²blico. Y este a?o, el primer fin de semana de octubre, Lauro participar¨¢ por primera vez en la Ruta dels Ibers, la iniciativa del Museo de Arqueologia de Catalu?a para visitar los principales yacimientos catalanes ib¨¦ricos.
El trabajo se antoja ingente. Las excavaciones, siempre lentas, y acompa?adas de un periodo de estudios de los materiales y de las estructuras ir¨¢n arrojando luz sobre la vida de estos iberos. Ya se ha podido determinar que hubo vida a partir del siglo V antes de Cristo y que cuando llegaron los romanos, en el siglo II a. C. el poblado, a diferencia de lo que ocurri¨® en muchos otros tras la II Guerra P¨²nica, no fue arrasado. ¡°Sabemos que la muralla en el siglo II a. C. fue reconstruida y, al menos, una de las torres, fue reocupada en esta fase, por lo que la vida continu¨® y no de forma residual¡±. De este momento es, adem¨¢s, la villa romana de Can Mart¨ª, situada en el llano a 200 metros del Puig del Castell que intensific¨® la producci¨®n y exportaci¨®n de vino. Por fin, en el siglo I a. C., el poblado fue abandonado. Hasta ahora, que comienza a recibir las primeras visitas.
?Tricapitalidad de la Laietania?
Que nadie es asuste. La capitalidad de la Laietania no est¨¢ en peligro. Nadie discute el poder¨ªo de Burriac, el yacimiento situado entre Matar¨® y Cabrera de Mar que controlaba el comercio mar¨ªtimo. Lo que pasa es que pese a sus diez hect¨¢reas de extensi¨®n no son visitables casi ninguna de sus estructuras. Lo mismo le pasa al yacimiento barcelon¨¦s de Barkeno, el enorme poblado ib¨¦rico que controlaba el comercio en la desembocadura del Llobregat, situado a los pies de la monta?a de Montju?c. Del yacimiento solo se conocen dos monedas y un conjunto de enormes silos, los m¨¢s grandes del mundo ib¨¦rico catal¨¢n, que dejan patente el poder de los iberos que viv¨ªan en este oppida. Tanto que ha llevado a los especialistas a plantear una bicapitalidad ibera de los layetanos. El tercero en discordia ser¨¢, a partir de ahora, el yacimiento de Samal¨²s, con sus cuatro hect¨¢reas y su potente y complejo sistema defensivo.
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