Una comunidad ¡®indiscreta¡¯ en la nueva rambla de Sants
Los vecinos de un edificio denuncian la intromisi¨®n en su intimidad porque sus viviendas quedan a poco m¨¢s de dos metros del paseo elevado reci¨¦n inaugurado
A Deborah Carpe, vecina del distrito de Sants, la inauguraci¨®n el pasado s¨¢bado de los jardines de la nueva rambla del barrio la sorprendi¨® desde su casa y en ropa interior. ¡°Sal¨ª de mi habitaci¨®n y vi a dos personas que me observaban a dos metros de distancia¡±, cuenta desde el cuarto piso del 122 de la Rambla de Badal. Tras m¨¢s de 10 a?os de obras, polvo y mucho ruido, los ocho vecinos de este edificio denuncian que el nuevo paseo, de 760 metros de longitud y 12 metros de altura, viola su derecho a la intimidad y seguridad. Para hacerse o¨ªr, algunos han colgado carteles en sus balcones: ¡°Pisos con vistas al interior. La Casa de Gran Hermano: s¨ªguela 24 horas en directo¡±, se puede leer desde el tercero con las persianas bajadas.
La infraestructura empez¨® a proyectar su primera fase en 2003 para dar respuesta a una demanda vecinal hist¨®rica: silenciar el paso de los trenes de las v¨ªas y crear una zona p¨²blica de 21.000 metros cuadrados a trav¨¦s un ¡°caj¨®n ferroviario¡±. Deborah Carpe y Crist¨®bal Torregosa compraron el piso en 2008, con las obras ya iniciadas. ¡°?ramos conscientes de que se iba a construir un paseo. Pero jam¨¢s imaginamos que esto acabar¨ªa as¨ª. Si lo llegamos a saber, quiz¨¢s no lo hubi¨¦ramos comprado¡±, cuenta Carpe.La comunidad pide alargar la zona ajardinada o recurrir a alguna otra soluci¨®n que les asegure los cinco metros de distancia prometidos.
¡°Al menos podr¨ªan haber puesto una valla de dos metros de altura para que nos resguardara¡±, a?ade. Tambi¨¦n denuncian que el nuevo paseo comporta un peligro porque, aunque hay una barandilla a lo largo de la nueva rambla, la poca distancia de separaci¨®n hace muy f¨¢cil poder acceder a sus balcones. ¡°Con un tabl¨®n de dos metros pueden entrar en mi casa perfectamente¡±, dice Carpe.
¡°Fue en 2014, tras ver los planos casi definitivos de obras, cuando fuimos conscientes de la que se nos ven¨ªa encima¡±, explica su marido, Crist¨®bal Torregosa. Desde entonces, la comunidad de vecinos se organiz¨® y particip¨® en las reuniones de las comisiones de obras del Ayuntamiento para presentar planes alternativos. ¡°Propusimos que la zona m¨¢s cercana a las ventanas fuera un jard¨ªn con grandes cortinas vegetales, y no un paseo con bancos y luces, como ahora¡±, asegura.
Acciones legales
Seg¨²n Torregosa, no tiene sentido que el arquitecto decidiera precisamente instalar dos parques con luces en la zona donde el macroproyecto est¨¢ m¨¢s cerca de los edificios. ¡°?Por qu¨¦ no lo construyeron 20 metros atr¨¢s, donde los bloques est¨¢n a 5 metros?¡±, se pregunta indignado el vecino, preocupado porque la zona se acabe convirtiendo en una zona de botell¨®n. ¡°El pasado s¨¢bado ya vinieron unos j¨®venes a beber¡±, a?ade.
Desde el Ayuntamiento se ha ofrecido a los vecinos sufragar los gastos para instalar persianas que a¨ªslen al edificio de las miradas indiscretas de los viandantes. Pero la propuesta no termina de convencerlos. ¡°Estoy de acuerdo con su instalaci¨®n, pero resulta insuficiente. Si firmamos el acuerdo, tendremos que renunciar a que pongan la zona ajardinada. No estoy dispuesto¡±, dice Ismael Lucas Camps, vecino del tercero.
Camps ya est¨¢ preparando informes periciales para demandar al Consistorio. ¡°Tenemos las de ganar. No soy arquitecto, pero cualquiera que vea esto sabe que no tiene sentido¡±, explica el vecino mientras varios viandantes se paran frente a su casa para hacer fotograf¨ªas. ¡°Ves, si es que est¨¢n aqu¨ª al lado¡±, a?ade con un suspiro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.