?Qu¨¦ fue de mi cine de verano?
Desde espect¨¢culos hasta clases de baile, los cines de verano se reinventan para hacer frente a la crisis
¡°?Esto no es un cine de verano!¡± exclama Eider Esnaola, la directora art¨ªstica de Sing-Along, un cine que combina las proyecciones de musicales con karaoke y un espect¨¢culo en directo. El patio de butacas se va llenando poco a poco hasta que las 600 localidades est¨¢n pr¨¢cticamente ocupadas. Personas de todas las edades asisten a este particular cine aprovisionadas de palomitas y un kit de objetos caracter¨ªsticos de la pel¨ªcula: sombreros, pa?uelos y hasta instrumentos.
Son muchos los que han optado por mezclar varias actividades en el espacio tradicional de los cines de verano. Conciertos en directo, espect¨¢culos, c¨®cteles, peleas de globos de agua y un sin fin de actividades conviven en los patios donde se proyectan las pel¨ªculas. Cantantes disfrazados de Johnny Castle y Baby Houseman reciben a los asistentes. El intr¨¦pido profesor de baile y la joven inocente protagonista de ¡®Dirty Dancing¡¯ son los encargados de animar al p¨²blico de este particular cine de verano. El concepto de karaoke y cine, comenz¨® en Londres y se traslad¨® a Espa?a, donde actualmente se representa en M¨¢laga, Barcelona y Madrid. ¡°Hemos venido a celebrar mi despedida de soltera¡±, cuenta, entre risas, Sonia Mancebo. El p¨²blico se entrega desde el primer minuto: baila, canta y grita al son de la m¨²sica.
Aunque pudiera parecer una tendencia novedosa, en realidad es una vuelta al concepto al cine de verano que ten¨ªa lugar en las plazas y barrios de las ciudades y pueblos espa?oles. ¡°Siempre fueron recintos polivalentes. Desde los pueblos a las grandes ciudades, se usaron para actuaciones de orquestas y cantantes, bailes, obras de teatro, pero tambi¨¦n combates de boxeo y lucha libre¡±, cuenta Jes¨²s ?ngel Sanchez Garc¨ªa, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Santiago de Compostela.
El origen del cine de verano se sit¨²a a comienzos del siglo XX. Pero no fue hasta mediados de los a?os 50 y sobre todo en los 60 cuando tuvo su gran eclosi¨®n, con el desarrollo del turismo en el Mediterr¨¢neo. ¡°En 1956 hab¨ªa en Espa?a 4.490 salas permanentes y 796 salas de verano; en 1966, cuando se alcanz¨® la cifra de mayor n¨²mero de salas de cine en Espa?a, 8.193, el n¨²mero de salas de verano se hab¨ªa duplicado¡±, explica S¨¢nchez Garc¨ªa. En 2013, hab¨ªa 3.908 salas activas en Espa?a seg¨²n el Ministerio de Cultura. De ellas, 318 est¨¢n dedicadas el uso de salas de verano, seg¨²n el inventario de S¨¢nchez Garc¨ªa.
La crisis no ha sido f¨¢cil para las salas. Uno de los ¨²ltimos en cerrar fue Los Vergeles, en Granada, que llevaba abierto desde 1980, y que ahora se convertir¨¢ en un supermercado. En Murcia, el Auditorio Fof¨® y el Murcia Parque cierran tras 30 a?os en funcionamiento. Estar sujetos a la temporalidad, la necesidad de una fuerte inversi¨®n y la crisis econ¨®mica son las principales causas por lo que estos establecimientos han tenido que echar el cierre.
¡°Siempre hay intr¨¦pidos que creemos que se puede rescatar y dignificar el cine de verano¡±, dice Germ¨¢n Hughes, organizador del cine Garden Conde Duque. Al acceder al gran patio del antiguo cuartel, lo que menos se espera el p¨²blico es estar entrando en un cine. Hamacas, c¨®cteles, food trucks y un gran escenario central desorientan a los asistentes. La guitarra del cantautor Mikel Erentxun comienza a sonar y el p¨²blico se acerca al escenario para disfrutar del espect¨¢culo. Y no solo con m¨²sica, sino con clases de salsa y swing, guerras de globos de agua y brunch electr¨®nicos se combinan las proyecciones de las pel¨ªculas. ¡°No he venido al cine¡±, comenta Miguel L¨®pez, mientras se toma una ca?a.
Otra manera de regenerar el concepto de cine de verano tradicional se encuentra en el Palacio de Cibeles. Cuando comienza la proyecci¨®n reina el silencio absoluto. Los espectadores ven las pel¨ªculas con auriculares. Jes¨²s Mateos, director del proyecto, explica que la ac¨²stica del palacio no era muy buena y por eso decidieron usar auriculares. Lo que se ha convertido en un reclamo m¨¢s de este cine de verano. Exposiciones, eventos y una oferta gastron¨®mica, completan la lista de actividades de este lugar. ¡°Somos unos rom¨¢nticos¡±, confiesa Mateos. Y al final, en los cines de verano se ha dado una paradoja perfecta: se han reinventado y a la vez, han vuelto a sus or¨ªgenes.
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