Falstaff desembarca en A Coru?a

Falstaff, considerada por muchos como la obra cumbre de la creatividad verdiana, lleg¨® por fin a Galicia. M¨¢s de 63 a?os despu¨¦s del nacimiento de Amigos de la ?pera de A Coru?a, una producci¨®n dirigida por Gustavo Tambascio ha servido de marco para su presentaci¨®n en la ciudad. El maestro Aberto Zedda, como director musical, ha estado al frente de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, los coros Gaos y Minigaos y un gran reparto vocal, encabezado por Bryn Terfel (Falstaff); Ainhoa Arteta (Mrs. Alice Ford); Juan Jes¨²s Rodr¨ªguez (Ford) y Marianne Cornetti, que debutaba el papel de Mrs. Quickly.

La representaci¨®n del pasado s¨¢bado en el Palacio de la ?pera confundi¨® a m¨¢s de un aficionado al no responder a la acostumbrada y t¨ªpica estructura basada en una cierta alternancia de escenas con arias o cavalettas para lucimiento de los cantantes. Arrigo Boito, el libretista por excelencia de Verdi, es fiel a la inspiraci¨®n shakesperiana de Las alegres comadres de Windsor y su texto es pr¨¢cticamente el de una obra de teatro, de una divertida comedia en este caso. La m¨²sica de Verdi tiene en consecuencia el car¨¢cter (algo wagneriano en ese sentido) de un continuum teatral: sin esas piezas de lucimiento, subraya milim¨¦tricamente la acci¨®n e ilumina con vivos colores el car¨¢cter y evoluci¨®n de cada uno de los personajes.

La escenograf¨ªa de Antonio Bartolo demuestra que unos pocos elementos bien distribuidos y, sobre todo, una buena direcci¨®n de actores, son lo ¨²nico necesario desde el punto de vista dram¨¢tico para una buena representaci¨®n teatral u oper¨ªstica. En esta ocasi¨®n se habr¨ªa podido prescindir incluso de alg¨²n elemento del decorado. Esto habr¨ªa permitido en el segundo acto m¨¢s movimento de actores entre las candilejas y el foro, al que solo se pod¨ªa acceder con facilidad desde la mitad trasera del escenario.

La direcci¨®n de Tambascio fue sencillamente espl¨¦ndida, tanto en movimiento de grupos como en direcci¨®n de actores. El car¨¢cter y evoluci¨®n de cada personaje tuvo su encarnaci¨®n en protagonistas y comprimarios, que lograron as¨ª una gran actuaci¨®n. A destacar la enorme presencia esc¨¦nica de Terfel, la gracia y simpat¨ªa de Arteta, la picaresca de Cornetti y la versatilidad de Rodr¨ªguez, lleno de seriedad y sobria comicidad en su representaci¨®n de Fontana.

En el aspecto vocal, Arteta supo obtener momentos realmente brillantes de su papel pese a no tener ni una sola pieza de lucimiento. De Terfel, solo cabe decir que demostr¨® por qu¨¦ es el Falstaff m¨¢s requerido en la actualidad, tanto en el aspecto dram¨¢tico antes mencionado como por su poder¨ªo y versatilidad vocal. La actuaci¨®n de Cornetti es la segunda muestra en menos de una semana de su capacidad de adaptaci¨®n a personajes y g¨¦neros, despu¨¦s de su concierto del domingo 28 junto a Gregory Kunde.

Por su parte, Juan Jos¨¦ Rodr¨ªguez tuvo una excelente actuaci¨®n: el tinte oscuro de su voz fue veh¨ªculo id¨®neo para su Ford y estuvo soberbio en la escena con Falstaff. Francisco Corujo, bien conocido en A Coru?a, hizo un gran Fenton, sabiendo lucir tanto en su solo como en las partes a d¨²o con Ruth Iniesta (Nanetta), seguramente el gran descubrimiento de la noche por su voz de timbre limpio y brillante y su encantadora actuaci¨®n vocal y esc¨¦nica.

Algo m¨¢s gris luci¨® Cecilia Molinari, en el que es quiz¨¢s el papel m¨¢s desagradecido vocal y teatralmente del reparto. El resto de comprimarios ¨CFrancisco Jos¨¦ Pardo (Dr. Caius); Mikeldi Atxalandabaso (Bardolfo) y David S¨¢nchez (Pistola), cumplieron sobradamente en el aspecto vocal y fueron parte esencial de la gran altura esc¨¦nica de la funci¨®n.

Los coros Gaos, que dirige Fernando Briones, cumplieron bien su cometido. Muy buena afinaci¨®n y buena precisi¨®n en las entradas, pese a que hubieron de realizar movimientos esc¨¦nicos m¨¢s continuos y complicados que los de su actuaci¨®n de la pasada temporada en la funci¨®n de Il trovatore. En cuanto a los ni?os, aparte del encanto de sus voces, fueron el culmen de la magia visual lograda en el tercer acto por Tambascio, Bartolo y la preciosa iluminaci¨®n de Felipe Ramos.

La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia fue la gran orquesta de foso que estamos acostumbrados a gozar en cada representaci¨®n oper¨ªstica. Los distintos ambientes sonoros requeridos por la partitura fueron decididamente logrados desde el inicio de la funci¨®n. A destacar, los sombr¨ªos acordes del metal bajo entre el que pudimos ver de nuevo ¨Cy fue una gran alegr¨ªa para los fieles de la Sinf¨®nica- a Petur Eirikson, su solista de tromb¨®n bajo. Los solos de la trompa y de las maderas contribuyeron tambi¨¦n al gran ¨¦xito de esta noche.

De Alberto Zedda queda poco por decir. Su concepto de la ¨®pera y de la m¨²sica va mucho m¨¢s all¨¢ de la mera t¨¦cnica y de su ingente saber. Es la vida misma la que se manifiesta en cada una de sus actuaciones y en la inmensa vitalidad de sus 88 a?os. Y as¨ª condujo la parte musical de este gran Falstaff, con la vida viajando desde su cabeza y coraz¨®n. Vida que, a trav¨¦s de los nerviosos movimientos de su batuta, es convertida en sonidos por m¨²sicos y cantantes, para llegar como sentimientos al p¨²blico.

Y todo esto, con tan solo nueve d¨ªas de ensayos y trabajo. Enhorabuena a todos